18. 7 Minutos en el Paraíso. ☆

43 8 1
                                    

POV/PDV.- Angie

—Déjame ayudarte—le pego con mi mano izquierda a Leonardo—, si sigues así, te mancharás toda—me limpié la boca y bajé el retrete.

—Terminé—caminé al lavamanos y me enjuagué la boca. Lo que sea que haya sido que Leonardo me hiciera tomar me han dado ganas de vomitar. Y si se preguntan, sí, Leonardo está en el baño conmigo.

—Orina—lo veo sin saber que está diciendo.

—¿Qué?

—Orina mezclado con whisky fue lo que tomaste—sentí que me iba a dar algo.

—Dime que es mentira Leonardo.

—No lo es.

—Te odio—quería gritar—. Sal de aquí, antes de que te mate—se va. Cierro mis ojos y suspiro. Se abre la puerta.

—Pero si lo piensas...—lo interrumpo.

—¡Lárgate!—cierro la puerta con seguro. Me vuelvo a enjuagar la boca. Es increíble creer que he probado orina. Y de sólo pensarlo me dan nauseas.

Cuando salgo, esperaba encontrarme con Leonardo, pero al contrario se ha ido. Suspiro y bajo las escaleras. La migraña está apareciendo. De igual forma trataré de disfrutar la larga noche que me queda.

Me siento en el mueble de la sala, dejo salir todo el aire que contengo.

—¿Estás bien?—observo a Melody que se sienta a mi lado. Ella va hermosa, con un vestido negro, unos tacones altos y su cabello amarrado a una cola con un hermoso diseño a los costados.

—Sí, claro, si estar bien es haber probado la orina de un desconocido—fruncí el ceño.

—¿Lo dices en serio?

—Sí, estaba pensando en voz alta—vuelvo a suspirar—, debo añadir que es una grandiosa fiesta, no lo niego. Pero está no es mi noche.

—Vamos, cualquier noche es esplendida si sube un poco el ánimo—se levanta y me extiende su mano— Bailemos.

—¿Y Leonardo?

—Me ha abandonado. Creo que ya no soy lo que él quiere. Hemos tenido una fuerte discusión, y concuerdo contigo de que tampoco es mi noche. Pero no todos los días se hace una fiesta grande y extraordinaria, bueno todos los fines de semana sí, pero todos los días no—tomo su mano y me levanto. empezamos a bailar y a beber. Ya me había olvidado de que fue lo asqueroso que tomé.

Después de algunas horas bailando y de estar borracha. Me vuelvo a sentar en el mueble, esta vez Melody no está cerca para impedírmelo. Sin pensarlo me estoy riendo, esta noche sí que fue una locura, y ni pensar en Leonardo ese sexi chico que tanto odio y que me vengaré por lo que me ha hecho hoy.

—Estoy hecha un lío—Iris se sienta a mi lado y cierra sus ojos.

—Dímelo a mí.

—Creo que hoy no fue nuestra noche.

—Definitivamente no fue nuestra noche—afirmo y las dos nos miramos, inmediatamente comenzamos a reír.

—Quisiera hacer lo que me plazca. Ganas no me faltan—se queda mirando fijo.

—¿Y quién te lo impide?—sonreí.

—Reto—ríe orgullosa.

—Besa a ese chico guapo de allá.

—Ni pensarlo dos veces—se levanta y se acerca a él. Era un chico alto, con un cuerpo definido, sus ojos azules y su piel clara. Joder, porque se la puse tan fácil a Iris, debía ponerle al de lentes saca mocos que está sentado en una esquina. Ahg. Iris tenía suerte, le puse a un semidiós, espero que conmigo no se pase de mala.

Llega hasta él e intercambian unas palabras, luego ocurre lo que tanto ella ansiaba. Lo besó, y salvajemente. Luego se separan y él se queda estupefacto con lo que acaba de hacer mi mejor amiga. Ella le sonríe y se vuelve hacía mí, limpiándose la comisura de los labios.

—Fácil—ruedo los ojos—. Bien tu turno—se sienta— Juega 7 minutos en el paraíso.

—¿Me hablas en serio?—ella asiente—, coño Iris te puse un reto fácil, no seas así.

—Ve, dijiste que nada te lo impediría—suspiro.

—Está bien. Conste Iris, conste que yo no fui mala—caminé a la mesa donde estaban jugando, Iris iba detrás de mí—. Jugaré.

—Angie, que buena elección—Tifanny nos hace sentar—. Iris, ¿Jugarás?

—No, estoy bien gracias—ruedo los ojos. Juro que el siguiente reto no será tan fácil.

—Bien, entonces giremos la botella—la gira. Ésta se detiene. Levanto mi mirada a ver quien ha sido el afortunado que tiene que probar mi sabrosura. Y me obligo a pegar un pequeño gritito ahogado— Angie, Leonardo, al armario.

Esto es más que increíble. ¿Cómo diablos no me fijé quienes eran mis compañeros de juego?. Ahora sí que juro por toda mi familia, que descuartizaré a Iris.

—Angie ¿qué esperas?—le gruño a mi mejor amiga que se anda riendo de mi fracaso. Creo que en este momento preferiría mil veces a el nerd de lentes que se saca los mocos que al imbécil de Leonardo. Me levanto y caminó detrás de él.

Cuando se cierra la puerta del armario. Leonardo me mira indiferente.

—Ni pienses que entre tú y yo sucederá algo—comento rápidamente.

—No pensaba en eso—susurra.

—Pues que bueno—cruzo mis brazos.

—Hace mucho calor, ¿No crees?—asiento

—Ni modo, estamos encerrados en un armario, ¿Qué esperabas? ¿Aire acondicionado, comida y un masaje en los pies?

—Tal vez—ríe y a continuación se quita la camisa.

—¿Pero qué estás haciendo?

—Ya te lo he dicho, tengo calor. Estaremos por mucho tiempo aquí, y si no haremos nada quiero esperar cómodo—no digo nada, me acerco a él y procedo a quitar mi camisa— ¿Qué... estás haciendo?

—Yo también tengo calor.

—Joder Angie. ¿Cuánto has bebido?

—No tienes derecho a regañarme—me acerco más a él—. Entre tú y yo no pasará nada...—cuando estoy lo suficientemente cerca toco sus labios con mi dedo— nada de lo que queramos arrepentirnos.

Nos besamos, como lo sospeché su aliento aún era de menta. Y sus labios, Joder. Creo que me metí en el propio infierno. Al principio sus besos eran suaves y luego se intensificaron con mucha pasión, jamás probé algo tan rico como sus carnosos labios. Me equivoqué no había entrado al infierno. Había traído a la vida al mismo diablo.

Sus labios aún besándome, y sus manos acariciándome. Metió su lengua tratando de descubrir cada rincón de mi boca. Este hombre en una noche se convirtió en mi adicción...

¡Joder! ¡Nos Enamoramos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora