primer despliegue

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Un agudo silencio parecia reynar aquella casa, aquel hombre con porte militar cargaba de una niña quien dormia placidamente en los brazos de un padre que daba todo de sí para recuperar el tiempo perdido con aquella niña. La recosto sobre aquella cuna.

_duerme pequeña_ susurraba a medida que le plantaba un dulce beso en la frente.

Aquel hombre se alejo silenciosamente apagando la luz a su paso, una sonrisa parecia sobresalir entre un semblante serio que atribuia a un trabajo de caracter rudo y serio.

_pareces estar muy feliz_ indicaba su esposa sentada en aquel sillon comodo.

_esa niña es como un pequeño angel, me alegra ser padre, Meiko_ afirmando con aquel buen humor, Kaito se sento al lado de su esposa otorgandole un abrazo muy cercano con el brazo derecho, mientras se acomodaba.

_¡Kaito!_ nombro su nombre.

_humm_

Ella estaba algo incomoda por lo que estaba a punto de decir.

_hay algo que debo, decirte_

En cierta forma aquella mujer asumia que su felicidad acabaria esta noche, pero de algo estaba segura, él debia saberlo, no anciaba ocultarlo mas bajo el rostro y comenzo a hablar.

_¡kaito hay algo que debo contarte!_

_de ¿que se trata?_

_es sobre Kaiko, ella....ella....._ un nudo parecia formarse en su garganta y no podia acabar esa sencilla oracion.

_ella no es mi hija, verdad, eso es lo que querias decirme_ adelanto los hechos aquel militar quien no parecia estar molesto por habersele escondido dicha informacion.

_como lo supiste_ respondio aquella mujer quien ahora parecia estar mas confundida que melancolica.

_lo supe hace yá mucho tiempo, lo que aun no se es ¿por que me lo ocultaste?_ la miro fijamente, el cual parecia no mostrar signos de molestia.

_pense que me abandonarias y dejarias de amarme_ respondio Meiko.

_jamas me molestaria contigo, tú eres mi esposa.  ¡no quiero saber por que lo hiciste! Por que yó comprendo _

_entonces que haras, ahora ¿que lo sabes?_ pregunto Meiko.

_no hare nada_

_¡que!_ estaba muy sorprendida.

_seguire amandote tal y como lo hice todos estos años, ella es mi hija y eso no cambiara aunque no lo sea_

Meiko comenzo a sollosar aquel torrente de lagrimales parecian caer lentamente mientras aspiraba en repetidas ocasiones.

_no llores Meiko_ dijo aquel hombre quien a medida que la acercaba con su abrazo la misma parecia esconderlo entre las prendas del torso de Kaito

_¡no sabes cuanto te amo Kaito!_ su voz quebradiza reflejaba el verdadero arrepentimiento.

Al respecto de Kaito quien estaba muy calmado aquel militar comprendia el estado de su mujer. No habia nada que perdonar, aquel hombre con un semblante tranquilo se limitaba a consolarla, pero en lo mas profundo de su corazon sabia que el tambien era culpable, aquellos dias en la que habian intentado por todos los medios intentar concebir, aquel hombre sintio una gran impotencia, incluso lo habia llevado a recurrir a hacerse fuertes examenes el cual determinaron que el problema la poseia él, aunque jamas entendio la explicacion del doctor, comprendio que la culpa era suya.

Te Regalo Una Felicidad Envuelta En InfelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora