54. Ser sexy debe ser pecado. ☆

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POV/PDV.- Angie

—¿Ya estás mejor? —Leonardo se sienta a mi costado. Me da una pequeña botella con agua mineral dentro.

—Si, estoy muy bien —tomó el agua y la destapo torpemente causando que la tapa cayera al suelo. Él suspira y la recoge, no fue mi intención lanzarla para que él fuera a recogerla. Sí, bien estoy molesta, pero no tanto para tratarlo como un esclavo.

—Melody dice la verdad —muy bien, creo que se merece que lo trate peor que peor. No sé si lo que acabo de pensar exista pero es un hecho.

—O sea que todo lo que dijo es verdad.

—Espera, ¿Qué más dijo?

—No... no importa —añadí sin poder hablar, un nudo en la garganta lo evito.

—Ángel —levanto la mirada.

—No me digas así —es la primara vez que lo escucho llamarme de esa forma y creo que me gusta.

—De acuerdo, Ángel —ruedo los ojos—, quiero que sepas que no sé que fue lo que te dijo Melody completamente, pero lo único que sé es que tengo un pasado y soy consciente de todo lo que he hecho. Melody y yo teníamos conexión hasta un debido punto, pues habían cosas que no me gustaban de ella. Y al saber eso, sabía que no era la correcta, porque se supone que si estoy enamorada de una persona debo amar y querer completamente todo de ella, tanto sus sentimientos como su físico. ¿Entiendes lo que quiero decir? —asiento como una niña, tratando de detener las lágrimas que querían brotar por mis mejillas. Era como si estuviera siendo de alguna forma regañada por él.

—¿Y qué es lo que me hace diferente? —él me ve atentamente.

—Sé que aun te sigo conociendo, pero ahora, en esté preciso momento, amo cada parte de ti.

—¿Cómo puedes estar seguro de ello?, creo que debe haber algo en mí que odies.

—De acuerdo, cuando seamos ancianos y nos tomemos de las manos te diré cada una de las cosas que amo de ti completamente, por ahora, estoy 99% seguro de que eres perfecta de los pies a la cabeza.

—Siempre hay un 1%, ¿Cuál es está vez?

—Ese pequeño pero importante 1% es mi voz diciendo que eres perfecta, pero como mi voz es horrible no merece estar en ti —entonces reí, pero a mi mala suerte las lágrimas que estaba intentando contener salieron y ahora parecía una foca riéndose y llorando a la vez. Leonardo me siguió.

—Tu voz no es tan fea —restregué mis ojos y limpie mis mejillas, él quito mis manos y ahora era él quien las limpiaba.

—Lo es, al menos para mí.

—Somos personas distintas que piensan diferente. 

—Creo que somos personas distintas que aman sus diferencias —sonreí—. No lo arruinemos ¿Si?

Me quede pensando por un largo momento en que decir —¿Me mostrarás el tatuaje?

—No hay tatuaje, Ángel —¿qué? ¿qué?

—¿No hay? —él niega sonriente—. ¿Entonces, no me dijiste que lo que dijo Melody es real?

—El día en que me hice el tatuaje... —lo interrumpo.

—Ajá, pero entonces. ¿Hay o no hay?, porque ya me estoy confundiendo —ríe.

—Si hay. ¿Ahora puedes escucharme? —asiento— el día en que me hice el tatuaje estaba en un mal momento, estaba borracho y lo hice por diversión, y solo acepte porque ¿Puedes creer que pensé que al día siguiente se me quitaría? —reí y él me sigue—, si fui un completo imbécil en ese momento, pero estaba borracho, no tenía otra mentalidad. En fin, al día siguiente al darme cuenta del tatuaje y donde estaba ubicado, me sentí miserable, créeme cuando te digo que fue la tercera vez que terminaba con Melody, y está vez era definitiva, o eso creía. 
Aunque no lo pienses, lo tuve por una semana, poco después lo tape con otro tatuaje arriba de él. 

—¿Entonces lo tapaste con otro tatuaje? —pregunte con mucha curiosidad.

—Sí, ¿Qué? ¿Quieres verlo? —sonreí, él ríe divertido.

—Quizás. Pero deja de creerte la gran cosa.

—Pues, creo que vale la pena creerme la gran cosa, porque cuando lo veas, te va a parecer muy sexy, ya lo verás —reí.

—Ja-ja —él me acerca más a su cuerpo.

—Ser sexy debe ser pecado, si es así, ya estaría en el infierno —río más fuerte por lo que ha dicho.

—Ay por favor, suena muy tonto. Además es malo que seas sexy, la idea es que yo solo te pueda ver de esa forma, no que todos te vean así —él rueda los ojos mientras me deja una cadena de besos por todo mi rostro. Se separa y me observa atento. 

—El hecho de que todos me vean sexy, no quiere decir que quiera serlo para todas las personas, quiero que solo tú me veas de esa forma. Inclusive, no es mi culpa que sea sexy. ¿Acaso decidí que fuera sexy?, pues no, aunque sí, prefiero ser sexy —puse mi mano en su boca.

—Muy bien sexy, basta de decir sexy —me dio un delicado y suave beso. 

Al día siguiente

—¡Gracias!, ¡No seas precavido! —Iris grita en voz alta mientras se limpia su camiseta negra. 

Luke ríe —Bueno, bueno, lo siento.

—Okey, okey, mi turno —anuncia Thess. Ella comenzó a empujar con su nariz el pequeño vaso de salsa hasta el borde de la mesa. Liam veía el cronometro constantemente. Si se tardaba más de 1 minuto perdía. Ella antes de que el timbido sonara, tira el vasito de plástico al suelo.

—¡Sí! —grita Liam, luego Thess se levanta alegre y se abrazan celebrando. 

—Ya pues, no celebren mucho, es solo un punto —gruñe Leonardo, le doy un pequeño golpe. Se levanta de su silla y camina hasta la mesa—. Es obvio que Ángel y yo ganaremos. 

Hace su jugada y cuando él pierde ruedo los ojos en modo de estupidez. 

—Sí, sí. ¿Quién va a ganar ahora, cabeza hueca? —Iris se levanta del sillón y le da un golpecito en la cabeza a Luke—. Hey, vamos es tu turno.

—Vale, es la ultima partida, ya saben lo que pasa si pierden —responde Thess.

—Claramente, pero no perderemos —responde ella.

—Eso piensan —Liam concluye. 

Ellos juegan su partida, y luego de que Luke ganará e Iris perdiera se detienen en medio de la habitación sin saber muy bien que decir.

—No lo vamos a hacer —todos nos ponemos de pies.

—Saben que tienen que hacerlo.

—Pero Angie y Leonardo también perdieron no es justo.

—Pues no chica, ganamos un punto más, te toca —le seguí el juego. Me divertí al ver su cara, me devuelve una mueca gruñona. 

—Bien, ¿Donde?

—En el campus, pues ¿Dónde más?, vamos, vamos, saliendo. 

Todos salimos y tiempo después nos encontramos en la cancha central del campus. Ellos se posan en el centro de la cancha de fútbol, y solo se miran incómodamente sin saber muy bien que hacer. Desde las gradas grito.

—¡Saben que es lo que tienen que hacer, solo háganlo! —vuelvo a sentarme al lado de Leonardo. 

Ellos nos ven y vuelven a verse. Entonces siento una presencia que se sienta justo a mi lado. Giro mi cabeza y observo a Ethan viendo con la cabeza ladeada justo hacía ellos. 

—¿Qué hacen? —susurra él. 

¡Joder! ¡Nos Enamoramos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora