Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Dɪᴇᴄɪᴏᴄʜᴏ.

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Luego de la confesión de Dievs, algunos días pasaron.
Aún me es difícil asimilar la historia, pero quiero confiar en él. Se mostraba muy sincero.

Tengo muchas dudas también, pero no pude ni me atreví a preguntarle. Quizás más adelante.

Dievs viene a casa cuando puede. Se ha portado muy amable y lindo, tanto conmigo como con Oliver.

Prometió cortejarme y el día de inicio sería sorpresa. Eso me tiene muy nervioso y preocupado. Ana me habló sobre ese tema. Dijo que es muy importante y especial, el Alfa se esmera para sorprender a su pareja, ya sea con regalos, acciones o invitarlo a algún lugar que el Alfa considere importante.
El Alfa pone todo su esfuerzo en demostrar que es bueno, que puede proteger y mantener a su pareja.

Aunque, según Ana, los Alfas han olvidado lo especial que es esa costumbre. Ahora lo hacen con cualquier Omega, lo marcan y cuando encuentran a su verdadera pareja rompen el lazo.

No quiero eso.

Otra de mis preocupación es Oliver, no ha querido separarse ni un momento. Cuando Gala llega, comienza a llorar y no suelta mi pierna, no tuve más opción que llevarlo conmigo.

Hoy lo llevaré a revisión y le preguntaré a Alex, me tiene muy preocupado, dejó de hablar y está muy sensible.

Cuando Dievs llega se muestra tranquilo, pero se niega a dejarme solo con el Alfa.

Al estar en casa de Anne, Dany llegaba para desayunar con la Omega y charlar conmigo. Una mañana se acercó y tomó mi brazo, Oliver reaccionó golpeando su mano.

Gala también se comporta extraño. Parece pérdida cuando le hablo y al preguntarle si estaba bien, comenzó a llorar y no me dijo que le sucedía.
No la volví a ver desde ese día y me preocupa su estado, la llame varias veces, pero no contesta.

—Oli ¡Es hora de irnos!— exclamo y a los segundo se escuchan sus pasos.

—¡Sí!—dice con una sonrisa. El doctor de Oliver es un beta, siempre que vamos le regala algún dulce.

Sonrío al ver el estado animado de mi hijo, agarro su mano y salimos de la casa.
El clima ha mejorado un poco, ya no hace tanto frío y la nieve al fin desapareció.

Llegamos a la parada de autobuses y sólo tenemos que esperar unos minutos, el bus que va directo al hospital llega y los que se encuentran esperando suben apresurados.
Subimos al último, saludo al conductor y me siento al final, donde dos asientos están libres.

Suspiro, acomodo a Oliver y me quito la mochila para dejarla sobre mi regazo.

—Mami, ¿Oli enfemo?

—Claro que no.—respondo con una sonrisa.
—Tengo que llevarte para revisión. ¿Recuerdas que Alex dijo que volvieras cuando pudieras pronunciar más palabras?— él asiente y beso su frente.
—Sólo es eso, bebé. No tienes nada malo.

El resto del viaje, Oliver lo pasa jugando con mi celular, el hospital queda muy lejos de donde vivimos.
Es muy temprano, me sorprende que no se haya dormido, estos días han sido muy agitados para él.

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—Mami... Mami.

La voz de Oliver se escucha lejana y siento sus manitos agarrar mi suéter.
Abro mis ojos con rapidez y lo miro.

—¿Me dormí?— pregunto observando por la ventana.

Ya llegamos y algunos pasajeros están bajando. Apresurado, acomodo mi mochila y agarro la manito de Oliver, ayudándolo a ponerse de pie. Al llegar a la puerta, el conductor ya la había cerrado.

Dᴇsᴛɪɴᴏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora