| NOVENTA Y TRES |

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●ESTABILIDAD●

Karol

Ver ahí como las tres personas que los une un lazo muy especial se miraban, sabía que tenían que hablar, por eso el almuerzo es dentro de media hora. Mi familia actuó muy bien frente a Ruggero junto a sus hermanas, todos sabían que esto iba a pasar pero tenían que fingir así él no sospechaba.

Todos se quedan mirando, Ruggero desvía su mirada en un punto fijo, veo como Patrizia que está abrazada a Ismael tenía lágrimas. Mi mamá le hace una seña para que pasen a la sala. Al instante hacen caso y Ruggero seguía mirando un punto fijo, sus hermanas trataron de hablarle pero él respondía monosílabos nada más, se rindieron y saliendo al jardín donde se realizará el almuerzo. Mi mamá me lanza una mirada, asiento, ella junto a mi abuela y papá salen del comedor, dejándome así sola con Ruggero.

Sigue sin hablar pensando en no sé qué mirando a la nada. Me coloco a su al frente y lo obligo a que me mire acunando su rostro entre mis manos.

—¿Cómo te sientes?—es lo primero que mis labios sueltan.

—Y-yo—se calla, lo abrazo mientras me pongo de puntitas a lo que él se aprovecha y esconde su rostro en mi cuello, acaricio sus rulos con una mano y la otra hace leves caricias.

—Sé que tú no quieres estar alejado de tu madre, por eso es necesario que abres con ella, es tu mamá y él es la persona que te dio la vida aunque no estuvo contigo nadie tiene la culpa, lamentablemente tu madre cometió errores lo que perjudico tu vida con la de Malena, pero cariño todos cometemos errores, nadie es perfecto. Y lo mejor que podemos hacer es...—lo separo del abrazo para volver acunar su rostro entre mis manos, veo como sus ojitos están rojos—¿sabes lo que puedes hacer?—pregunto levemente, él niega despacio mirándome—perdonar, el odio no te lleva a nada. ¿Viste todo lo que origine por mi estúpido odio?—él asiente— te separe de mi vida, perdí a dos amigas y me volví antisocial; el odio te puede cegar pero luego te arrepentirás. Lo que la vida me enseñó a mi es que lo mejor que puedo hacer ante problemas es perdonar.—le sonrío, empezando con leves caricias en su mejilla—Yo sé que tú quieres tener una familia, no te culpo, cualquier niño lo quiere. Es tu momento de perdonar y aclarar todas las dudas que tenga, ¿sí?—veo como una lágrima resbala por su mejilla pero la limpia rápidamente—No cariño—lo vuelvo a abrazar haciendo que me aferre más a él mientras esconde su cara en mi cuello.

—Ka—la voz de mi mamá se hace presente pero por los sollozos de Ruggero dudo que él la haya escuchado, miro a mi madre que veo dolor en su mirada al ver a mi italiano así, me hace una seña que se va a ir, asiento despacio.

Ruggero sigue llorando en mi cuello, sé lo mucho que le duele este tema, paso toda su vida apartado de un ambiente familiar que ahora está es sus manos que lo que siempre quiso se haga realidad.

Luego de unos minutos más siento que se calma, ahora reposa su cara en mi hombro, ya no hay sollozos, su respiración está volviéndose regular a medida que pasa el tiempo. Seguimos así, él abrazándome por la cintura y yo haciendo caricias para que se calme.

—Gracias—por fin se separa del abrazo y me mira con una sonrisa triste, una vez más acaricio su mejilla.

—Sabes que siempre voy a estar para lo que me necesites—él asiente y se me acerca, ahora es su turno de acariciar mi mejilla.

—Y yo para ti—sonrío y asiento, para que luego junte nuestros labios en un beso tierno y cálido.

—Llego el momento de hablar—él asiente acariciando mi mejilla.

—¿Me acompañas?—niego.

—Cariño es un tema familiar y aunque quisiera, tienes que arreglarlo tú. Pero cualquier cosa me llamas, ¿sí?—él asiente—Anda ve—se da media vuelta pero no sin antes de dejar otro beso en mis labios—Suerte—susurro para que luego salga del comedor.

ᴀ ᴇsᴄᴏɴᴅɪᴅᴀs 《ʀᴜɢɢᴀʀᴏʟ》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora