Dievs, un Dios Alfa que ha estado en el hielo por más de diez mil años esperando a su tan anhelada alma gemela.
Al ser descongelado va en busca de su otra mitad, pero se lleva una gran sorpresa al ver a la persona que el destino eligió para él.
...
—Mañana iremos a un lugar muy especial para mí.— susurra, Dievs, muy cerca del oído del Omega.
El tono empleado es bajo y lleno de dulzura. Ethan se estremece, ignora el cosquilleo en esa zona y asiente con los ojos cerrados.
Se encuentran descansando en el nido del Omega, con Oliver sobre el pecho de éste.
—Ethan.— Dievs lo llama en el mismo tono. Ethan abre los ojos y lo mira, esperando a que siga. —Te amo.— sonríe con cariño y acaricia la mejilla del menor dejando descansar su mano allí.
El silencio inunda la habitación. Dievs no espera ninguna respuesta y se acomoda mejor, cierra los ojos dispuesto a dormir junto a su pareja.
Ethan se remueve y voltea su cuerpo, acomodando a Oliver a su lado. El mayor suspira quedando boca arriba y cubre sus ojos con una mano. Sabe que Ethan no está listo para devolverle esa confesión, lo entiende, pero no esperaba que se alejara.
Un ligero peso sobre su cuerpo lo saca de sus pensamientos y al quitar la mano nota el rostro de Ethan muy cerca del suyo.
—¿Qué...?— traga saliva y su cuerpo se tensa sin saber dónde poner sus manos.
—Te quiero, Dievs.— confiesa, su tono es suave y cariñoso, deja un beso en la mejilla contraria y se acurruca. Dievs abre la boca sin saber que decir, su cuerpo se relaja por completo Abraza con fuerza a Ethan, cierra los ojos y sonríe complacido.
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—Es hora, Gala.
La Omega asiente y desaparece de allí.
~Dime, Gala, ¿estás dispuesta a hacerlo?
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Gritos comienzan a escucharse junto a algunos gruñidos. Todos buscan protegerse de aquella mujer pelirroja.
