¿Quién dijo guerra? © #3 [BORRADOR]

23. Depeche Mode y muchos silencios.

Capítulo veintitrés

Depeche Mode y muchos silencios

Alexa

Abro la puerta negra de mi habitación topándome con una brillante bolsa dorada por encima de la cama. Me acerco rápidamente, no acostumbraba a recibir este tipo de cosas a excepción de regalos de Ashton o Rebecca y dudaba que semejante preparación fuera fruto de ellos.

Sin ánimos de ofender.

De adentro atrapo un sobre de color rosa pálido. En el centro tenía escrito mi nombre con una cursiva bastante prolija y la carta que contenía desprendía olor a flores. Procedo a leerla:

Oí que tienes una cita... y yo he hecho una nueva colección.

Ojalá que este vestido sea de tu agrado.

Con amor, Ashley.

Sonrío por su lindo gesto, estaba segura de que Ashton le había dicho que saldría con su hermano. Me parecía loquísimo ese hecho, pero peor era haberle dicho a Dylan que sí.

No sabía qué estaba haciendo con mi vida, pero estaba cansada de estar encerrada en esta casa. A pesar de que siempre prefería quedarme adentro, la medicación, los constantes terapeutas, las clases particulares y todo, me sofocaba. Quería verle la cara a alguien más que no fuese mi familia o Ashley.

No me malinterpreten, adoraba a mi cuñada y también quería a mis padres, pero me estaba entristeciendo toda esta situación. Y deseaba salir de aquí pronto, inclusive si se trataba de ir a una cita con Dylan.

Atrapo la ropa quitándola de la bolsa y me sorprendo enseguida por lo bonito que era. La vieja colección de Ashley había sido inspirada en unicornios, loco e increíble. Esta nueva estaba basada en los colores negros y dorados. Me quedo un poco impactada por lo bello que es y siento que es demasiado para que lo use yo.

Sin embargo, no lo dudo ni un momento y me preparo para la cita con Dylan. Previamente me había alisado el cabello y hecho una coleta alta, no era muy de arreglarme a lo extravagante pero este vestido gritaba que debía estar decente. Me lo ubico y termina por encajarme superbién, le agradezco mentalmente a Ashley por el regalo. Era de una tela muy brillante y completamente negra, tenía muchos destellos, en especial por las argollas doradas a los costados que sostenían cada pieza.

No me maquillo muy a lo bruto, simplemente un brillo labial, delineado líquido en mis ojos y máscara de pestañas. Solo porque no sabía maquillarme, era un desastre.

Ubico unos aros redondos y dorados en mis orejas y me echo perfume. Por último, no le puedo fallar a mis Converse del mismo color de mi vestido y también me las pongo. Me miro al espejo y me sorprendo a mí misma por la conclusión.