2. Dime que es una broma. ☆

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POV/PDV.- Angie

Salí de la casa de Iris, me dolía mucho la cabeza pero podía tolerarlo.

Caminé unas 2 cuadras y ya había llegado a mi preciado hogar.

Relativamente mi casa quedaba cerca de la de Iris, pero sentí que caminé mucho más de lo normal.

Suspiré profundamente y me alivié un poco.

Cuando estaba decidida a abrir la puerta de mi dulce hogar, está se abrió antes de que yo pudiera tocarla.

Mis ojos se abrieron como platos y mi corazón empezó a latir fuera de lo normal. Era mi padre.

—Vaya, vaya...—empezó a reírse sarcásticamente, me pareció extraño así que hice lo mismo, sólo que yo estaba nerviosa.

De un momento a otro dejó de reírse y el silencio reinó pero él me miraba intimidantemente.

Al final se cruzó de brazos, ya sabía a que venía esto.

—Creí que ya no tenías casa—me miró de arriba a abajo y notó que estaba mojada—. Diablos Angelly, ¿qué te pasó? ¿te lanzaste de un puente o algo parecido?

—Ja ja ja que chistoso—puse mis ojos en blanco.

—¡Apestas!—se empezó a reír tapándose la nariz con dos de sus dedos.

—No tenías que recordarmelo—fruncí el ceño— ¿Ya puedo pasar?

—Cuida tu tono señorita y deja de mirarme así —me dio el espacio suficiente para que pudiera entrar a la casa.

—Gracias—le respondí con un toque sarcástico y me dispuse a entrar a mi habitación de una vez por todas.

—Espero que no tardes tanto en volver necesito decirte algo que de seguro te encantará cariño... —esas fueron las ultimas palabras que escuché antes de entrar a mi habitación y cerrar la puerta con las ultimas fuerzas que me quedaban.

Antes de entrar por completo a mi habitación pude observar al estúpido de mi hermano dormido en mi cama.

—¿¡QUÉ HACES AQUÍ PENDEJO!? ¿Cuántas veces te diré que no entres a mi cuarto sin mi permiso?—se despertó de un brinco y frunció el ceño suspirando profundamente.

—Buenos días hermanita, yo estoy bien ¿y tú?, me alegro, aquí durmiendo—su voz es tan irritante cuando dice eso, pero es el mejor hermano del mundo aunque no se lo diga.

—Joder Tayler, siempre me jodes, vete de mi habitación ya, es lo mismo contigo siempre—pude percibir su sensación de asco con tan sólo ver la expresión de su rostro.

—Hueles mal, ¿estabas tomando? Demonios, pensé que ya te habías ido, te he dicho que tu habitación será mía—¿qué me había ido? ¿a dónde? Es un insoportable, ¿de qué habla?

—¿De qué hablas? ¿A dónde voy a ir?

—¿Papá no te ha dicho...? Bueno, creo que yo, me iré a desayunar—se levantó, pero lo sujeté de los brazos y lo miré fijamente aunque el fuera mucho más alto que yo.

—Aguarda, ¿a qué te refieres? Dime o te prometo que te haré la vida imposible—lo mire retativa.

—Angie, no quiero problemas ¿Sí?—le pellizque el brazo— ¡AUCH!

—Dime lo que sabes—ya se me está acabando la paciencia.

—Joder Angie, de acuerdo, de acuerdo—asintió— Escuche a mamá hablar con papá...

—Al punto—interrumpí.

—Si me dejas hablar quizás podría contarte lo que escuche—me crucé de brazos—, idiota...—susurró, pero logré escucharlo, así que le pegué en el brazo.

—Joder Angie, deja de torturarme, eso dolió ¿eh?—se quejó, pero me daba igual— En fin, te llevarán a una Academia durante un tiempo, junto a Iris, ¿feliz?

—¿QUÉ?—le pellizqué nuevamente y lo empujé a la cama— ¡PAAAPÁ!

—No me jodas Angie, ¿quieres dejar de hacer eso?—se tocó la nuca suavemente— ¿Y qué culpa tengo yo?

—Eres un completo imbécil—fruncí el ceño.

—Y tú la hermana más hermosa—sonrió y mis mejillas ardían de la rabia— ¿ves? No hay necesidad de insultarnos. 

—Vamos Tayler—me senté en la cama, y pusé mi cara triste, sé que le parezco tierna cuando lo hago— Ayudame Tay, no quiero irme.

—¿No te quieres ir? Vaya, si yo fuera tú ya estuviera haciendo mi equipaje—rió.

—No lo entenderías, aquí está todo, TODO, ¿sabes?—miré al suelo— Mis amigos, mi habitación, mis cosas, mis lugares favoritos, mi vida totalmente, y me asusta dejarlo atrás.

—Oye, oye, oye, ¿qué pasa Angie? Sabes que cuando estás así me pone mal—acarició mi mejilla. — Algunas veces hay lugares que te hacen dar cuenta de lo pequeño que son los problemas, y allí es donde podemos encontrar la felicidad inesperadamente, ese lugar puede ser uno de esos. Te conozco desde hace mucho tiempo, y, sé que eres una chica que a veces necesita alejarse de todo para encontrarse consigo misma, y esta, es tu oportunidad—sujetó mis manos, lo miré incrédula, no conocía esa parte de él.

—No entiendo—suspiré— No entiendo como has visto lo malo de mi, y aún así, estás conmigo y no te rindes en animarme, siempre me canso de intentar hacer las cosas distintas y obtener lo mismo, es frustante, pero tú, estás allí apoyándome—no pude evitar sonreír.

—Eso es, porque soy tu hermano, y te prometo que siempre estaré allí, idiota—no pude evitar reír y finalmente le di uno de los mejores abrazos que tenía tiempo sin dar— Listo, ve a ducharte, apestas a vomito.

—Imbécil, te crees muy gracioso.

—Escuche gritos ¿pasa alg...? Vaya... ¿me perdí de algo?

—Lo dudo, solo alguien que necesita un baño—se levanta dirigiéndose a la puerta tapándose la nariz y riéndose.

—Estoy de acuerdo—los dos salen de mi habitación con las risas que me fastidian todos los días.

—¡Dejen de fastidiarme con mi maldito olor!—grité pero no creo que me hayan escuchado.

Quizás Tayler tiene razón, quizás sea lo mejor, o eso espero.

Tan sólo quiero que salga diferente, esta vez...

¡Joder! ¡Nos Enamoramos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora