Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Cᴀᴛᴏʀᴄᴇ.

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—Señor Linares, el señor Dievs ordenó que no tocaran el collar. Él lo revisará primero.

Karla impide que el Alfa entre a la oficina. La chica había quedado fascinada por el nuevo jefe y no quería quedar mal ante él.

—No me importa lo que ese idiota ordenó. Muévete.

Al escuchar la voz de mando, la Omega baja la cabeza y se aparta de la puerta.

Linares ingresa a la oficina de Dievs y hurga los cajones del escritorio.

—¿Dónde lo dejaste?— susurra acomodando los papeles que tiro por accidente.

Camina hacia un archivero colocado en la esquina de la habitación e intenta abrir sus cajones, pero es imposible, están cerrados con llave.

Se retira de allí con paso pesado y maldiciendo por lo bajo.

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—Relájate, él está bien.—
Gala suelta un suspiro, ya fastidiada por mis preguntas repetidas.

~Ese beta se acercó mucho, Ethan estaba muy incómodo.

Regresé a casa después de dejar a Ethan y al rato Gala apareció para decirme que le había dejado mi recado. Ya es tarde y debe estar descansando junto a su cachorro enfermo, no puedo molestarlo.

—¿Por qué lo trajiste aquí?— pregunta. La miro y ella olfatea el aire.
—Tu aroma no se nota para nada, sólo está el suyo.

~Se durmió, está muy agotado. Si sigue así, sufrirá un colapso a mitad de la calle.~ respondo distraído. Sigo dando vueltas cada vez más inquieto.

—¿Qué te sucede?— pregunta ya molesta.
—Me estás mareando.

Detengo mis paso abruptamente y miro hacia arriba.
~Lo encontré.

—¿Qué? ¿A quién?

Me transformo en humano y voy a la habitación en busca de algo para ponerme. Regreso a la sala y tomo las llaves del auto, esta cosa resultó ser bastante efectiva.

—¿A dónde vas?— Gala toma mi brazo y giro a verla.

—Lo encontré. Suéltame.— pido con calma.

—No lo hagas, no te dejaré hacerlo.— decidida, agarra con más fuerza mi brazo.

—Atacó e hirió a mi Omega, ¿creíste que lo iba dejar pasar?— miro donde está su agarre.
—Ve con tu Alfa.— ordeno y ella baja la cabeza.

—Dievs, no. Sabés lo que sucedió la última vez.

No pasará de nuevo.

—No me hagas usar la voz.— digo entre dientes tratando de calmarme. Tiembla un poco, pero no me suelta.
Ve con tu Alfa ahora y no interfieras.

Dᴇsᴛɪɴᴏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora