Sus hermanos dormían con tranquilidad a cada lado. Se deslizó con cuidado, intentando no pisar a Gabriel en el proceso. Se cambió rápidamente y salió de la habitación sin emitir sonido.
Castiel no tenía idea que el par de arcángeles estaban fingiendo. Ambos esperaron a escuchar la puerta cerrarse para cambiarse rápidamente. Luci fue el primero en asomar su cabeza al pasillo, verificando que estuviese despejado. Hizo una señal al arcángel menor, y este le siguió.
Repentinamente la puerta de otra habitación se abrió y chocaron con Jack. Los tres se hicieron señas desesperadas para mantenerse en silencio, paralizados en su lugar, buscaban indicios de que Castiel estuviese cerca. Nada.
El nephilim estaba tan listo como los arcángeles, cargando con su mochila remendada. Gabe le permitió que los acompañara, continuando su misión.
El ángel revisaba los últimos detalles en su bolso en la cocina, se lo cargó al hombro, y salió hacia el garaje. Dean había revisado el Pimp ayer, asegurándose de que todo estuviese en orden. Cas dejó su bolso en la parte atrás y cerró la puerta, sintiéndose observado en todo momento.
Arrugó la frente ante la sensación de la que apenas se percataba, e instintivamente volteó hacia todos lados. Nada. Olvidó eso y se subió al auto, sacando las llaves de uno de los bolsillos ocultos de la gabardina. En cuanto arrancó, tres intrusos aparecieron en su Pimp. Jack y Gabriel sonriendo detrás, y Lucifer saludándole desde el asiento del copiloto.
- ¿Ya nos vamos? – Interrogó el mayor de los cuatro.
- Tengo que resolver un caso. – Aclaró el ángel, señalando el diario enrollado sobre el tablero. – No pueden ir.
- ¡¿Por qué?! – Reclamaron los tres al unísono.
Castiel blanqueó los ojos, acomodándose de lado en el asiento para poder ver a los tres.
- Ninguno de los tres sabe cómo y esto podría ser peligroso. – Explicó.
- No puede ser tan difícil. – Replicó Gabe.
- ¿Acaso sabes cómo matar un vampiro siquiera? – Interrogó el ángel.
- Chasquea los dedos. – Dijeron los tres al unísono una vez más.
No iba a ganarles, podía con uno a la vez pero no con los tres. Castiel suspiró y comenzaron la aventura. Lucifer y Gabriel discutían por la canción que debía sonar en la radio, mientras Jack jugaba Tetris en su Game-boy. El ángel se concentraba en conducir y reprender a sus hermanos mayores para que se callaran. El unicornio, aquel que Lucifer ganó y Gabe envidiaba, ahora perteneciente a Jack, reposaba en medio del asiento trasero, ajustado con su cinturón en su lugar. El viento que entraba por la ventana despeinaba su cabello falso de colores al igual que el rubio de su dueño.
Lucifer ignoró a su hermano, hurgando en la guantera por dulces; lo que logró enfurecer más a Gabe que reclamaba esos dulces como suyos. Sobre el crucifijo que Cas tanto adoraba, estaba la bolsa de dulces, Luci la tomó y comenzó a burlarse del castaño.
Pasaron demasiado rápido a alguien parado a un lado de la carretera. En medio de las discusiones, a Castiel le pareció conocida la figura, por lo que intento mirar atrás. Pero no había nadie allí.
Dios respiró profundamente, enamorado del aroma de la naturaleza. Observó a sus hijos y su nieto desaparecer entre las curvas de la carretera y los árboles, con el sol del amanecer detrás de ellos. Sonrió a la imagen, seguro de que todo iría a mejor. Nunca fue muy bueno para los regalos pero la cruz y el unicornio protegerían a los inocentes seres, y eso le reconfortaba. Por sobre todo el drama, esta historia merecía un final feliz.
FIN.
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Tres Hermanos.
FanfictionLas vueltas de la vida vuelve a juntar a los tres rebeldes de la familia, ¿Cómo harán para no matarse en el proceso?