Miro la pantalla de mi ordenador, la hora de la cita está ceca de llegar, sólo faltan unos minutos.
Me paso la mano por la coleta alta que tengo hecha, miro mis brazos, completamente al descubierto, enseñando sin vergüenza alguna los tatuajes que albergo en estos. Me gusta ver mi piel teñida de colores que no desaparecerán hasta el día de mi muerte.
La puerta se abre y un agradable aroma a chocolate negro me obliga a levantar la mirada, lo primero que veo es un hombre bastante alto y con un cuerpo bastante... formado. Tiene pinta de tener unos treinta años, aunque eso es relativamente poco teniendo en cuenta nuestra larga esperanza de vida.
—Hola, vengo por mi cita. — me levanto de la silla y estiro mi brazo para darnos un apretón de manos, veo cómo sus ojos se pasean por mis brazos y una pequeña y casi invisible sonrisa se muestra en su rostro.
Me fijo bien en sus rasgos, tiene el pelo negro, bastante corto; sus ojos son rasgados y de color miel, sus labios son finos pero con un tono rosado brillante, además de una nariz pequeña. En la piel pálida de su cuello puedo ver varios tatuajes, de diferentes estilos y colores.
—Usted debe ser el señor Park Hyung Sik. — sus ojos se movilizan por todo mi rostro, un brillo de sorpresa en ellos que me deja perdida.—Soy Jung Sook, su tatuadora.— nuestras manos se separan y salgo de detrás del escritorio.— Sígame por favor.— le sonrío con amabilidad.
No puedo dejar la recepción sin nadie, por lo que camino hacia el estudio de Nam, que es el único que ahora mismo no tiene que hacer nada, me disculpo con Park con una pequeña sonrisa y llamo a la puerta, unos segundos después la voz de Nam me permite entrar.
—Nam, te toca recepción.— le aviso, veo que está hablando por teléfono y, en seguida, me preocupo ante la seriedad en su expresión. Camina hacia mí, sin aún darse cuenta de que mi cliente está detrás de mí.
—Sook, Byong no quiere merendar y Jinnie está que hecha humo.— se me escapa una pequeña carcajada.
—Cachorro desobediente...— le pido que me pase el teléfono con un gesto y, cuando lo tengo en mis manos, no tardo en pedirle a Jin que le de el teléfono a mi hijo.—Jung Byong, ¿se puede saber porqué no estás haciéndole caso al tío Jin?— mi voz suena a la de una madre enfadada, aunque realmente estoy intentando ocultar la risa.
—Mamá...
—Ni mamá ni nada, cómete lo que te ha puesto el tío Jin o no podrás dibujar ni venir a verme en dos semanas.— cualquiera diría que es un castigo... insignificante, pero sé lo que más adora mi hijo.
—Ya me lo como.— le pasa el teléfono a Jin, que me da las gracias y suplica porque su cachorro no le haga lo mismo. Nos despedimos y vuelvo a darle el móvil a Nam.
—Bien ya... está...— me quedo sorprendida al ver la mueca de sorpresa en Nam Joon, sus ojos brillan de emoción, parece querer decir o hacer algo pero... está paralizado.—Nam... ¿estás bien?— paso la mano frente a sus ojos, pero sigue sin reaccionar.— Bien, acuérdate de ir a recepción cuando salgas... de lo que sea en lo que estás.— me alejo y le pido a Park que me siga.
No tardamos en entrar en mi estudio, le señalo la silla y, antes de comenzar a prepararlo todo para tatuarle cojo el diseño y se lo muestro, para así poder hacer algún cambio si lo desea.
—Es genial, — es lo primero que dice cuando lo tiene entre las manos.— es justo lo que estaba pensando.— me devuelve la hoja y le sonrío agradecida.
Menos mal que no me ha pedido hacer ningún cambio o algo por el estilo porque, decir que soy una perfeccionista en cuanto a mis dibujos, es decir más bien poco. Podría tardar horas en hacer cualquier mínimo cambio en el diseño, por más pequeño que fuese.
Procedo a prepararme, me pongo los guantes, la mascarilla y preparo la máquina y las tintas que voy a utilizar, ámbar, azul, gris, negro, morado, rojo y naranja. Preparo la piel de sus costillas cuando se ha quitado la camiseta, cuando está todo listo me siento en mi sitio y comienzo a tatuar, comenzando por las líneas negras.
Sigo las líneas que ha dejado la calcomanía, voy limpiando el exceso de sangre y tinta cuando es necesario. No sé si el hombre es muy hablador o no y, es la primera vez en la que me es imposible sacar un tema de conversación con alguno de mis clientes.
—¿Cuánto tiempo llevas tatuando?— su pregunta me desconcierta un poco, pero me alegro de que sea él quien saca el tema de conversación.
—Seis años, más o menos.— la verdad es que no estoy muy segura del tiempo que llevo trabajando en esto, más que nada por lo cómoda que me siento, es raro que cuente los días para salir de vacaciones o las horas para salir de aquí.—¿Tú llevas mucho tiempo tatuandote?— le pregunto, porque no veo que ninguno de los tatuajes que tiñen su piel sea reciente.
—Desde muy joven a decir verdad.— sonrío y vuelvo a limpiar el exceso de tinta y sangre.—¿Tienes un hijo?— vale, eso me ha tomado por sorpresa.—No me malinterpretes, — pide.— te he escuchado hablar con ¿Byong?, por teléfono y te has referido a tí misma como mamá.—dejo escapar una pequeña risa.
—Sí, es mi cachorro, — no sé si debo hablar más de él pero... nunca le preguntes a una madre sobre su hijo, no parará de hablar de él.— tiene ocho años, suele ser muy maduro y responsable, pero hay veces que se comporta como un cachorro para conseguir un poco de atención.— intento que mi mano no muestre en su piel lo mucho que me afecta que mi cachorro busque atención sólo porque no me tiene con él como cualquier cachorro tendría a su madre.
—Parece un buen cachorro... aunque es normal que busquen atención cuando no tienen a su madre cerca durante mucho tiempo.— su voz suena compresiva, termino de delinear al segundo hombre.—¿Cuántos años tienes?— eh... ¿debo responder a su pregunta?
—Veintiséis.— soy escueta, no me gusta hablar de mi edad, mucho menos cuando acabo de decir que mi cachorro tiene ocho años.
—Espera, ¿tuviste a Byong con dieciocho años?— parece muy sorprendido, aunque no me extraña.— Eras muy joven...— hago un pequeño sonido en afirmación.
—Lo era, pero no me arrepiento de tenerle conmigo, — sonrío sin si quiera querer ocultarlo.— su padre cumplió su último deseo y yo ahora tengo algo que me recuerde a él.— por fin termino de delinear los cuatro cuerpos, sólo me falta hacer algunas formas geométricas y podré comenzar con los colores.
..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..*..
Hola mis personitas!
Lamento no haber actualizado el miércoles, pero no me veía capaz de escribir absolutamente nada.
Sé que seguramente se os esté haciendo un aburrimiento, pero bueno.
Realmente no tengo ganas de nada ahora mismo, así que siento mucho que el fic esté quedando tan plof.
Nos leemos personitas.
Black.
ESTÁS LEYENDO
Soy tu Gamma. //JungKook\\
Fiksi Penggemar-Yo... pretendía cortejarte.- no soy capaz de dar dos pasos, ni si quiera de respirar cuando dice eso. Él es, sólo tal vez, demasiado directo y sincero con estas cosas, joder, ¡que le he conocido hace sólo unas horas! (---) -Lo sé, joder... no deber...