-Suficiente por hoy, chicos. Nos vemos el lunes.
Suspiré de alivio cuando escuché esas palabras salir de la boca de Styles. Recogí mis cosas lo más rápido que pude, dispuesta a correr de allí si era necesario. Me levanté de mi asiento y comencé a subir las escaleras que daban hacia la puerta.
-Alexia- escuché mi nombre en ese inconfundible tono de voz y sentí que se me detenía el corazón durante un segundo.
Me giré, maldiciendo mi mala suerte, y me di cuenta de que, otra vez más, estábamos los dos solos.
Esta vez, me agarró de la mano y tiró de mi hacia la parte trasera del escenario, dónde nadie pudiese pillarnos por sorpresa.
Me acorraló contra la pared, sin posibilidad de escapatoria.
-¿Que quieres, Harry?- musité, demasiado nerviosa como para vocalizar en condiciones.
-Tenemos que hablar... de lo que pasó ayer.
Abrí la boca para decir algo, pero al segundo me arrepentí. Sacudí la cabeza y dediqué dos eternos segundos a decidir que era lo que debía contestar.
-Si, bueno, eso. No pasa nada, Harry, fue un desliz... no te preocupes, no se volverá a repetir.
-¿Qué?- exclamó, en un tono de voz suave- No Alexia, no era eso lo que quería decirte...
-Ya, bueno, hablamos otro día, voy super tarde a clase.
Me escapé por debajo de sus brazos y corrí hacia la puerta, sin mirar atrás ni por un momento.
¿Que cojones acababa de pasar?
La fiesta de Halloween era esa noche, y excepto mi ánimo, todo parecía estar preparado. Había quedado en menos de dos horas con Fedrah para arreglarnos e ir juntas hacia el local, pero no podía quitarme de la cabeza mi “conversación” con Styles.
Intenté echar una pequeña siesta, sin embargo, cada vez que cerraba los ojos, los recuerdos volvían y ese sentimiento extraño volvía a apoderarse de mi pecho. Me había gustado el beso con Harry, eso no podía negarlo, pero aún así, sabía que estaba mal y el remordimiento estaba carcomiendome las entrañas.
Me tumbé en el suelo del salón con la música bien alta, esperando que, por arte de magia, todos mis problemas desaparecieran.
No fue así, pero en algún momento de aquel huracán de pensamientos contradictorios, conseguí quedarme dormida.
El persistente sonido del timbre me obligó a levantarme del suelo, a pesar del terrible dolor de espalda.
Caminé con parsimonia hacia la puerta y la abrí, sin mirar si quiera de quien se trataba, aunque estaba segura de que sería Fedrah.
-¡Al fin abres! Estaba apunto de llamar a los bomberos, por si había que rescatarte.
-Exagerada- suspiré- solo estaba durmiendo un poco...
Fedrah puso los ojos en blanco.
-Marmota- me acusó.
Mi respuesta fue un movimiento de mis hombros que parecía decir “que le vamos a hacer”.
Fuimos directas a mi cuarto. Ella sacó su disfraz y lo extendió sobre la cama. El mio seguía guardado a buen recaudo. Quería que la primera vez que lo viera, fuese puesto en mi cuerpo.
-¡Venga!- me apremió- espabila que tenemos una hora.
Asentí con la cabeza y me encerré en el baño, llevando la bolsa del disfraz conmigo.
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Art for three (h.s, b.s)
Teen Fiction"Ella era la más bella obra de arte que había visto en mi vida, y como toda obra de arte, debía ser admirada, no solo por mi, sino por el mundo entero."