El ritmo del tiempo.

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Aún era temprano. La reducida porción del cielo que se veía desde la pequeña ventana de la habitación de Taeyeon tenía aún un tono morado. Era realmente temprano para que alguien estuviera despierto; pero Taeyeon lo estaba –y no en el modo de “somnolientamente despierto”, sino con los cinco sentidos arriba. Había dormido poco, pero aún así se había obligado a despertar antes que Tiffany. Quería tener un tiempo solo para ella, y no para usarlo en cuestionarse asuntos a los cuales no podría darse una respuesta concreta y que solo le causarían un dolor de cabeza; sino para ver dormir a Tiffany. Esa sería la primera vez que la vería dormir sin tener que estar separadas por una pantalla de
computadora y aunque Taeyeon lo negara, se sentía sobrecogida por todos los sentimientos que verla ahí, junto a ella, tan llena de paz, desnuda después de haber hecho el amor una y otra vez, en la misma cama de la cual Taeyeon huyó la primera vez que estuvo con ella; le provocaban.

En realidad, esta no era la primera vez que Taeyeon veía dormir a Tiffany; pero sí era la primera vez en la que lo hacía sin sentir arrepentimiento o culpa; esta vez, de lo único que se arrepentía era de no haberle confesado su amor hacía mucho
tiempo atrás a ese ser al cual Taeyeon seguía considerando demasiado perfecto para un mundo tan miserable como era el que vivían; aunque para la rubia, ningún mundo era lo suficiente merecedor de alguien como Tiffany.

Taeyeon recostó su cabeza sobre su mano, dejando caer el peso sobre su codo para tener una mejor vista de su aún muy dormida novia. La rubia suspiró soñadoramente, dibujando inconscientemente una sonrisa al entender por enésima vez que Tiffany estaba junto a ella. Física y emocionalmente junto a ella.

Con suma delicadeza, Tae llevó su mano izquierda hacia el rostro de Tiffany, y con mucha ternura y suavidad, dibujó el contorno del rostro de la pelirroja; pasando por sus párpados cerrados, el puente de su nariz hasta la punta, para finalmente trazar sus labios ligeramente entreabiertos, sintiendo como un hilo de aire se escapaba en cada respiro. Taeyeon suspiró nuevamente, encontrándose maravillada por la textura de esos labios contra las yemas de sus dedos. Era frustrante darse cuenta que nunca se había dado el tiempo para sentir sus labios de esa manera. Con lentitud, sin temor, con precisión y con amor.

Los dedos de Taeyeon siguieron su camino hacia el cuello de Tiffany; soltando una silenciosa risa al fijarse en la gran marca enrojecida que sus labios, su lengua y hasta sus dientes habían dejado. Bajó hacia sus hombros, trazando figuras con
formas de corazón, para luego llegar hacia el valle de sus senos y detenerse súbitamente al sentir un estremecimiento por parte de Tiffany. Taeyeon siempre le había dicho a Tiffany que mirar dormir a otra persona era un poco raro, mientras
que la pelirroja seguía diciendo que era algo tierno; y definitivamente la rubia no quería ser la burla de su novia al descubrir que estaba completamente en lo cierto. Al ver que Tiffany volvía a quedarse dormida, Taeyeon soltó otra pequeña risa al recordar que Tiffany siempre estaba en lo cierto. Siempre. Para la rubia, Tiffany era la persona más inteligente que había conocido. Siempre sabía que decir y hacer. Lo sabía todo y eso le daba una sensación placentera de seguridad; ya que sentía que a pesar de todos los errores que Taeyeon pudiera cometer, Tiffany
siempre sabría qué hacer para mejorar esa situación.

Taeyeon enredó sus dedos con suavidad en el desordenado cabello rojo de Tiffany, y se quedó ahí por unos instantes; cerrando sus ojos y abriéndolos casi de inmediato al darse cuenta de lo que acaba de imaginar: Una casa frente a la playa,
ella sentada en un pórtico al atardecer, distrayendo su mirada de la puesta de sol al encontrar a Tiffany jugando en la arena con dos niños pequeños que de cuando
en cuando volteaban hacia el pórtico para gritarle “mamá” con una sonrisa.

Estaba pensando en un futuro con Tiffany, en el cual había una familia, suya y de ella; era un futuro perfecto y eso le daba miedo; ya que sabía que nada en la vida – o al menos en la suya – había sido perfecto por mucho tiempo, y a pesar de lo enamorada que se encontraba, sentía que era muy pronto para hacer planes.
Mucho antes había planeado su futuro perfecto; pero con un contexto muy distinto: Junto a Jessica, viviendo en Seúl, o tal vez en Busan, ambas siendo grandes estrellas en la música, el teatro, la televisión y el cine, siendo la pareja ideal del medio; probablemente sin hijos, pero tal vez con un gato. Esa era la vida perfecta para Taeyeon hacía varios años; pero en su presente, le era mucho más
atractivo, sin duda alguna, su nuevo concepto de perfección, en el cual no había nada más que tranquilidad.

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