Mando a Byong al baño para que se lave manos y dientes mientras yo me encargo de recoger la mesa y preparar el lavavajillas, Jeon me ayuda, pero hay algo que necesito hacer, que necesito preguntarle de una vez por todas.
Me apoyo sobre la encimera, necesito respirar con algo de tranquilidad antes de hacer la dichosa pregunta, también debo evitar ponerme nerviosa ya que eso podría alertar a mi cachorro.
—Jeon, — le llamo, en seguida deja la olla sobre la encimera y me mira, suspiro y le devuelvo la mirada, me pongo recta en mi sitio. Debo hacer esta pregunta.—¿Por qué estás tan empeñado en cortejarme?— la pregunta escapa como un suspiro, lo suficientemente alta como para que sólo Jeon pueda escucharla.
Su rostro se deforma en una mueca de preocupación y mis temores parecen cobrar sentido, parecen adueñarse de mí. Pero él se acerca a mí.
—Porque mi lobo me lo dice, — frunzo el ceño, se ha acercado bastante, pero yo tampoco intento alejarme de él, sólo me quedo con los pies pegados al suelo y mirando directamente a sus ojos azules, en los que poco a poco van apareciendo motas ámbar que destacan como las estrellas en mitad de una noche cerrada.— yo tampoco lo entiendo muy bien, pero mi lobo no miente y me dice, constantemente, que eres tú. — da un paso más hacia mí.— Nunca he estado en discordia con mi lobo, él siempre me ha llevado por el mejor camino y sé que no se equivoca con esto.
Sólo me doy cuenta de que estamos lo suficientemente cerca como para malinterpretar la escena, cuando siento sus manos rodear mi cintura, sin hacer presión, sin nada más que un roce simple, lleno de cariño.
—Te dije que iría despacio por tu comodidad.— sus labios, finos y rosados, se estiran en una sonrisa sin dientes, una sonrisa cuidadosa, amable.—Sé que tu miedo y reticencia a aceptarme se debe a tu cachorro, y que no escucharas ninguna de mis palabras en cuanto a él se refiere.— sus ojos en ningún momento se apartan de los míos, pero nuestros cuerpos si que lo hacen.—Sé que tu lobo reacciona, vuelve cuando estoy cerca, — asiento, pero sólo porque tiene toda la razón.— aun así, me ganaré tu confianza y amor con gestos, no con palabras.
Mis ojos se llenan de lágrimas, poco a poco.
Me sorprende que haya adivinado cuál es mi temor, que me haya atrapado tan fácilmente, no sé si a caso su lobo es vidente o si realmente puede sentir al mío porque... yo realmente a penas puedo tocar a mi lobo con las yemas de los dedos cuando vuelve.
Su cabeza se mueve con lentitud y cierro los ojos por mera inercia, al mismo tiempo que escondo mi labio inferior entre mis dientes, ahora mismo estoy tan inestable emocionalmente que no soy capaz de entender ni atender lo que sucede a mi alrededor. Sólo logro enterarme del pequeño beso que deja sobre mi frente antes de separarse de mí.
No sé si abrir los ojos, sólo mantengo mis dientes moliendo mi labio inferior mientras ese tirón en mi pecho vuelve una y otra vez, cada vez con menos intensidad y lo único que deseo ahora mismo es que ese tirón pare, que no vuelva.
—Gracias por responderme, pero tu lobo debe estar equivocado conmigo.— abro los ojos, por fin, y le miro sin el rastro de lágrimas acumuladas de hace un momento, mi rostro completamente serio e impasible.—Te pido, por favor, que te tomes el tiempo de conocer a los Gamma y todo lo que en cuanto a ellos puedas aprender; porque al final acabarás dándote cuenta de que yo no soy lo que tu lobo te dice o te pide.
(-*-*-)
Arranco el coche, miro por el retrovisor interno y me cercioro de que Byong está abrochado con el cinturón de seguridad. Me pongo en marcha unos segundos después, Jeon está sentado en el asiento del copiloto, de vez en cuando siento su mirada sobre mí, pero desde que hemos hablado hace unas horas en la cocina de mi casa, no puedo evitar sentirme un poco incómoda con su presencia.
