Capítulo 24

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Narra Camila

Terminé de hacer las palomitas de maíz y me dirigí nuevamente hacía la cabaña de Lauren, cuando entré estaba solo con una polera que le llegaba hasta las rodillas y el cabello mojado.

-No sueñes que dejaré que te acuestes con el cabello húmedo – dejé los refrescos y las palomitas en una mesa pequeña que estaba en la habitación – siéntate en la cama, te secaré el cabello pero primero tómate esto – le pase las pastillas que me dijo al enfermera que le diera – buena niña –besé su mejilla, malditos impulsos.

-Aún me siento mal – dijo sentándose por fin y dejándome hacer mi trabajo – no sé como no me di cuenta  de que trotaba hacía un lago.

-Era de noche, suele pasar.

-No debería haber salido.

-Lo sabemos – acaricié su cabello, desenredé sus puntas y comencé a peinarla – tienes el cabello suave.

-¿Qué película veremos?

-Traje musicales y unas de deporte que creo que te puedan gustar, como haces deporte.

-Gracias – dijo de la nada.

-¿porque?

-Por venir a cuidarme, no era tu responsabilidad.

-SI lo era, soy tu profesora el venir acá fue mi idea por ende si era mi responsabilidad.

-Podría haberme quedado con la enfermera pero tu decidiste quedarte…

-Eres mas que una alumna – se hizo silencio en todo el cuarto – deberías saberlo.

-Se siente bien – dijo después de un rato.

-¿Qué se siente bien?

-Tenerte a ti acá, después de lo de ayer yo creí que…

-Es mejor que no hablemos de eso – la detuve de inmediato – no aguantaría hablarlo sin llorar – ella volteo y quedó frente a mí - ¿Qué? ¿Qué tengo?

-Tenemos que hablar.

-No ahora, ahora estás mal y la enfermera debe estar por llegar – ella frunció el ceño – anda a colocarte cómoda a la cama, pondré la película y me acostaré a tu lado.

-¿enserio?

-Obvio, no te dejaré sola Lauren – ella me quedó mirando y como si nos hubiéramos conocido de toda la vida supe que en ese momento me quería besar, sonreí y besé su frente – ve acostarte, voy en un minuto – noté su cara de frustración pero me hizo caso. Se acostó y me dirigí a la televisión cuando se abrió la puerta.

-Volví  - era la enfermera – ¿Cómo está?

-Mejor traté de bajarle la fiebre como pude.

-Muy bien la voy a inyectar.

-¡ODIO LAS AGUJAS! – gritó desde la cama.

-¿cómo puedes odiarlas si tienes tatuajes?

-Eso es una cosa diferente, enserio las odio

-OK – me acerqué a ella y me senté a su lado – solo durara un segundo, mañana te sentirás mejor ya verás.

-No me gustan señorita Camila enserio que no.

-Tu profesora tiene razón no durara nada, anda date vuelta – Lauren volteó y la enfermera le bajo el pijama hasta las rodillas junto con su ropa interior y noté como se tensó.

-Toma mi mano, todo estará bien Lauren – no quise mirar la aguja solo me preocupé en hacer que ella se olvidara de todo. Noté como apretó mi mano y se la llevo a sus labios, la recorrió con pequeños besos y por poco me la quiebra cuando la pincharon – viste no era para tanto – comenzó a soltar mi mano de a poco.

Sessions of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora