24.1. Sábado.

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Capítulo veinticuatro (parte uno)

Sábado

Dylan

A pesar de que los pequeños rayos del sol quisieran atravesar las nubes cubiertas en el cielo y no pudieran, hoy parecía ser el mejor día del mundo

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A pesar de que los pequeños rayos del sol quisieran atravesar las nubes cubiertas en el cielo y no pudieran, hoy parecía ser el mejor día del mundo. ¿Quién se atrevería a decretarlo como el más feo? Pobre de la gente que no sabe apreciar los días grises como los más inspiradores.

Era momento de celebrar la vida y la felicidad que me envolvía.

—¡Buenos días! —exclamo cuando entro a la cocina.

—Guau... hoy sí parece que estás de buenas.

Gave se come la mitad de su croqueta mientras me echa un ojo junto al resto de los chicos. Me encargo de preparar mi plato, el cual termina siendo una acumulación de comida saludable.

—¿Por qué no lo estaría? —indago, sentándome en frente de él—. Todo está más que perfecto. ¿Alguno quiere acompañarme a correr cuando termine de desayunar?

—¿No has corrido como por dos horas a las cinco de la mañana?

—Nunca es suficiente. —Mi respuesta provoca la vuelta de ojos de Austin.

—Pues yo paso. —Miles se levanta de su asiento para lavar su plato—. Debo estudiar porque la semana entrante tengo exámenes, otra vez. Y tampoco quiero perderme la fiesta de esta noche por estar estudiando.

—¿Fiesta? —Nolan luce igual de desconcertado que yo.

El pelirrojo ratifica su comentario con un asentimiento.

—Los Omicron, la fraternidad mixta, harán una megafiesta. Está todo el campus invitado y son de esas en las que te la pasas bien no importa qué. Puede suceder cualquier cosa, no me la puedo perder.

—Corrección —lo interrumpe Wyatt—, no quieres perder tu encuentro con Madison.

—Deberías declararte —sugiere Drake.

Cinco de los Delta le dan la razón con ademán de manos y asentimientos. A Miles parece que se le está por explotar la vena del cuello pero respira profundo y posa su mejor cara llena de simpatía falsa.

—Y tú, Drake Peck, deberías decirle a tu propia ex que sigues enamorado de ella. Pero bueno, dudo que lo vayas a hacer.

Su comentario nos arranca alguna que otra risa discreta mientras que a Peck lo perturba como patada de gallo a gallina peluda de patas largas. Así de desconcertante.

—En veces, la vida no es como uno quiere... —recita Gavin con melancolía.

—A veces, estúpido, no "en veces".

El chico equivocado, acá Gavin, le saca la importancia al comentario de Simon.

—Es la misma mierda.

¿Quién dijo guerra? © #3 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora