Capítulo 2: Juntos

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Jungkook acariciaba con parsimonia el rosado cabello de Taehyung, quien estaba enroscado en su pecho profundamente dormido.

El heredero envidiaba muchísimo la enorme capacidad de dormir del mayor, ya que siempre lograba dormir en cualquier momento y lugar.

Jungkook estaba bastante preocupado, ya que por fin se había roto su circulo vicioso de aburrimiento, pero no había sido de la mejor forma posible.

Su padre estaba muerto, y él todavía no había podido hacer el duelo y procesarlo adecuadamente, ni mucho menos se sentía listo para tomar su lugar en el poder, aunque nunca lo admitiría ante nadie que no fuera Taehyung.

Desde que tenía memoria, Jungkook sabía que ese era su futuro, no habia otra opcion.
Él iba a ser el próximo líder de Gangcheol Mae. Sería la cabeza de la mafia más poderosa de todo Corea.

Se había preparado toda su vida para ese momento.

Había estudiado varios años en el extranjero, aprendiendo infinidad de idiomas y desarrollando sus aptitudes sociales.

Había entrenado con los mejores asesinos y luchadores del país, convirtiéndose a sí mismo en un arma letal.

Jungkook se había vuelto el heredero perfecto, ya que era sumamente inteligente e intimidante, no tenía miedo de ensuciarse las manos y es más, disfrutaba de hacerlo.

Pero según su padre, Jungkook sólo tenía una cosa que lo volvía débil, lo que aún no le permitía estar preparado para liderar.

De acuerdo al señor Jeon, su relación con Taehyung era lo que lo hacía débil, ya que si por alguna razón algo le sucediera al moreno, creía que Jungkook enloquecería.

No porque Taehyung fuera débil, sino por todo lo contrario.

Bajo esa mirada dulce y su apariencia entre inocente y delicada, Taehyung estaba totalmente demente.

Jungkook sonrío mientras se levantaba con cuidado de no despertar al moreno y se dirigió a la ducha.

A cada paso, múltiples recuerdos de su juventud junto al moreno azotaban su memoria.

Taehyung perdía la cabeza cada vez que lo veía sufrir y era capaz de hacer cualquier cosa sin meditarlo en absoluto.

Lo había demostrado demasiadas veces en el pasado.

Ya que se habían entrenado juntos, Taehyung poseía casi las mismas habilidades de pelea que Jungkook y también el mismo precioso amor por la violencia.

Cuando Jungkook cumplió trece años, sus padres le regalaron un pequeño cachorro de perro siberiano, una criatura adorable al cual el niño amaba con total devoción.

Jungkook cuidaba de ese animal como si fuera alguien de su propia sangre, hasta que un día, un hombre que se encontraba conduciendo en estado de ebriedad, atropelló al animal frente a sus narices.

El cachorro murió en brazos del pequeño heredero y él no pudo hacer nada para evitarlo.

Esa fue la última vez que recordaba haber llorado. Se había pasado todo el día encerrado en su cama hecho un mar de lágrimas sin consuelo alguno.

Taehyung lo había ido a buscar a su habitación unas horas más tarde, obligandolo a salir de la cama, diciendo que le tenía un regalo que le encantaría.

Lo había arrastrado hasta una habitación en la cual dos guardias a ambos lados de la puerta que sonrieron al pequeño con orgullo cuando lo vieron entrar con el heredero.

Taehyung era solo un niño, y había logrado capturar al culpable de la muerte de su pequeño amigo.

No sólo eso, sino que también lo había atado perfectamente a una silla, amarrandolo, listo para él.

Tan sólo era un niño pequeño, pero un niño siniestro, igual que él.

Todavía recordaba la hermosa sonrisa y particular sonrisa que le había regalado cuando cometieron su primer asesinato juntos.

The Hills 📍 GANG AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora