24°

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Para mi desgracia, el día del juicio llega, aún quedan unas horas para ir a la Corte cuando me despierto, a penas he dormido una hora y estoy agotada, pero soy incapaz de volver a dormir, no sabiendo lo que nos espera a mi hijo y a mí.

Me siento en la cama y miro a mi cachorro, que duerme plácidamente sobre mi cama, me gustaría que el tiempo se parase para poder mirarle durante siglos, para no perderle dentro de unas horas.

Me levanto con cuidado y salgo de la habitación, voy directa al baño, las arcadas me atacan.
El simple hecho de pensar que Byong acabará con otra familia me pone jodidamente enferma.

Me siento en el sofá y miro a la televisión, apagada, durante horas.

Recordando a mi mejor amigo, todos aquellos años en los que fantaseabamos con intentar liar a nuestros hijos cuando tuviésemos nuestras propias familias.

Recordando lo doloroso que fue el parto de Byong y lo sola que me sentí cuando el padre de mi hijo no pudo estar allí, lo enamorada que quedé de sus pequeños ojos oscuros, de su manita cuando agarró mi dedo meñique poco después de tenerle en brazos por primera vez.

Sus primeras palabras, sus primeros pasos, momentos importantes para mí y que no quiero olvidar. El deseo de ver a mi hijo crecer y formar su familia, de verle graduarse.

Yo... he perdido la esperanza de poder vivir mucho más tiempo.

Me levanto del sofá y vuelvo a mi habitación, me cambio de ropa, sé que debo ir elegante, según Nam eso podría demostrar que no soy una salvaje, aunque no le veo sentido alguno.

Después de vestirme lo más formal que puedo, bajo a la cocina, es muy probable que esta sea la última mañana que pase con mi hijo y quiero hacerle el mejor desayuno que nunca he hecho.

Me paso tal vez una hora y media en la cocina, preparando todo lo que podría gustarle.

La tenue luz del amanecer me devuelve al presente.

(...)

Las amplias puertas de madera se abren ante mí, imponentes, no puedo evitar pegarme a JeonGguk y sujetar la mano de mi cachorro con un poco más de fuerza, mis amigos están justo detrás de nosotros.

Jimin pone una de sus manos sobre mi hombro y me regala una pequeña sonrisa junto a un leve apretón en el hombro; miro a HoSeok y a YoonGi, el Alfa está completamente serio y con la mirada perdida en el interior del tribunal, Jin, Nam y su pequeña hija Mina, me miran con la pesadumbre en sus ojos.

A pesar de todos nuestros intentos ningún abogado quiso defenderme o ponerse de mi lado, el simple hecho de decir que era para mí, una Gamma, y no para Jeon, un Alfa, les repugnaba.

Entramos al edificio, mis piernas no dejan de temblar, mis huesos parecen de gelatina.

Quiero volver a casa, volver al pasado, no haber pisado ese hospital a pesar de ser el nacimiento de mi sobrina.

Un policía nos señala dónde sentarnos a cada uno, mis amigos se sientan a un lado de la sala, son mis testigos, Byong se sienta conmigo en centro de la sala.

No hay ningún abogado junto a nosotros, incluso los de oficio se negaron a defender mi caso; sin embargo, a mi derecha, dónde están quienes me han denunciado, sí tienen un abogado que parece costoso económicamente.

Soy tu Gamma. //JungKook\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora