Sin importancia.

1K 127 48
                                    

Lucifer caminaba de un lado a otro, concentrándose en Asmodeus y determinar si estaba allí. En su búsqueda, capto una gracia bastante débil también, y podría reconocerla donde fuera. Por el otro lado, Castiel había desaparecido. Esto no podía ponerse peor.

- ¡Mierda! -

Abrió la celda sin mucho esfuerzo, matando al guardia antes de que se le ocurriera gritar. No fue el único demonio que se topó, muchos más aparecieron de camino al trono. Pero Asmodeus ya se había retirado con un puñado de esos tipos.

Terminó con el último demonio frente a la puerta del trono. Entrando apresuradamente, con suerte Castiel estaría con Gabriel.

- ¿Castiel? – Llamó lo más bajo que podía.

Escuchó movimiento a su derecha, y vio a Cas a través de un pequeño visor en la puerta una celda.

- ¿Lucifer?

El arcángel busco a su alrededor una llave, encontrando en cambio la espada y otras cosas del ángel. Pero los pequeños recipientes con gracia ya no estaban.

- ¡Maldita sea! – Se quejó, obligado a usar de nuevo su gracia para abrir la puerta.

Lucifer arranco la puerta de su lugar, arrojándola lejos con un estrepitoso ruido. No se sorprendió de encontrar al arcángel menor en la misma celda, pero sí de la evidente debilidad de Cas.

Gabriel se arrinconó asustado al verlo, y cuando Cas se volteó a convencerlo para salir de allí, Lucifer notó la enorme herida que aun derramaba sangre de la espalda del ángel. Su instinto todopoderoso quería curarlo con tan solo el pensamiento, pero necesitaba ahorrar energías para salir de allí, y con suerte, teletransportarlos a otro lugar.

- Por favor, Gabe, tenemos que salir ahora. – Rogó Cas, a lo que su hermano se aferró a él de nuevo.

Pero Cas estaba demasiado débil para servir de apoyo. Luci se percató, y tomo el brazo del ángel, cruzándolo por sus hombros y asiendo su cintura.

- Salgamos de aquí antes de nos jodamos los tres.

Lucifer intento sacarlos de allí rápido, pero su gracia no los llevaría ni a una cuadra de distancia. Y como si su padre aun los escuchara, el auto de Castiel estaba estacionado afuera.

- Nunca había tenido tanta suerte en mi vida. – Rebozó de alegría el mayor de los tres.

Dejaron con cuidado a Gabe en el asiento de atrás, Cas se arrastró al asiento del copiloto apoyándose en el auto y Lucifer conduciría.

- Salgamos de aquí, hermanitos.



La primera idea de Lucifer fue ir al bunker, Cas seria su pase de entrada y estarían a salvo. El ángel se opuso a la idea, negado a poner en peligro a Sam, Dean y Jack. Terminaron conduciendo lo más lejos que pudieron, alojándose en un motel e inscribiendo símbolos por toda la habitación.

- ¿Qué haces? – Observo Lucifer desde la que sería su cama.

Gabriel sentado en el borde de su futura cama, tenía enfrente a Castiel con un cuchillo de demonio.

- Liberarlo. – Señalo lo obvio.

Con precisión cirujana, Cas cortó los hilos que sellaban la boca del arcángel menor. Luego de eso, hurgó en el bolso que afortunadamente seguía en el auto, y saco una muda de ropa que llevaba por si acaso.

- ¿No deberías descansar? – Interrogó Satán al verlo correr de un lado a otro, mareándolo. – Parece que fueras a caer en cualquier momento.

- Estoy bien. – Mintió el morocho, metiéndose en el baño para preparar la tina.

Lucifer se resignó a verlo tabalearse de un lado a otro, a veces buscando sostén en la pared y continuando a los segundos. Se acomodó en su cama, dispuesto a dormir y descansar todo lo que Castiel no quería.

Gabriel fue llevado con cuidado a la bañera, sumergido en agua tibia sus heridas ardían pero sus músculos se relajaban. Cas con su camisa arremangada y llena de sangre, tomo el pequeño shampoo que, por suerte, el motel proveía. El cabello castaño era negro ahora y estaba en demasía enredado. Cuando el cabello estuvo listo, la esponja paso al trabajo. Gabriel se dejó hacer acurrucado contra sí mismo.

Para cuando Lucifer despertó, Castiel secaba el cabello de Gabe, sentado en el suelo a los pies de la cama. El rubio ya se sentía recuperado, al menos lo suficiente para lo que necesitaba hacer. Se desperezó, y camino hacia el arcángel menor. Gabriel voltio a verlo asustado, aferrándose a la pierna de Cas.

- Oye, tranquilo. – Levanto sus manos en señal de inocencia. – Solo quiero ayudar.

Castiel dio la señal a Lucifer para que se acercara despacio. El arcángel poso su mano sobre la frente de Gabe solo un segundo, suficiente para sacarlo de aquel trance y curar las heridas esparcidas por todo su cuerpo. La brillante luz ilumino la habitación entera, para esfumarse a los segundos y devolver al Gabriel normal.

- ¡Wow! – Fue su primera expresión. – ¡Santa Macarena!

El ángel sonrió y su vista se nublo por un segundo. Lucifer también noto eso enseguida, y posó su mano en la espalda del más joven evitando que cayera hacia atrás.

- ¿Estás bien? – Gabriel poso una mano sobre su rostro pálido y sudoroso.

- Estoy... yo... - Intento pronunciar sin éxito.

Luci sintió su mano empaparse por completo y al mirar, el líquido carmesí goteaba de sus dedos.

- Mierda, Cas.

Pusó de nuevo su mano sobre la espalda del ángel, curando lentamente la enorme herida en su espalda. Pero no evito que Castiel se desmayara de todas formas. Gabe saco una palito de alguna parte y pico a su hermano menor recostado en la cama.

- ¿Se murió?

Definitivamente Lucifer prefería al Gabriel traumatizado, este era un idiota.

Tres Hermanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora