☆♡Prólogo♡☆

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El sol con su brillante luz quemaba mi rostro, con dificultad pude abrir mis ojos, sentí un gran dolor de cabeza, intesificandose cada vez más, y me preguntaba ¿Qué demonios pasó ayer?

Joder, joder y joder de nuevo.

Miré hacía mi alrededor y pude observar árboles, y eso me pareció mucho más raro de lo normal.

Me percaté de que... ¿Estaba en el techo de la casa?, habían diversas botellas en el techo, e incluso un viejo desmayado desnudo solo con un calzón y un sostén sobre su cuerpo, estaba completamente rojo... espera, ¡¿Ese no es el vecino Rowrester?!

De mí quería salir una carcajada pero luego me di cuenta que había una chica en la piscina de boca abajo como si estuviera muerta, me asusté porque tenía el mismo traje de baño que Angie, mi mejor amiga.

Quise bajar lo más rápido posible pero me caí en el intento, ocasionando un dolor en mi tobillo izquierdo. Mis gritos hicieron que el Señor Rowrester se levantara exaltado y cayera en la piscina, esta vez no me pude aguantar las risas dejando a un lado el dolor continúo de mi tobillo.

Me levanté y caminé un poco cerca de la piscina, traté de acercarme lo más posible a Angie e intentar tomarla de su brazo, sin que me salpicara una sola gota.

Sin embargo el Señor Rowrester me tomó de la mano y me jaló, yo me asusté mucho y caí en la piscina gracias a su fuerza.

Cuando estuve inerte me fijé que el Señor Rowrester no sabía nadar, y prácticamente se estaba ahogando, yo no iba a hacer nada, obviamente, ese señor me cae super mal, siempre anda de chismoso y metiche en mi casa, no me extraña que haya estado en mi fiesta. Además primero tenía que ver si Angie estaba viva.

La volteé y la pendeja me asusta.

—Inhaló el aire exterior, quejándose de no poder respirar bien —¡Joder! ¡cuanto te has tardado! —empezó a reírse con un poco de dificultad.

—Estúpida me asustaste, creí que estabas muerta —dije saliendo de la piscina —¿Sabes? Me torcí el pie por venir a salvarte, y para completar aparece el gordo de mi estúpido vecino —Angie empieza a reírse como una foca con epilepsia.

Suspiró —Por cierto ¿dónde está? —señalé a la piscina donde se encontraba de la misma forma que estaba ella antes, una señal de que si estaba ahogado.

Empezamos a reír a carcajadas pero no duró mucho, en ese momento una voz conocida se empezó a relucir detrás de nosotras, joder, era mi madre, y estaba furiosa. Las dos nos volteamos y pudimos visualizar a mis padres, los dos con los brazos cruzados con las caras de que definitivamente no tuvieron un bonito día, y a penas eran las 10:32 de la mañana...

¡Joder! ¡Nos Enamoramos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora