6. Esto no es lo que esperaba. ☆

60 7 0
                                    

POV/PDV.- Angie

Y allí estaba yo, en frente de unas grandes compuertas, pero junto a mi mejor amiga.

Casi ni se molestaron en hacerme una despedida digna, me refiero a mi hermosa familia.

Esto parecía prisión realmente, joder.

Espero que no sea un internado militar o algo así, no sé.

Vaya, ¿quién lo diría?

Estaba tan distraída observando el lugar que no me percaté de que ya se habían ido los responsables de que estuviéramos aquí.

Sí, supongo que nos veremos en vacaciones.

Volví a la realidad y lo primero que vi fue a Iris hablando con un guapo chico, "Iris no pierdes tiempo" fueron las palabras que pasaron por mi cabeza.

De acuerdo, es suficiente, tengo que hacerle frente a este "imperio".

Me acerqué al chico y a Iris, con mi respectivo equipaje.

Ese chico tenía unos hermosos ojos verdes detrás de unas vitrinas de cristal, llevaba una camiseta que resaltaba notablemente su esculpido cuerpo.

—...¿Cuánto tiempo llevas aquí?—el chico acomodo sus lentes con su dedo índice.

—¿Aquí? 3 años—el chico nos mostró una reluciente sonrisa— Es agradable, les gustará, sólo es cuestión de tiempo—¿¡3 malditos años!? Impresionante— Les propongo algo, vayan a instalarse en sus habitaciones y luego les mostraré el lugar, ¿de acuerdo?

—¡Claro!—respondimos al unísono y nos regalamos unas sonrisas cómplices.

—Que buen animo—rió— Por cierto, mi nombre es Jhosh, y ustedes deben de ser...—miró una clase de lista—Iris Henderson y Angie Brooke—asentimos— bien, aquí están las llaves de sus dormitorios—¿Dormitorios propios? Esto me está gustando— Nos vemos más tarde—Jhosh se retiró y nosotras quedamos totalmente solas en aquella habitación lujosa.

—Iris... esto está mejor de lo que me esperaba; chicos lindos, dormitorios propios, lugares amplios y lujosos y no puedo imaginarme como será la comida...

—Angie joder, no te emociones tanto—rió burlonamente — ¿qué número de dormitorio tienes?

—86, tercer nivel—vaya, este lugar parece ser grande.

—Demonios—fruncí el ceño para preguntarle directamente que sucedía.

—¿Qué?

—Dormitorio 54, segundo nivel ¿y ahora?—joder, que puta mala suerte.

—No te preocupes Iris nos veremos de nuevo en un rato, por ahora estoy muy cansada y mi misión es acostarme en mi linda cama—intenté tranquilizarla porque era malo que nos separáramos, pero es cierto, estoy exhausta.

Fui interrumpida por un bocina de la cual salía una voz masculina:

"Se les agradece a los de nuevo ingreso dirigirse a la dirección. Gracias por su atención."

Genial, ahora todos se enteraron que hay nuevas chicas, ke emoshion.

Tomé mi equipaje y subí en el elevador.

—¿Qué esperas?—pregunté a mi pendeja compañera de travesuras.

—Nada—subió directamente, no había entendido la actitud de Iris en ese momento, sin embargo, no le presté atención.

Llegó el momento en el que habíamos llegado al segundo nivel.

Iris se bajó, y quedamos en encontrarnos después, para ver que quería el director.

Llegué al tercer nivel, las puertas del ascensor se abrieron lentamente, pude notar que en el pasillo habían chicas y chicos y estos sólo se quedaron fijamente observándome de una manera ¿extraña?, si se podría decir así.

Afirmé con determinación y me adentré en aquella búsqueda por los pasillos a mi habitación, era todo lo que deseaba en ese momento.

Mis pasos cada vez eran más largos, ya que había muchos de los chicos que me miraban con cara de pervertidos, y luego estaban las chicas, mirándome con cara de asco, simplemente me incomodaba.

Y por fin, "Habitación 86".

Coloqué la llave en el cerrojo y abrí lentamente, y... ¿adivinen?

Habían 3 pares de ojos observándome directamente, ¡Demonios!

¿Por qué pensé que sería un dormitorio individual? ¡claro que no lo sería!

No pensé que mi estadía aquí iba a ser así.

Fantástico, lo que faltaba, los 3 eran chicos.

Uno de ellos, ojos color verde, tez canela y con cabello totalmente despeinado (aunque admito que no estaba tan mal) se dirigió a mí:

—Hola lindura, creo que te equivocaste de puerta—rió y el otro chico que estaba a su lado lo hizo también.

—¿Estás de broma? yo también espero que me haya equivocado de dormitorio—noté la expresión que su rostro mostraba, no sé si era mi imaginación, pero los dos estaban viendo mis pechos, ¡mis compañeros de cuarto son unos malditos pervertidos!

¿Cómo es posible que el director permita que comparta cuarto con chicos?

A parte de los dos pendejos que me miraban como si me fueran a comer, había uno de ellos, que ni me notaba, me ignoró completamente, pensé que todos eran pervertidos, pero él me hacía dudar de la mitad de cosas que pasaban por mi cabeza, sólo estaba allí, arreglando sus cosas, concentrado y aunque me vió llegar al parecer no le importó en lo más mínimo, eso me pareció de alguna forma... raro.

Estaba totalmente inmersa en mis pensamientos que el otro chico que tenía unos grandes ojos grises, hermosas pestañas y labios irresistibles, empezó a mover su mano delante de mi cara y a llamar mi atención.

Dejé mis pensamientos atrás.

—...¿Estás bien? ¿quieres sentarte?—vaya, después de todo creo que él me cae bien.

—Emm... sí, est...

—Ay ya, ella está bien, deja de ser tan así, me enfermas— enfatizó uno de ellos.

—Cállate idiota... ¿te importa?—me miró arrugando su frente.

—¡Me importa un cacahuate!, no quise venir aquí al principio, mi viaje fue largo, estoy cansada, y ahora que llegué, me encuentro con "compañeros de cuarto", que discuten entre sí—el chico que acomodaba sus cosas levanto su mirada hacía mis ojos, me di cuenta y rápidamente desvíe mi vista. 

—No sé quien eres, y no me importa mucho saberlo pero baja la voz o te callas—y... perdió su encanto misterioso. Los otros dos chicos se miraron entre sí y luego me miraron a mí, al parecer esperaban una respuesta de mi parte.

Nadie me trata así, y se arrepentirá de haberlo hecho.

—No sé que te crees tú y tampoco me apetece averiguarlo, pero no tienes idea de con quien te has metido

—No me importa, te lo aseguro.

—No te pregunté si lo quieres saber o no, porque de igual forma conocerás lo peor de mí. 

—Te conoceré y al igual que todas caerás a mis pies preciosa.

Lo miré retativa y el también hizo lo mismo, sinceramente estaba muy lejos para saber el color de sus ojos, pero lo que sé, es que los míos ardían.

¡Joder! ¡Nos Enamoramos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora