En cuanto llegaron, le pasaron la responsabilidad de la mezcla a Sam. Mientras, Gabriel perdió el "Piedra, papel o tijera", obligado a extraer la gracia de Cas. Lo harían con la aguja, porque si cortaban, luego no habría forma de sanarlo.
- ¿Tengo que hacerlo? – Miró lastimero a su hermano mayor.
- Aprende a perder. – Se burló el rubio.
Castiel parecía no sufrir, pero ahora sabían que estaba padeciendo el peor recuento de su vida que podía tener. Gabriel supo que sus abandonos estaban entre esas pesadillas y Lucifer lamentara que fuese el creador de las peores de ellas.
El castaño miró una vez más la jeringa, y el lugar en donde debía clavarla. ¿Cas sentiría algo? Lo hizo lento, más por miedo que por piedad. El recipiente se llenó lentamente de brillante celeste, y la quito con cuidado. Satán le paso una pequeña toalla para que detuviera el sangrado que escurrió del orificio en el cuello del ángel.
La jeringa paso a manos de Sam, que aun renegaba de no encontrar uno de los ingredientes aunque recordara que estaba en alguna parte del bunker. Quizá el saber lo que Cas pasaba, ponía nervioso al cazador menor.
Pero la mezcla quedo lista finalmente. Se supone, según el "Simboloco" como lo llamaba Lucifer, esto sería como un ácido, deshaciendo cada pequeña marca del símbolo. El problema no afectaría al recipiente, pero no sería muy placentero cuando llegase a la verdadera forma de Castiel.
Los cinco estaban alrededor de la camilla, por cualquier cosa que surgiera. Castiel fue colocado de espaldas, donde el símbolo parecía escocer su piel. Sam tragó saliva, y poco a poco dejó caer el contenido del recipiente.
La mezcla burbujeó, permitiendo ver lentamente a las marcas negras desaparecer del recipiente. Ahora vendría lo peor. Castiel comenzó a removerse en su lugar, aumentando poco a poco la agresividad.
Encerrado en su mente, Cas veía los cadáveres de un millón de ángeles a su alrededor. Escuchaba su propia risa, pero solo quería llorar. Se escuchó decir que era Dios, pero realmente solo quería arrodillarse esperanzado en salvar a sus hermanos. Mató a tantos de ellos que se sentía adormecido, toda esa sangre en sus manos y no podía detenerse. Porque eso paso y no existía forma de redimirse.
De repente, fue dueño de su cuerpo, a la vez que algo comenzaba a picar en su espalda. La pequeña molestia se extendía lentamente, mientras pasaba de ser una picazón a un ardor doloroso.
Estiró su mano lo más posible, intentado llegar a ese punto, creyendo que tenía algo. El dolor se volvía insoportable, haciendo que olvidara sus intentos de encontrarle una solución. Cayó de rodillas, desvariando entre su mente y la realidad.
Lucifer y Gabriel intentaban sostenerle contra la camilla cuando intento levantarse, gritando de dolor. Los ojos del ángel brillaban en gracia, hasta que los Winchester no pudieron resistir el brillo, forzados a alejarse.
Finalmente, Castiel se desmayó una vez más, respirando pesadamente.
- ¿Está bien? – Se atrevió a preguntar Jack.
Su gracia era un suspiro, pero sus signos vitales más o menos estables. Lucifer pudo curarle, pero aun así el ángel no despertó.
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Tres Hermanos.
FanficLas vueltas de la vida vuelve a juntar a los tres rebeldes de la familia, ¿Cómo harán para no matarse en el proceso?