El ritmo del tiempo.

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1 mes, había pasado tras las vidas de Taeyeon y Tiffany con una velocidad
relámpago.



30 días, los cuales Tiffany agradecía y rogaba con devoción al cielo porque
siguieran aumentando y, si no era mucho pedir, que ayudaran a la rubia a formalizar su relación.


720 horas, que se habían transformado en las mejores de toda la vida de Taeyeon. No podía negarlo pero la mejor parte de sus días eran en las cuales disfrutaba de la compañía de aquella pelirroja; aunque técnicamente la veía
durante las madrugadas debido a que el trabajo de bailarina exótica no daba mucho espacio para citarse a horas casuales. Pero dejando eso de lado, Taeyeon no se arrepentía del transcurso de aquel último mes.


Amigos con beneficios, era una etiqueta común entre una estudiante de preparatoria o de universidad con deseos de vivir un poco su juventud; pero no lo era en el caso de una abogada de 25 años con un puesto de trabajo en una reconocida firma de abogados. Taeyeon consideraba su situación simplemente ridícula. Tal vez en la posición de Tiffany todo era más aceptable, tenía 20 años y se encontraba en su penúltimo año de estudios en SM; aunque al tomar en cuenta el acta de divorcio firmado entre ella y su novia de la secundaria ... la etiqueta de ,Amigas con beneficios' también sonaba un tanto tonta.




Ambas eran un desastre viviendo las etapas de su vida.




Sin embargo, se sentían felices con lo que tenían, o por lo menos satisfechas
hasta cierto punto.
En un principio era Tiffany la que buscaba constantemente a Taeyeon y fue por ella que sus encuentros en las madrugadas se volvieron algo cotidiano; pero al pasar las primeras semanas el teléfono de la pelirroja no dejaba de sonar recepcionando cada llamada y mensaje insistente de aquella necia rubia deseosa por verla y pasar un rato junto a ella. La pelirroja sabía que algo había estado
haciendo bien para lograr que cada noche en la que se paraba frente a la puerta del departamento de la rubia, esta se lanzara sobre ella buscando saciar todas sus ansias.


Tiffany sabía que la vida de Taeyeon era complicada, no sabía el motivo pero sabía de antemano que algo malo había de haberle sucedido y el hecho de que Sooyoung le haya negado a Siwon que conocía a la rubia, le hacía preocuparse
más aún. Es por eso que se había prometido intentar no involucrarse demasiado, pero eso era imposible de cumplir con cada instante en la cual su nívea piel rozaba contra la de Taeyeon; y sin ni siquiera necesitar de que eso sea algo sexual, el simple e inocente roce de las yemas de sus dedos o su mirada oscura, eran suficientes para lograr que el corazón de Tiffany se desbordara.



Por su parte, la abogada Kim se limitaba a mantener todos sus encuentros en algo sexual, es decir, no se permitía amanecer junto a la pelirroja -Siempre despertaba antes para ducharse o algún otro pretexto -tampoco se permitían hablar "durante", no se podían poner apodos cursis, mucho menos podían hablar de sentimientos y muchas más reglas se habían establecido durante el proceso.


En esencia, Taeyeon se sentía rebosante con su vida, tenía un buen empleo, lo que por lo tanto le traía más estabilidad económica y tenía a Tiffany, quien por consecuencia llenaba gran parte de sus vacíos emocionales sin pedir mucho a cambio; tenía una amiga con quien hacer compras y esas cosas y aparte tenía a alguien que satisficia cada necesidad fisiológica.

Había sido un mes perfecto.

***


Unas fuertes luces verdes, rojas y amarillas neón golpeaban la vista de cierta rubia, indicándole que había llegado a su destino. El nightclub "Insomniac" la recibía nuevamente, esta vez no se encontraba en compañía de ningún grupo de
amigos, tampoco se encontraba desempleada y definitivamente no tenía pensado discutir con alguna bailarina como la última vez; es más, era aquella misma bailarina el motivo por el cual Taeyeon se encontraba en aquel nightclub.


SobreviviendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora