Cap 13

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Los días en la preparatoria cada vez se volvían más estresantes, exámenes, trabajos por entregar, algunos proyectos y demás, me tenían demasiado atareado y muy estresado.

Desde hace semanas Kiernan y yo hemos estado planeando estudiar juntos para los exámenes y hacer algunos trabajos pendientes para que no tengamos que pasar por más dolores de cabeza.

Con los ojos medios cerrados por la desvelada de anoche veo entrar a la profesora al aula, es tedioso ver a un profesor entrar cuando lo que más quieres es dormir.

–Bien chicos, en parejas, les dejare un proyecto para entregar la próxima semana. –Lo que faltaba otro proyecto, mierda quiero mi cama.

–¿Nos juntamos?–Me dijo Kiernan.

–Si.

–¿Te encuentras bien?–Me mira con cara preocupada.

–Si, es solo que tengo demasiado sueño, no dormí nada anoche por hacer un trabajo. No te preocupes. –Me acerqué a ella y dejé un corto beso en su cabeza.

–Ok. –Me sonríe.

La profesora lleno literal el pizarrón con todas las características que tenia que tener dicho proyecto.

–Lo que faltaba. –Bufé.

–Tranquilo, entre los dos lograremos acabar éste proyecto.

–Amor es mucho, solo tenemos 6 días y medio. Contando después de salir de clase.

–¿Desde cuándo cuentas el tiempo Lynch?

–Lo siento estoy muy estresado.

–Tranquilo, nos podemos reunir hoy después de clases, y para no desperdiciar tiempo nos podemos repartir un poco el trabajo.

–Eres un encanto. –Le dejé un corto beso en los labios, por qué la profesora nos podía cachar.

Después de que las clases terminarán nos dirigimos a su casa. Mis papás sabían que estaría con ella, siempre estoy con ella luego de clases así que no tenían porque preocuparse.

–Pasa.

–Gracias, linda. –Entre, sin duda alguna era una casa espectacular.

–Tenemos que apurarnos, yo sirvo la bebida y botana, mientras tú sube a mi habitación y trae los libros que hay en el estante.

–Amor, yo no sé cuál es tu habitación.

–Al finalizar las escaleras hay un pasillo es la segunda puerta.

–Ok. ¿Hay alguien en casa?

–No, mis padres están en la oficina llegan hasta la noche. –Sonrió de lado.

–Por fin conoceré la habitación de mi novia.

–No seas tan volado Lynch.

–Perdón. Ahora vuelvo. –Subí las escaleras y tal como lo dijo un pasillo, abrí la segunda puerta. Una cama gigante con mantas de color rosa fue lo primero que vi, después cuadros de fotos cuando ella era pequeña, aproveche y le tome fotografías con mi celular a esos cuadros se veía tan adorable, era la habitación más ordenada que he visto en toda mi vida. Y por fin encontré los libros en el estante.
Bajé y ella estaba sentada en la sala, entretenida con el celular.

–Hola linda. –Le susurré cerca de su oído haciendo que se sobresaltara y asustara.

–¡Ross!

–Perdón, por cierto que linda habitación.

–Gracias.

–Es lo más ordenado que he visto en mi vida.

–La tuya igual está ordenada.

–Esa vez fue la única, deberías verla ahora, ropa regada por todos lados. Lo sé soy un completo desastre. –Me senté en el sofá.

–Eres mi perfecto desastre.

–Te amo.

–Te amo también Ross. –La besé, pero Dios sus labios son tan deliciosos que no podía parar de tenerlos contra los míos. La tomé de la cintura y la puse sobre mis piernas mientras nos seguíamos besando, con una mano acaricié su espalda por sobre la playera que traía puesta y con la otra le recorrí su pierna pero me detuve justo antes de llegar a su cadera. Me separé un poco de su boca para tomar aire y aproveché para bajar mis labios a la altura de su cuello para comenzar a besarlo.

–Ross...–Dijo en un jadeo. No escuché la seguí besando. –Ross, yo no... –La seguí besando... –Esto comienza a gustarme pero no... –Succione su piel dejando un pequeño chupetón en un lugar no tan visible de su cuello y ella soltó un pequeño gemido. –En serio, Ross si no paramos ahora ya no podremos después...

–Amor... Esto es... –No pude terminar ella tiro de mi cabello y yo gemi. Después solo me dejó un corto beso en los labios y se levantó.

–Lo siento no puedo, aún no me siento lista para hacerlo.

–Perdoname, no quiero que pienses que soy ese tipo de hombre que solo quiere sexo.

–No te preocupes amor. Pero veo que las cosas se encienden muy rápido. –Miro hacia mi entre pierna y no, mierda, me tapo con un cojín.

–Perdón esto no es muy fácil de controlar. –Reimos.

Nos apuramos al trabajo cosa que me ayudaba a tranquilizarme y resolver el problema de ahí abajo.

Casi llegando la noche fui a mi casa.

Todo por ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora