¿Quién dijo guerra? © #3 [BORRADOR]

3. Pez fuera del agua y golpizas.

Capítulo tres

Pez fuera del agua y golpizas

Alexa

Minutos antes

— ¡Vamos, Lex! —insiste Naomi fumando de su cigarrillo. Deja las cenizas en un recipiente y vuelve su atención hacia mí—. No seas amarga.

— ¿Por qué tengo que ser arrastrada en todo esto? —les pregunto con confusión—. No iré ni aunque me paguen. Me niego rotundamente.

Cruzo mis brazos a la defensiva mientras veo a las chicas sentadas en los sofás. Todas están prestándome atención, intentando convencerme de alguna forma para ir a la estúpida fiesta.

—Sí irás. Fue tu idea haberles jugado esa broma —me corta Madison mirándome desde el sofá—. Tú, más que nadie, sabes cómo son los Delta.

De alguna forma u otra era culpable de haberlos dejado mal parados. Y me sentía estúpida porque el imbécil tenía razón.

— ¿Qué? ¿Tu hermano nunca te contó sobre su fraternidad? —indaga Chelsea retocándose el labial. Tenía un vestido fresco y estaba decidida a no perderse la fiesta, aún más cuando sabía que su exnovio era uno de los más codiciados.

—Obvio que nos contó. —Liv baja las escaleras vistiendo un conjunto de color rosa viejo. Se posa a mi lado y me atrae con su brazo—. Por favor, Lex. Vayamos a esa fiesta, te prometo que la pasaremos bien.

Bufo quitando su agarre y niego.

—Alexa, tienes que hacerte responsable de tus actos —Cassie ajusta su top haciéndola ver más esbelta. Luego, me mira con molestia—. No puedes juzgar a alguien, hacer lo que se te cante el gallo y, cuando te perdonan, no ser educada.

Paso las manos por mi rostro y la callo moviendo la mano.

Sí, había estado mal. Pero yo no iba a dejar que un par de inadaptados y mal educados pretendieran reclamar a una chica como su propiedad. Ni siquiera humillarlas por una tonta e innecesaria prueba de iniciación.

Nuestras pruebas constaban en pasar tiempo y ver películas juntas. No prometer una amistad pero sí ser honesta y respetar a la otra.

Quise creer que el chico no era lo que mi mente pensaba que era. Sí, estaba mal juzgar a las personas, y más por su apariencia de chico bonito y rico que tiene el mundo a sus pies.

—Denme argumentos válidos.

—Pues, como dijo, deberíamos darle una oportunidad —contesta la rubia llamada Jo, con una sonrisa.

— ¡Porque sí! Los chicos más lindos nos han invitado a asistir a su fiesta, a pesar de haberlos humillado.

La respuesta de Naomi me hace arquear la ceja. —Justamente por eso no voy a ir.