Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Sᴇɪs.

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—Mami.— Oliver da una palmada en mi mejilla con cuidado.
—Mami.

Abro mis ojos con cierta dificultad, me siento cansado y mi cabeza duele un poco.

—Oli, ¿qué sucede?— lo miro y levanto una mano para tocar su cabeza. Él se aparta y muestra su cuaderno.
—¿Tienes hambre? El desayuno...

Mi ciclo de celo se acerca, tal vez por eso la pesadez en mi cuerpo.
Me levanto, agarro a Oliver y camino hacia la cocina. Lo dejo sobre la silla y comienzo a preparar su desayuno.

Cuando termino, agarro mi celular y le envío un mensaje a Carl. Es lunes y tengo que ir a trabajar, pero en mi condición es mejor quedarme en casa.


Está bien, Ethan, si quieres voy a buscar a Oliver y se queda en casa. Marta estará encantada.

Respondo y guardo el celular.

—Oliver, Carl vendrá a buscarte. Te quedarás con él y Marta.— limpio con una servilleta su mejilla y veo sus ojos brillar ante lo dicho.
Marta es la pareja de Carl, es muy simpática y amable. Ana se quedaba en su casa cada vez que tenía mi celo.

Oliver asiente efusivamente y sonrío ante su acción.

Terminamos de desayunar y comienzo a preparar una mochila con las cosas de Oliver mientras él juega con mi celular.

No conseguí otro trabajo. Dos días buscando, recorriendo la ciudad y nada. Nadie quiere contratar a alguien que no tiene educación y que también tiene un hijo. Todo eso sumado al hecho que soy un Omega sin pareja.

Ese es el principal problema.

—Ugh.— apoyo la mano en mi vientre y el calor recorre mi cuerpo. Mis ciclos de calor duran desde tres a cinco días, suelen ser dolorosos también.

—Mami.— Oliver, preocupado, se levanta de la cama para abrazar mi pierna.

—Estoy bien, bebé.— digo con voz suave, acaricio su mejilla y veo que sonríe con ternura.

Oliver nunca me vió en este estado, Ana siempre se lo llevaba un día antes y volvía cuando terminaba. Decía que no era conveniente que me viera en ese estado, ya que podría llegar a ser algo traumático para él y también sería problemático para mí, no podía cuidar bien de él en ese estado.

No la contradije. El celo es doloroso para mí, hay ocasiones en las que simplemente no puedo ni moverme. Jamás dejaría que Oliver me vea en esa situación.

El timbre corta mis pensamiento, alejo a Oliver y voy hasta la puerta principal.

—Buenos días, Ethan.— saluda, Carl, en cuanto abro.

—Buenos días.— contesto y me hago a un lado para que pueda pasar.

—No, no. Tus feromonas son muy fuertes.— dice y retrocede unos pasos tapando su nariz.
—Pude olerlo desde antes que abrieras.— ríe.

Sonrío por lo que dice y vuelvo a la habitación.
Carl perdió un poco su olfato al pasar los años, por lo tanto no puede percibir mucho las feromonas. Gracias a eso, podemos trabajar juntos sin preocuparnos por ese detalle.

—Oli, Carl ya está aquí.— me arrodillo y agarro sus abultadas mejillas. Sus ojitos están brillosos y me mira con pena.

—Mami.— se acerca a mí y deja un beso en mi mejilla.

—Yo también voy a extrañarte, bebé. Mucho, mucho.— lo abrazo con fuerza y cierro mis ojos.
—Te amo, Oliver, nunca lo olvides.— me separo y dejo un tierno beso en su mejilla y otro en su frente. Asiente con una sonrisa y sus ojos se llenan de lágrimas.
—No llores, bebé, estaré aquí esperándote. Diviértete mucho con Carl y Marta.— limpio sus lágrimas y sonrío.

Dᴇsᴛɪɴᴏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora