Dievs, un Dios Alfa que ha estado en el hielo por más de diez mil años esperando a su tan anhelada alma gemela.
Al ser descongelado va en busca de su otra mitad, pero se lleva una gran sorpresa al ver a la persona que el destino eligió para él.
...
—Estoy seguro, ese collar está allí.— murmura entre dientes, Linares.
Se encuentra mirando fijamente la puerta de la oficina de Dievs.
—¿Cómo haré para sacarlo? Si entro de nuevo, Dievs sabrá que estuve allí.
Piensa por largos segundos hasta que la solución aparece en su campo de visión. Esa omega será de mucha ayuda.
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—Ethan, por favor, escúchame.
Dievs da dos pasos, trata de acercarse a Ethan con cuidado, pero este niega y retrocede.
—No, no quiero que te acerques, no quiero escucharte. No quiero volver a verte, quiero irme a mi casa.
Ambos quedan en silencio. Ethan trata de calmar su respiración y llanto para que su hijo, que había mandado al cuarto del Alfa, no se sintiera mal. Y Dievs, él intenta asimilar lo que escuchó.
Sin que ambos se dieran cuenta, el cielo oscurecía cada vez más. Densas nubes grises cubren todo y la nieve, que cae con suavidad, comienza a descender con más fuerza. Una tormenta de nieve se forma, aplacando a quien camina por las calles a esa hora.
—Ethan, déjame seguir habla...— dice Dievs siendo interrumpido por el pelinegro.
—No, sólo vas a seguir mintiendo.— exclama, retrocede más hasta chocar con la pared, respira hondo y continúa murmurando. —Yo... Tengo que irme. Quiero irme.
—No.
—Quiero irme.— pide bajando más la voz. Observa fijamente los ojos del Alfa. —Quiero salir de aquí.
—No...
—Yo... ¡Te odio!— termina por gritar.
Cubre su rostro con una mano, no quiere que Dievs vea la verdad en sus ojos, quiere irse de allí y eso fue lo único que pensó.
—¡No quiero verte! Déjame ir.
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