Capítulo III: Desayuno

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Jungkook salió de la ducha sin preocuparse en secarse en absoluto. Se miró al espejo mientras se acercaba un poco más al lavamanos para poder ver su reflejo. Se veía bastante bien, pero de cerca se podían observar las ojeras que empezaban a marcarse en el contorno de sus ojos.

El heredero sacudió la cabeza y estiró su brazo para sacar un pequeño frasco del botiquín, le quitó la tapa para después darle pequeños golpecitos contra la impecable mesada de mármol blanco.

El polvo blanco que caía del frasco no tardó nada en camuflarse entre el pálido mármol, así que Jungkook tomó lo primero que vió a mano y formó unas finas líneas.

La mente de Jungkook estaba jugándole una mala pasada, así que tenía que esforzarse para poder concentrarse un poco más... Nada que unas líneas de cocaína no pudieran hacer. 

Inhaló silenciosamente sobre esa fría mesada y luego se volvió a mirar al espejo, limpiándose la nariz con calma. Prefirió hacerlo lejos de Taehyung, porque sabía que el mayor se preocuparía si lo veía consumiendo tan temprano.

Cuando salió del cuarto de baño se dirigió directamente a la cocina, de donde pudo escuchar bastante ruido y movimiento.

Jungkook se paró en el marco de la puerta mientras observaba  bastante divertido como su mejor amigo preparaba el desayuno. 

Tenía puesta una de sus camisas blancas, que le quedaba demasiado ancha y larga, el borde le llegaba hasta los muslos y ya que no llevaba nada más debajo, creaba una bonita vista entre los colores que contrastaban perfectamente contra su tersa piel.

Jungkook sacó la toalla que tenía en la cadera para secarse un poco el cabello y se acercó a Taehyung para robarle algo de comida. El moreno se volteó con sorpresa al sentir las frías gotas de agua cayendo en su hombro.

Jungkook se estiró y pasó su brazo por debajo de la cintura de Taehyung para poder quitarle algo de lo que estaba preparando, ya que tenía un aroma exquisito.

El mayor sonrió al sentir su húmeda calidez contra su espalda.

—Jungkook, ¿no puedes esperar? Ya casi termino.

El menor sólo gruñó en respuesta.

—Por favor... —susurró el moreno —No puedo cocinar contigo tan mojado a mi espalda.

—Te encanta tenerme mojado detrás tuyo. —Jungkook le susurró gravemente al oído mientras lo provocaba pegándose más a su espalda.

—No puedo decir que no... Pero alguien tiene que encargarse de que te alimentes, porque de otro modo, tú vivirías de una dieta a base de drogas. —dijo el mayor en tono duro mientras apagaba el fuego de la cocina.

Al voltear no pudo esconder la leve sonrisa que le provocó ver a Jungkook completamente desnudo con pequeñas gotas de agua recorriendo su cuerpo. 

Era malditamente digno de admirar. 

Taehyung hizo un esfuerzo sobrehumano para reprimir su instinto de acariciar el trabajado abdomen del chico y lo miró a los ojos, tomándolo fuertemente por la mandíbula.

—Mira tus pupilas, Jungkook. Son las diez de la mañana. —El mayor lo examinaba muy de cerca sin soltar su agarre.

Nadie podría haber hecho lo mismo sin terminar con los huesos de la mano totalmente rotos.

El joven halcón no dijo nada, solo le mantuvo ferozmente la mirada.

Taehyung, al no obtener respuesta, deslizó su dedo por la mejilla izquierda del menor, limpiando una gota que caía en soledad, cerca de la marca que Jungkook tenía en su rostro.

The Hills 📍 GANG AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora