SIETE

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Llegaba tarde a clase. Estaba tan agotada del fin de semana que ni tan si quiera había oído sonar el despertador a las siete de la mañana. Así que, cuando mi cuerpo decidió que era hora de despertarse, simplemente lo hizo, sin importarle lo más mínimo haber perdido la primera hora del lunes. Y ahí estaba yo, media hora después de haberme levantado, corriendo por la calle para llegar a tiempo a la clase de Styles.  Entré a toda prisa a la facultad, atravesando los pasillos como alma que lleva el diablo. Ni si quiera toqué a la puerta, sino que me escabullí entre los asientos del auditorio y me senté junto a Brad, con la respiración agitada.

-Péinate, anda- me susurró, acompañando sus palabras de un guiño.

Sacudí la cabeza, provocando que cada mechón de mi desordenada melena volviera a su sitio. En uno de mis movimientos, vi la mirada de Harry fija en mi mientras explicaba algo a lo que, claramente, no estaba prestando atención.

Sentí como mi corazón se detenía casi por completo cuando sus ojos verdes me analizaron al detalle. No sabía como interpretar la forma en la que me miraba, pero podía jurar que sus ojos brillaban mucho más intensamente que nunca. Estaba consiguiendo ponerme nerviosa, tanto que noté el temblor que se estaba apoderando de mis manos. Aparté mis ojos de los suyos y miré hacia mi bolso, el cual carecía de interés.

-¿Estás bien?- me preguntó Brad, en un tono de voz casi inaudible.

-No- musité- no me ha sonado el despertador, o al menos, no lo he escuchado.

-Lo he notado al no verte aparecer por interpretación. Tranquila, no te has perdido gran cosa.

Puse mis ojos en blanco y comencé a jugar con el lápiz que tenía entre mis manos. Brad y yo conversamos un poco más, nada relacionado con la clase. Era la excusa perfecta para no mirar a Harry durante, al menos, un rato.

-¿Por qué Styles no deja de mirar hacia aquí?- preguntó de repente Brad.

La pregunta me pilló tan desprevenida que me atraganté con mi propia saliva y comencé a toser como si estuviera muriéndome. Brad me golpeó en la espalda y yo carraspeé un poco, centrándome en encontrar una respuesta adecuada.

-Supongo que porque estamos hablando, le habrá molestado.

Eso pareció convencerle lo suficiente como para centrarse en la letra de la nueva canción que estaba escribiendo, la cual, por cierto, tenía bastante ganas de escuchar. Brad era un músico increíble y no podía ni imaginar lo mucho que el mundo le adoraría si algún día se diera a conocer.

-Eso es todo por hoy, clase, nos vemos mañana- anunció Styles, mientras se giraba hacia su mesa.

Me levanté a la vez que Brad y caminamos hacia la salida. Cuando mi mano agarró el pomo de la puerta, escuché mi nombre en un tono grave y ronco. Brad salió al pasillo y yo me giré para ver que quería Harry.

-Alexia, ¿podemos hablar un momento?

Atravesó la clase en dos zancadas y se situó a mi lado, cerrando la puerta con un suave movimiento de su mano.

En seguida se me aceleró el pulso, mientras mi mente maquinaba millones de opciones de lo que podía estar a punto de ocurrir.

-¿Qué ocurre?- pregunté.

-¿Qué tal acabaste la fiesta?

Abrí la boca para responder, pero al segundo me di cuenta de que no sabía que decir, porque no me acordaba de absolutamente nada.

-Bi…en- respondí, no muy segura de mis palabras.

-Me alegro, en fin, solo quería decirte algo sobre la audición. ¿Qué te parece si nos quedamos aquí cuando acabes las clases?

Tardé al menos diez segundos en procesar la información. Se me había olvidado por completo que había aceptado su ayuda para preparar la función de invierno. Sacudí la cabeza y le sonreí.

-Si, me parece una buena idea.

-¡Genial! Nos vemos luego entonces.

¿No estaba demasiado cerca? Porque podía jurar que su respiración estaba rozando mi nariz de una forma muy poco profesional. Estaba prácticamente segura de que la distancia reglamentaria entre profesor y alumna era mucho más grande que la que había en ese preciso instante entre nosotros. Pude ver como sus labios se curvaban en una media sonrisa al tiempo que sus ojos se posaban en mis labios. Respiré profundamente y deseé tener poderes mágicos para poder evaporarme de ahí tan rápido que Harry ni se diera cuenta.

La puerta se abrió de repente al tiempo que aparecía un desesperado Brad. Me alejé casi un metro de Harry, como si alguien hubiese tirado de mi muy bruscamente.

-¡Eh, Ale, vamos! Me muero de hambre- se quejó.

Me colgué del brazo de mi amigo, dándole las gracias internamente. Me despedí de Harry con un hasta luego y caminé junto a Brad por el pasillo.

-¿Por qué tardabas tanto?- me preguntó cuando entramos a la cafetería donde nos esperaba Fedrah.

-Estábamos ajustando la hora de la tutoría, ya sabes, para la función de invierno- le expliqué.

-¡Ah! ¿Y cuando habéis quedado?- me preguntó, con curiosidad.

-Cuando terminen las clases, en el auditorio.

-Entonces… ¿te quedas hasta más tarde?

Asentí con la cabeza mientras agarraba una bandeja para la comida. Brad perdió el interés por nuestra conversación en el momento en el que apreció un enorme plato de patatas fritas con bacon y queso fundido frente a sus ojos.

-Creo que quiero casarme con este plato de comida- me aseguró.

Eso me provocó una risa que acabé contagiándole. ¿Desde cuando Brad tenía esa sonrisa tan bonita? 

Art for three (h.s, b.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora