Por Cas.

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Después de romperse la cabeza en una búsqueda interminable, como siempre, Sam logró encontrar una respuesta al extraño símbolo. El semicírculo, con garabatos extraño en el centro y a su alrededor, estaba en la parte superior del cuerpo del ángel, justo entre sus alas.

Eso era magia tan antigua y olvidada como la primera planta en nacer. Sin embargo, existían unos papiros que tenían algo de información sobre ello; básica, sin mucho sentido, pero tenían algo de información.

Al parecer, el símbolo sellaba al ángel, encerrándolo dentro de su recipiente. A estas alturas, a Asmodeus no le interesaba que podía obtener de Castiel, solo le odiaba por defender a capa y espada a Satán. Puede que viéndolo allí, en esa camilla, pareciera absolutamente inconsciente, pero Cas sufría la imposibilidad de salir de las pesadillas de su propia mente.

- ¿Cómo lo quitamos? – Interrogó Dean, brazos cruzados sobre su pecho.

- No lo sé. – Lamentó Sam a su lado. – Probaré con métodos que se usan para otros símbolos.

Gabriel seguía sentado en el escalón de la cocina desde que el Winchester menor le había contado lo que encontró con respecto a su hermano. Masajeó su sien, buscando en su mente algo que sirviera para ayudar a Cas, pero ninguna idea se le ocurría.

Lucifer lo esquivo, con el bolso de Castiel a cuesta. El castaño se sorprendio al verlo subir las escaleras con las llaves del ángel.

- ¿Dónde vas?

- A buscar información para ayudar a Cas. – Dijo sin más, observándolo desde la cima de las escaleras.

La culpa había logrado mantener despierto a Lucifer toda la noche, observando desde una silla cada respirar del morocho, esperando que abriera sus ojos mágicamente. Quedarse de brazos cruzados, aguardando que alguien más hiciese algo, no era su estilo. Tomó el bolso con algunas pertenencias de supervivencia con las que Cas cargaba, y juró no volver hasta encontrar una solución a lo que, indirectamente, había causado.

Gabriel corrió hasta por las escaleras hasta alcanzarle. Puede que nunca hubiese salido de su zona de confort, manteniendo su integridad, pensando solo en sí mismo. Pero Cas le había perdonado y su mirada le dijo que lo creía capaz de mucho más. Lo sería, sería capaz de cualquier cosa esta vez, por todas las veces que abandono a su hermano menor.

- Yo voy. – Usó esa seriedad pocas veces vista en él.

- Yo también. – Interrumpió Jack, cargando su mochila.

Para el nephilim, Cas era su protector desde antes de su nacimiento, su madre se lo había jurado. Aun cuando era mucho más fuerte, el ángel se preocupaba por él. En esta ocasión, las cosas se invirtieron. Si Castiel recorría cielo y tierra por él, Jack le devolvería el favor.



Todo estaba listo. Lucifer al volante, Gabriel consiguiendo por fin su lugar de copiloto y Jack detrás, junto al bolso de su padre. Llevaban armas contra monstruos sobrenaturales, comida, dinero y un nephilim superpoderoso.

- Estamos listos. – Sonrió Lucifer.

Arrancaron su viaje. No pasaron más de 15 minutos para que alguien hiciese la gran pregunta.

- ¿Adónde demonios vamos exactamente? – Interrogó Gabe.

No sabían nada de cacería, brujería, esoterismo, ni nada similar. Ninguno tenía idea de por donde debían empezar a buscar o que buscaban exactamente.

- Podemos ir por Asmodeus. – Sonrió inocente Jack.

Los arcángeles pasaron de la incertidumbre a una sonrisa malévolamente similar.

- ¡Oh, Yes! 

Tres Hermanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora