Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Nᴜᴇᴠᴇ.

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Llego a la parada de autobús con la respiración agitada y temblando por el frío. No se quien es esa Alfa y tampoco iba a quedarme para averiguarlo.

Sostengo el celular con mis manos temblando y aprieto para llamar. Al salir no agarré ningún abrigo y el cielo está cubierto por unas oscuras nubes.
Espero que no llueva o estaré en problemas.

¿Ethan? ¿estás bien?


La voz de Carl se escucha y suspiro aliviado.
—Si, yo estoy bien. Umm... ¿Podrían traer a Oliver?— pregunto mientras camino de un lado a otro para entrar en calor.


Claro que sí, pero ¿y tu celo?


—Oh bueno, mi celo terminó y... Y ya no lo estoy.— miro alrededor, preocupado y con miedo.

Bien, llegaremos en cinco minutos.


Escucho que suspira y corta la llamada.
Debo buscar una manera de pasar mi celo y cuidar a Oliver. Sé que Carl y Marta quieren tiempo para ellos y los entiendo, no soy su familiar. No tienen porqué cuidarme o a Oliver.

Guardo el celular y comienzo a caminar de regreso a casa. Espero que esa Alfa no esté allí.
No recuerdo haberla visto antes. ¿Quién es? ¿Por qué estaba en mi casa?

Llego y miro la puerta, respiro profundo antes de abrirla lentamente. No se escucha ningún ruido ni tampoco puedo oler a la Alfa. Doy un paso dentro  y cierro la puerta, dejo salir un suspiro al sentir el aire cálido.
Voy a mi habitación y veo la cama hecha un desastre.

—¿Qué hacía esa Alfa aquí?— susurro mientras quito las sábanas. Las dejo a un lado y busco unas nuevas.
—Tenía puesta mi ropa, entonces...

No entiendo nada.
Recuerdo haberme levantado a tomar agua, pero luego nada.
Supongo que debí volver a la cama y quedarme dormido de nuevo. Aun así, no recuerdo haberme duchado.

—Que extraño.— toco mi cabello, que todavía sigue un poco húmedo. Luego agarro mi ropa y la quedo viendo.

¿Qué hacía esa mujer en mi casa? Parecía conocerme, ya que dijo mi nombre de forma amistosa.

—¡Mami!

La puerta se abre de repente y la voz de Oliver se escucha, ansiosa y llena de energía. Dejo mis pensamientos a un lado y voy a recibirlo.

—¡Oli! Hola, bebé.— lo agarro para levantarlo. Sus brazos rodean mi cuello y siento que sonríe contra mi piel.
—Gracias por traerlo, señor. Y lamento las molestias.— le digo a Carl, quien me extiende la mochila y sonríe.

—No es problema, pero debes ir a un medico. No es normal que tu celo se corte de repente.

—Está bien, mañana iré a trabajar y...— mi mirada se dirige a Oliver, quien la devuelve junto a una sonrisa.

—Puede ir contigo, no te preocupes por eso. Ya me voy, Marta me esta esperando. Adiós, Oliver.— se despide sacudiendo el cabello de mi hijo. Cierro la puerta cuando veo que sube a su auto y suspiro.

Voy hacia la cocina y dejo a Oliver sobre la silla. Él me mira y dejo un beso en su mejilla para luego voltear y comenzar a preparar algo para comer.

Normalmente hablo de cualquier tema para ver si puede seguirme y decir alguna palabra, pero ahora mi cabeza está en otro lado.

Carl tiene razón, no es normal que se corte el celo. ¿Tendré algo malo? ¿Quizás esté relacionado con mis feromonas?
Sacudo la cabeza con brusquedad y la voz de una mujer llega a mi mente. Recuerdo sus palabras y la razón por la cual mi celo no se completó.

Dᴇsᴛɪɴᴏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora