Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Vᴇɪɴᴛɪsɪᴇᴛᴇ.

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Los gritos y lamentos resuenan en aquella selva. Los animales estaban durmiendo cuando fueron sorprendidos por el enemigo.

Cada líder juntaba a su manada y se aseguraba que estuvieran a salvo.

~¡HAY QUE LLAMAR A DIEVS!~ grita uno, sosteniendo a tres cachorros contra su pecho.
Las llamas se hacían cada vez más grandes y ya abarcaban mucho terreno. No tenían a dónde ir y sólo les queda esa opción.

Al escuchar su grito, los que se encuentran a su alrededor se preparan para llamar al Alfa.

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~Jugar, mami.~ pide Oliver saltando de un lado a otro.

Se encuentran de nuevo en zona nevada. Oliver insistió en volver para jugar junto a los demás lobos y poder disfrutar más de la nieve.

~Puedes ir, Oliver. Ten cuidado.~ dice Ethan al ver lo emocionado que está. Al tener permiso, el niño corre tanto como puede para llegar junto a los demás y unirse a su juego.

~Alfa, ¿estás bien?~ pregunta el Omega al ver a Dievs sacudir bruscamente la cabeza y soltar un bajo gruñido.

~Estoy bien, sólo es un dolor.~ baja la mirada y nota que Ethan está hecho una bolita contra él.
~¿Qué deseas hacer?

Ethan siente el cuerpo frío, a pesar de estar al lado del Alfa, por eso una idea cruza por su cabeza.

~¿Seguro?~ lo mira fijo, asegurándose de que realmente estuviese bien. El Alfa asiente e Ethan se levanta, listo para salir corriendo.
~Juguemos entonces.

El mayor rie divertido por la repentino acción. Espera un poco y decide seguirlo, atrapando su pequeño cuerpo al instante.
Ethan bufa molesto y da vuelta para quedar boca arriba, su respiración es agitada y mueve sus patas para alejar al Alfa.

~Tienes que darme ventaja.

~Lo hice, no es mi culpa que seas lento.~ acerca su nariz al estómago del Omega y comienza a lamerlo.

~Es culpa de la nieve, hay mucha y qu-quedo enterrado.~ responde, se queda quieto y suelta varios suspiros.

~Si, eres muy pequeño.~ deja caer su cuerpo con suavidad, comenzando a lamer el cuello y rostro del blanco lince.

~Pesas.~ susurra, esquiva el toque con nerviosismo y mueve más sus extremidades para salir de allí.
~Ha-Hay que seguir jugando.

~Pero estoy muy cómodo así.

Dievs no afloja su agarre y sigue molestando al menor, disfrutando de verlo todo tímido. Sin embargo, después de varias protestas del Omega, Dievs se levanta y siguen jugando, riendo como niños sin darse cuenta que son observados por la manada de lobos.

Dᴇsᴛɪɴᴏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora