Capitulo: 15
Dani.
Paro la moto delante de la casa de Victoria y la ayudo a bajarse, he ido despacio pero se ve que la chiquilla no le sienta bien ir en moto. Cuando se quita el casco no puedo evitar sonreír, el pelo le ha quedado completamente despeinado. Ella al ver mi sonrisa comprueba el estado de su pelo en el reflejo de la pantalla del móvil y tras hacer esto dice con chulería fingida:
-No sé de que te ríes, estoy guapísima.
-Por eso, no entiendo como puedes seguir estando guapa con el pelo tan revuelto.
-Eso, ahora hazme la pelota.
Los dos nos reímos, pero al final la preocupación vuelve a su mirada. La cojo de la mano y le digo:
-Tranquila, en el hospital va a estar bien y cuando le den el alta seguro que algún familiar lo recoge.
-No lo creo, ni él ni sus padres se hablaban con nadie de la familia y esta el tema de que es adoptado.- al decir esto último se tapa la boca con ambas manos y expresión de horror.
-Perdona, ¿Cómo has dicho? No he escuchado lo último- digo poniendo cara de no haber prestado atención para intentar tranquilizarla.
-Tranquilo, no era nada importante ni que tenga que saber nadie.- dice con una sonrisa calmada aunque esta claro que sabe que la he oído.
-Tengo que irme ¿vas a estar bien?- pregunto preocupado.
Ella sonríe y me dice que sí, que va a intentar estudiar un poco para olvidarse del tema. Me da un beso y después se da la vuelta y se dirige a su casa. Yo me quedo mirándola desde la moto hasta que entra por la puerta y tan pronto esta se cierra tras Victoria saco el móvil a toda prisa. Veinte llamadas perdidas del Jefe, mierda no debería haber puesto el teléfono en silencio. La ultima es de hace pocos minutos, estoy a punto de llamar cuando la pantalla del móvil muestra que estoy recibiendo una llamada del Jefe.
-¿Jefe?- preguntó cuando cojo el teléfono.
-Aun no, pero es cuestión de tiempo.- dice una voz conocida al otro lado de la línea.
-Ricardo.- digo con un tono seco y algo rabioso.
-Anda, mira que espabilado es el chaval, si soy yo. Oye, te cuento ¿vale? La reunión no ha acabado bien, pero los supervivientes hemos hecho las paces y nos estamos tomando unas copas para celebrar la reconciliación, deberías venirte.
-¿Dónde estas?
-Ese es el espíritu, juerguista. Pues estamos en la discoteca esa tan chula que tiene tu jefe en el centro, la de las peleas. Vente y nos tomamos todos unas copas. Ah por cierto, no hemos tenido tiempo de meterte en la lista de invitados así que vas a tener que hablar con los porteros que he dejado a cargo de todo. Venga, hasta ahora.
Tras decir esto me cuelga el teléfono sin dejarme siquiera la opción de responder. Guardo el teléfono en mi bolsillo y dirijo la moto directamente hacia la discoteca. Durante el camino muchos pensamientos abordan mi mente y ninguno es agradable. Por una parte un ser oscuro ha escapado de mi sueño, ha matado y reemplazado al primer mutante con el que me encuentro en mi vida y ahora dice que va a matarme porque está en su naturaleza, además del hecho de que ha amenazado a Victoria. Por otra parte un perturbado y su banda han matado a varios buenos amigos míos y han secuestrado a los otros y no puedo llamar a la policía porque o bien acabamos todos en la cárcel o muertos o unos una cosa y los demás la otra. Que vida tan complicada tengo, joder.
Llego a la puerta de la discoteca a pie tras haber aparcado la moto a un par de manzanas y lo que veo no me hace ninguna gracia hay cinco encapuchados delante de la puerta. Me pongo la capucha, bajo la cabeza para que no me vean la cara y me dirijo hacia la puerta sin pensármelo demasiado. Cuando estoy a punto de abrirla el más grande se coloca delante de ella y abre la boca para soltar alguna fanfarronada. No le dejo hacerlo, saco la pistola de la cintura del pantalón y le meto el cañón en la boca. Él abre los ojos aterrados y yo sin retirar el cañón de su boca digo:
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Ascua (editando)
Ciencia FicciónFuego. La mayoria de la gente piensa en hogueras o algo por el estilo cuando oyen esa palabra. Hay quien tiene miedo del fuego, hay quien se gana la vida apagandolo y hay quien ha quedado marcado por el de por vida. Yo me incluyo en el tercer grupo...