Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Vᴇɪɴᴛɪɴᴜᴇᴠᴇ.

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Después de escuchar el relato del gran oso, Dievs comienza a dar vueltas de manera desesperada.
Gala lo había hechizado y aquel revoltijo fue sólo una distracción, pero no puede pensar en una razón.

Ante la mirada de todos allí presentes, Dievs frena de golpe sus pasos y observa hacia el estrellado cielo, luego da media vuelta y sale corriendo.

Su respiración se torna pesada y aprieto los dientes, dejando escapar algunos gruñidos.

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Todo este tiempo estando alerta, cuidando que nada pasara. Bajé la guardia un segundo y Gala me traicionó. No debí ser tan amable.

Corro a gran velocidad, esquivando con facilidad los árboles, arbustos, ramas, todo aquello que se atraviesa en mi camino.

Cierro los ojos y me fuerzo a ir más rápido. Puedo escuchar el llamado de Ethan con claridad, por lo que no está demasiado lejos. Debo llegar y protegerlo de aquello que lo está asustando.

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El anciano observa a Ethan, sus ojos están brillando y una maliciosa sonrisa aparece en sus labios.

-Cubre su boca, estoy seguro que Dievs ya lo escuchó.

Linares se acerca con un trozo de tela en la mano, cubre la boca del tembloroso Omega y se aleja con rapidez. El aire a su alrededor se vuelve pesado, con una mano cubre su nariz mientras mira la desnuda espalda del Omega.

Ethan está arrodillado con sus ojos fuertemente cerrados. Junto a él hay otros dos Omegas más, completamente desnudos. El Alfa los había obligado a tomar su forma humana.

El beta frente a ellos ya había matado a tres betas, tomando su sangre y sus corazones para formar un extraños dibujo sobre el piso. Al terminar, sacude sus manos y se acerca al Omega, agarra su mentón y lo obliga a levantar la cabeza. Ethan abre sus ojos por el repentino movimiento y observa asombrado como el rostro del anciano ya no está tan arrugado.

Dᴇsᴛɪɴᴏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora