Una llamada, Una sorpresa.

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—"Titanic... ugh, Jack fue un idiota al darle la puerta a Rose"— Taeyeon revisaba las películas que se hallaban en su gran estante negro, tratando de buscar la 'indicada' para pasar la noche, —"Twilight... mmm no entiendo aún como Edward embarazó a Bella, él ni siquiera tenía sangre para una erección, oh! El amor lo puede todo, al diablo con eso"— La rubia lanzó el estuche de le película a un lado —"The Notebook... Remember me... The Last Song...Dear John... Valentine‟s day"— Tae seguía sin entender en qué punto de su vida había comprado tantas películas románticas —"La Sirenita"— La rubia frunció su ceño —"Ugh En que momento fui tan patética"— lanzó esa última película junto con el cúmulo de películas que se había formado en el suelo —Debo tener algo menos estúpido por algún lado— Taeyeon rebuscaba en lo más profundo de su estante —¿American Pie?— La rubia entrecerró sus ojos con curiosidad mirando la contraportada del video —Jessica odiaba esta película —la mujer soltó una pequeña carcajada conformista al recordar ciertos sucesos en la preparatoria —Esta es la película perfecta.

 A pesar de que el departamento de Taeyeon no se encontraba ubicado en una zona popular o pudiente de Seúl, este tenía una vista envidiable del centro de la
ciudad. Muchos hubieran dado lo que fuese por tener el privilegio de ver las
famosas calles y avenidas de la ciudad desde la comodidad de su hogar, muchos
menos la propia habitante de aquel departamento.


Cada noche luces cegadoras se encendían al mismo tiempo que los teatros y sus
afiches iluminaban toda la calle, convirtiéndolos en un espectáculo el cual
Taeyeon se rehusaba a presenciar. Las persianas de su departamento se
cerraban apenas empezaba a caer el atardecer. Para ella, observar la majestuosidad que irradiaba Seúl en las noches, más que excitante, era frustrante y a la misma vez doloroso.                                                                                                                                           

Ver lo que pudo ser, oír lo que pudo obtener, estar tan cerca y a la vez tan lejos.                            Esas eran unas de las heridas que parecían nunca poder sanar en su ser.

—Ahora entiendo porqué Jessica odiaba esta película, es para retrasados
mentales— De un fuerte golpe apagó el reproductor de DVD para luego arrojar la
película junto al resto de filmes románticos que había encontrado
antes. 


Era un viernes por la noche y ahí se encontraba Taeyeon, sentada en su sofá
color carmín con los brazos sobre su estómago, mirando su televisión pero oyendo
los estruendosos ruidos que provenían de la agitada calle. Era un silencio
mortífero en el cual la rubia creía poder oír incluso los aplausos nacidos en los
teatros.


Nuevamente sentía arder las heridas interiores. Nuevamente se remontaba a su
juventud, cuando se sentía capaz de dominar el mundo. Y por una segunda vez
las heridas volvían a arder.


***


—¿Por qué no le haces caso a tu hija cuando debes hacerlo? —Una molesta
castaña caminaba de un lado al otro en uno de los camerinos de la puesta en
escena de Rent. 


—Pero quién nos asegura que Seo no se equivocó —Im Yoona daba vueltas en su
silla giratoria tratando de sacar del pánico a su castaña compañera de
reparto. 


— ¡Tú! — Jessica había detenido el movimiento de la silla de Yoona con fuerza —Tú
podrías asegurarme eso Im Yoona — Susurró la castaña a milímetros del rostro de
su compañera, dándole un total aire asesino o psicópata —Pero no lo puedes hacer
y ¿Por qué? Por atender una estúpida llamada de Minho.

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