No sé si habrá pensado en mis últimas palabras antes de que zanjase el tema, pero espero que así sea porque me he sentido bastante mal al hablarle de esa forma. No me gusta demasiado cuando me comporto como una Gamma sin respeto hacia las personas, incluso si no le he insultado o amenazado. Me da igual su rango, pero sé que debería haber hablado con algo más de tacto si realmente está tan empeñado en cortejarme.
Un rato después estoy aparcando el coche cerca de la tienda de tatuajes, Byong se desabrocha el cinturón mientras yo abro el maletero para sacar la mochila de mi hijo, con sus cuadernos y lápices para dibujar.
Mis ojos se mueven en dirección a Jeon sin intención alguna y le pillo mirándome, intento sonreírle y hacer como si nada hubiese pasado, como si la conversación en mi cocina hace unas horas no hubiese existido, sólo no quiero hacer sentir incómodo a mi cachorro, tampoco quiero estar incómoda en mi trabajo.
Una vez los tres fuera del coche lo cierro y me aseguro de que no pueda abrirse, comenzamos a caminar hacia mi trabajo, Byong me agarra de la mano, se mueve con mucha energía a pesar de llevar su mochila a la espalda, le escucho bromear y reír y me siento como una verdadera madre.
Abro la puerta de la tienda y en seguida me saludan los olores de YoonGi y Nam, suelto la mano de mi hijo, que corre a saludar a sus tíos, Jeon se para junto a mí, siento el leve roce de su mano con la mía y no puedo evitar tensarme un poco ante el contacto.
—¿Vienes a trabajar con nosotros hoy, cachorro?— Nam tiene la manía de decirle eso a Byong siempre que viene para estar, durante todo mi horario laboral, conmigo o con ellos. La risa de mi hijo llena mis oídos y me olvido del mínimo contacto físico que mantengo con Jeon.
—Ya te lo he dicho, Alfa idiota, aún es muy inexperto, tendría que hacer algunos tatuajes antes de empezar a trabajar con nosotros.— YoonGi le sigue la broma, no sin antes darle un zape amistoso en la nuca a Nam.
—YoonGi, la boca.— le regaño, incluso si "idiota" no es un insulto grave, no quiero que mi hijo use esa palabra con demasiada fluidez.
—Hola a tí también, enana.— bufo con diversión y le señalo con uno de mis dedos.
—Que me lo llame Nam, vale, pero que lo hagas tú...— me burlo un poco.— YoonGi, eres el único Alfa que conozco que no mide más de metro ochenta.— la pantera me gruñe un poco, se ha indignado y no puedo evitar reírme, su altura siempre ha sido un punto débil para él.
—Dichosa loba, suerte tienes de que el cachorro esté delante.— asiento, con la risa aún fluyendo de mis labios, conozco a YoonGi lo suficientemente bien como para saber la sarta de insultos y malas palabras que está deseando soltar en voz alta.— Por cierto, han cancelado tu cita de hoy. — frunzo el ceño, algo extrañada, es rara la ocasión en la que me cancelan una cita.
—¿La ha cambiado de fecha?— niega a mi pregunta y me encojo de hombros.— No puedo hacer nada para recuperar esa cita... así que me encargaré de recepción por hoy.— mi hijo salta a mis brazos con alegría.
Siempre que sólo me mantengo en la recepción puedo estar más tiempo hablando con él, jugando o ayudándole a dibujar, enseñándole trucos o simplemente observarle hasta que termina de dibujar.
..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..
Hola personitas!
Espero que os esté gustando. <3
Nos leemos en la próxima.
Darkest_Light_Soul.
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Soy tu Gamma. //JungKook\\
Fanfiction-Yo... pretendía cortejarte.- no soy capaz de dar dos pasos, ni si quiera de respirar cuando dice eso. Él es, sólo tal vez, demasiado directo y sincero con estas cosas, joder, ¡que le he conocido hace sólo unas horas! (---) -Lo sé, joder... no deber...