*En el capítulo anterior*
Luego de eso corrí a mi auto lo más rápido que pude. Llegué y estaba exhausta, tuve que apoyarme en el capot para recuperar el aliento. Une vez me recuperé, entré al auto, y prendí el motor. Estaba cansada y todavía me quedaba mucho por hacer…
Capítulo 20: Primer día de trabajo... otra vez
Con el motor a su máxima potencia, y pasando tres semáforos en rojo, llegué justo a tiempo a la casa de modelaje. Estacioné mi caro auto en un estacionamiento a media cuadra, y corría hasta llegar a la puerta del lugar donde teóricamente me iba a reunir con mi madre y mi nueva compañera de trabajo. Era un gran edificio alto, de paredes blancas y rejas en negro, con el nombre del lugar escrito en enormes letras góticas sobre la puerta de entrada "Elegance photographique". Entré rápidamente, atravesando la gran puerta de madera obscura, y el interior me deslumbró. Yo estoy acostumbrada a los grandes hoteles de lujo y lugares de esa clase y elegancia, pero lo que vi me dejó totalmente anonadada.Era un enorme hall de paredes blancas, adornadas por increíbles fotografías, la mayoría de conocidas y hermosas modelos; relucientes pisos blancos, en los que prácticamente podías ver tu reflejo; una hermosa y gran araña de cristal colgaba del alto techo, que tenía montado hermosas imágenes de ángeles; a la izquierda varios conjuntos de prolijas mesas ratoneras de madera obscura con claveles rojos en pequeños floreros de vidrio; las mesitas rodeadas de un conjunto de cómodos sillones color bordó; en el lado derecho una gran barra de recepción con dos personas, una mujer rubia de unos cuarenta y tantos años, y un hombre de pelo negro de unos cincuenta que parecía estar a punto de dormirse; la barra era bordó y tenía unos extraños diseños blanco, dándole un toque sofisticado y elegante; aunque lo que realmente llamaba la atención del lugar era una enorme escalera en el medio, de color blanco, con alfombra roja obscura con detalles negros en los bordes, en cada punta de la escalera había un enorme florero de pie, lleno de miles de flores diferentes con los colores del lugar.
Luego de mirar como tonta el lugar me acerqué a la mujer, que parecía más despierta, la cual según leí en el cartelito que tenía enganchado en la prolija camisa blanca, se llamaba Marisol.
______: Hola buenos días, soy ______ Ross y busco a mi madre, Catherine Drimel-dije rápidamente-
Marisol: Buenos días señorita, el estudio está en el piso veintitrés, en la puerta B, la verá ni bien salga del asesor-respondió la mujer sin quitar la vista de la pantalla- los asesores se encuentran en aquel pasillo-mencionó mientras señalaba detrás de la escalera-
Asentí con la cabeza y me dirigí donde me había indicado la mujer. En cuanto di la vuelta, vi tres grandes puertas metálicas, con un pequeño botón al lado de cada una, y un número que indicaba en qué piso se encuentra el asesor. Toqué el botón del ascensor de la izquierda y de repente se encendieron los tres, al parecer cuando llamas a uno automáticamente llamas a todos. El primero que se abrió fue el del centro, que por suerte estaba vacío. Entré y apreté el piso veintitrés. Era increíble, tenía las paredes de madera obscura con una franja en bordó que la decoraba, sobre la puerta estaba el número del piso por el cual iba el ascensor, el tablero de números era blanco como el piso, con el botón bordó y las letras en blanco, pero con la caligrafía del nombre del lugar en la entrada; había una lenta musiquita tranquilizadora y una de las paredes era toda de espejo, lo que me permitía ver mi desordenado reflejo.
La camisa color violeta con que tenía estaba desreglada, mi saco color negro desabrochado y desprolijo, mis altos zapatos de punta negros algo sucio en la punta, mi pelo como si le hubiese pasado un huracán por encima y mi cartera medio abierta. Rápidamente me arreglé y cuando terminaba de cerrar bien mi bolso las grandes puertas del ascensor se abrieron.