Callejeamos un buen rato, sin llegar a correr en ningún momento, aunque ganas no me faltan. Sin embargo, no nos detenemos ni para buscar el mejor modo de despistarlos. Sé que son varios porque me lo ha dicho Chris, yo he sido incapaz de ver a ninguno todavía. Claro que tampoco me atrevo ni a mirar hacia atrás por si me ven ellos a mí. Admiro la mente fría que tiene Chris en este momento.
-¿Estás segura de que nos siguen? -le pregunto de nuevo unos cuantos minutos después y hago el amago de girar la cabeza cuando la curiosidad puede más que el miedo.
-No mires -me frena- y sigue caminando. He perdido de vista a uno de ellos.
-¿Lo hemos despistado?
-O intenta rodearnos -sugiere, mirando hacia atrás al girar en la siguiente calle.
-Esto parece de película -estoy empezando a ponerme nerviosa, si acaso no lo estaba ya desde que me dijo que nos seguían. Solo han pasado unos minutos desde entonces, pero a mí me parece una eternidad- ¿Tienes alguna idea de quienes pueden ser?
-Una bastante ligera -susurra, y por cómo lo dice, está claro que es mucho más que eso, pero no añade más y yo no me animo a insistir. No estoy segura de querer saberlo.
Después de atravesar unas cuantas calles más, me arrastra al interior de una cafetería, con tanta rapidez, que apenas consigo mantener el equilibrio. Si no me tuviese sujeta por un brazo, seguramente habría acabado en el suelo.
-No tenemos mucho tiempo -me aborda en cuanto nos escondemos de la vista de los de fuera-. El que nos sigue es Josh y...
-¿Tu ex? -pregunto sorprendida, aunque en realidad debería haber pensado en él desde el principio-. Habías dicho que no te molestaría si no... ¡oh, mierda!
-Sí -asiente-, mierda.
-¿Crees que te vio cuando te presentaste en la ceremonia de Archer?
-Aquel día me pareció ver a alguien conocido, pero pensé que los nervios me habían traicionado, así que no volví a pensar en ello. Si está aquí ahora es porque ese alguien le dijo que había vuelto a California. Estoy segura.
-Pero ha pasado mucho tiempo desde entonces -no puedo creer que sea tan rencoroso. Ni que se tome tantas molestias después de casi tres años.
-He visto la ropa que llevan los que nos persiguen -habla con pesar- y creo que ha vuelto a la banda. O les ha pedido ayuda para localizarme, lo que vendría a ser algo parecido en este caso.
-Tenemos que pedir ayuda -suena a desesperación, pero a estas alturas es lo que siento.
-A eso iba -asiente-. Quiero que te quedes aquí y...
-No -la interrumpo, a sabiendas de lo que pretende-, no te vas a hacer la heroína.
-Esto no es una democracia -me increpa- y vas a hacer lo que yo te diga. Te vas a quedar aquí y yo saldré de nuevo para intentar despistarlos.
-¿Y si no puedes?
-En cuanto salga por esa puerta -la señala-, llamarás a Loman para que...
-No -me niego a que salga de nuevo-. Los vamos a llamar ahora, las dos juntas.
-Por favor, Zandra -me ruega-, haz lo que te pido. No tardarán en averiguar que nos hemos escondido y si me encuentra, no quiero que estés conmigo.
-Si te encuentra -insisto-, no quiero que estés sola. Llamemos ahora a los muchachos y los esperamos aquí.
-No es tan sencillo -insiste a su vez.
Pero a pesar de que se niega un par de veces más, consigo convencerla y los llamamos a todos, uno a uno. El problema es que ninguno de ellos responde.
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Zandra (Saga SEAL 4)
ActionZandra acaba de perder a su marido y dar a luz al hijo que ambos esperaban con tanta ilusión. Pero ha aparecido alguien inesperado en su vida, que amenaza todavía más su ya inestable corazón. Segura de que lo que siente es una traición a su difunto...