Tres Hermanos.

Atrapados.

NA: Comienzo en el 13x12. Various & Sundry Villains

Encerrados en prisiones selladas continúas, Lucifer y Castiel se la pasaban peleando. Cuando Satán se percató de los beneficios de la ira en restaurar su gracia, era demasiado tarde. Un grupo de demonios llegó con esposas y sacaron al ángel de su celda.

- ¿Yo no tengo derecho a un paseo? – Ironizó Lucifer viendo cómo se llevaban al morocho.

Los demonios lo ignoraron, desapareciendo por el pasillo con el prisionero. El arcángel maldijo por dentro. Necesitaba a Castiel, y estaba casi listo para salir de allí sin problemas. Ahora debía encontrar al ángel, evitando demonios y al mismo Asmodeus. Sin embargo, esa frustración le ayudo a enojarse más y prepararse mucho mejor.

El ángel se encontró con Asmodeus en el trono, sonrisa contra mirada asesina.

- Arrodíllate. – Ordeno el demonio a su derecha.

Por supuesto que Cas no obedecería. Asmodeus dio una señal y el ardor intenso en su espalda fue lo siguiente que Castiel sintió. Un corte desde su hombro izquierdo en diagonal hasta su cadera, comenzó a manchar su ropa velozmente. Empujado de rodillas frente a los lustrosos zapatos blancos de Asmodeus, se retorció adolorido. La mirada sobradora lo inspecciono.

- Así que, el nuevo ángel caído, ¿Cierto?

No hubo respuesta y eso solo hizo más feliz al príncipe del infierno. Pateo al ángel, detonando un sangrado en su labio y una mancha rojiza a lo largo y ancho de toda su mejilla. Castiel cayó sobre su costado derecho, escupiendo algo de sangre.

Uno de los demonios trajo una caja consigo, una jeringa reposaba dentro que Cas sospechaba para que serviría.

- La verdad, no eres la gran cosa. – Se burló sonriendo de lado. – Pero tu gracia podría servirle a alguien más. – Insinuó. – Y podrías convertirte en un problema más adelante.

Asmodeus sostuvo de los cabellos a Cas, clavando sin cuidado la aguja en su cuello. La azul sustancia lleno por completo el pequeño recipiente, mientras la vista de Castiel se nublaba por mucho que intentase mantenerse consiente. La luz se apagó para el ángel, y el demonio los dejo caer duramente contra el suelo.

Minutos después, una mano apartó su cabello oscuro. Sus ojos tardaron un poco en enfocar la figura hincada a su lado. Boca cocida, rostro sucio y ensangrentado, y ojos aterrorizados. Gabriel se alejó de él cuando se incorporó. Castiel no podía creer lo que veía.

- ¿Gabriel?

Su aspecto era desastroso, con la ropa rasgada y el terror en su rostro.

- ¿Estás bien? -

Gabe no respondió, solo se acurruco en su rincón, fingiendo no haberlo escuchado. Cas alargo su mano hasta él, con cuidado de no asustarlo. El arcángel imito el gesto por puro instinto.

- Soy yo, Castiel.

Algo en los ojos del mayor pareció iluminarse, esperanza tal vez. La mano de Gabriel se aferró con fuerza al brazo del ángel. Cas elimino el espacio que los separaba y Gabe se abrazó a su cuerpo con necesidad.

- Vamos a salir de aquí. – Correspondió el abrazo. - Te lo prometo.