Capítulo IV: Paradise.

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La verdad, Jimin había dudado un poco cuando Hoseok le comentó por primera vez su último logro: le había conseguido la oportunidad de que se presente en el conocido escenario del Imperial Palace de Busan.

La zona de la ciudad en donde se encontraba ubicado era un poco engañosa, ya que coexistía con los enormes rascacielos de la ciudad pero conservaba su bella fachada "antigua y minimalista" que lograba destacar a  los hoteles de Jeon Resorts.

Porque como la mayoría de las cosas, pertenecían a esa renombrada familia.

Jimin siempre había escuchado que el nuevo hotel de Busan poseía un antro secreto, dónde las cosas sucedían entre cuatro paredes... y en esas cuatro paredes quedaban.

Así que el día del evento, Jimin había elegido sus mejores prendas, pero una vez estuvieron dentro, la cosa cambió abruptamente.

El lugar estaba repleto de gente vestida elegante, de etiqueta. El enorme salon rebosaba de luces de colores neón.
Las personas bebían alegremente una música bastante sensual, a la vez había parejas que se besaban apasionadamente contra las paredes y bailarines danzaban en diversas plataformas distribuidas por el establecimiento.

Jimin sacó la conclusión de que parecía un lugar donde todo estaba permitido. 

Un joven vestido con un sobrio traje negro los recibió y los acompaño a un camerino, en él cual Jimin hizo sus rituales de preparación vocal rápidamente y se maquilló lo mejor posible.

Una vez listo, el joven rubio suspiró frente a su reflejo e intentó animarse un poco. Volvió a calentar sus cuerdas vocales por última vez y se dirigió junto a su mejor amigo y mánager, Hoseok, al lugar dónde el joven le había dicho que esperara el momento de su presentación.

Desde atrás del escenario, Jimin pudo observar como todos estaban mirando hacia una barra, dónde un bonito chico estaba haciendo unos trucos verdaderamente increíbles con fuego y botellas, ante la atenta mirada de todo el público femenino y también masculino.

Jimin observó atentamente al chico, quien literalmente había hecho un espectáculo increíble de la nada misma, creando increíbles figuras con destellos rojos y dorados del fuego y sus manos jugando con el resplandor de las botellas, todo mientras se movía al compás de la música.

De verdad era bueno.

Todo de él era sumamente atrayente,  la forma en la que se movía y el poder de dominar su cuerpo le resultaba profundamente hipnotizante. Tanto que que todos los presentes parecían estar bajo su poder, como si desprendiera de su piel algún tipo de hechizo.

De repente, Jimin pensó en cuánto le gustaría poder tener aunque sea la mitad de confianza en sí mismo y autoestima que parecía poseer aquel joven.

Cuando la canción terminó, el bartender le dió una gran reverencia al público y se retiró de la barra. Al retirarse pasó por al lado suyo y le regaló una hermosa sonrisa a la pasada, y en ese preciso momento, Jimin pudo ver lo bello que era de cerca.

Jimin salió de su pequeña burbuja cuando vió a un apuesto hombre de piel morena, que a su parecer lucía de unos treinta años, subirse al escenario con un micrófono dorado en la mano y comenzar a hablar.
Jimin se asombro de la forma en la que todo el público se calló rápidamente.

—Queridos amigos, buenas noches. ¿Cómo están hoy? ¿Están disfrutando? Para las caras nuevas, me presento. Soy Lee Minwoo, su anfitrión.—El moreno hizo una pequeña pausa para escuchar los animados vítores del público. —Bien, eso es lo que quería escuchar. Como todos saben, hoy fue la última noche de nuestro adorado bartender, su último show, su gran final, porque por fin ha decidido sentar cabeza y formar una familia. Así que espero que se lo hayan grabado bastante bien en su memoria. —Otra pausa, seguida de más vítores del parte del público. —Por hoy ya no tenemos más shows de este estilo, pero tenemos a un nuevo cantante dispuesto a deslumbrarnos con su voz y belleza,  ¡así que prepárense y denle un cálido aplauso, directamente desde Seúl,  Park Jimin!

The Hills 📍 GANG AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora