Cuando terminamos en la cafetería, llevé a James de tour por la ciudad. Le enseñé la universidad, la zona de bares, el casco antiguo, la catedral y un pequeño palacio que se encontraba en la zona más alta de la pequeña ciudad. Para la hora de comer estábamos tan cansados que ni nos molestamos en ir a casa. Buscamos una pequeña pizzería del centro y comimos allí, disfrutando de la tranquilidad que aportaba aquella zona un sábado por la mañana.
Nos dedicamos a contar anécdotas divertidas que nos habían ocurrido desde la última vez que nos vimos. Era algo que solíamos hacer, como una especie de tradición. James también me contó todas sus relaciones amorosas, que tenían mucho de relación y muy poco de amor. Él era flor de un día. Se acostaba con quien quería, cuando quería y como quería. Nunca se había atado a nadie y, según me había dicho, no tenía intención de hacerlo, al menos en los próximos cinco años. Mi primo era un espíritu libre, y esa era una de las cosas que más admiraba de él.
Sobre las cuatro de la tarde, decidimos volver a casa y descansar un poco antes de mi “cita” con Brad. Estaba nerviosa, pero sobre todo, asustada por lo que podía ocurrir después de eso.
Cuando llegamos al portal, comencé a rebuscar en mi bolso, intentando encontrar las llaves para poder entrar. Después de sacar todo lo que había en el interior, con las respectivas burlas de mi queridísimo primo, las saqué y las agité en su cara. Él puso los ojos en blanco, sin dejar de reír. Decidí ignorarle y me acerqué a la puerta para abrir. Sin embargo, alguien salía justo en ese momento y no pude llevar la acción acabo. La puerta se abrió y al otro lado, apareció un somnoliento Harry.
-Wow- excamé- hola.
-Hola- me saludó, con una voz grave y sensual.
Sentí como mi corazón se detenía por un segundo.
-¿Que tal? Soy James- se presentó mi primo.
Abrí la boca para rechistar, pero no supe que decir, así que decidí que era mejor mantenerla cerrada.
-Harry- dijo él simplemente, estrechándole la mano.
¿Era mi impresión o esta situación también era bastante incómoda? Sacudí la cabeza y le mostré mi mejor sonrisa a Styles.
-¿Vas de paseo?
-A una reunión de la facultad- me contestó, sonriendo también- ¿vas a salir hoy?
-Eh, no, bueno, tengo que ir a... solucionar un asunto, pero nada más.
Él sonrió y se acercó un poco más a mi. Sus ojos se desviaron hacia James y su mueca cambió por completo.
-Eh... yo voy a subir, necesito... ir al baño- soltó mi primo de repente- no tardes, A.
Le sonreí mientras asentía con la cabeza. Él desapareció por el portal, dejándonos solos a Harry y a mi. Tragué saliva, esperando a que dijese algo.
-¿Nos vemos luego?- me dijo, agarrándome por la cintura.
Me derretí por dentro ante su tono. Sabía como conseguir lo que quería. Solo tenía que sonreír y me entregaba a él por completo.
-Claro- musité, con la poca voz que conseguí sacar de mi cuerpo.
Antes de darme cuenta, sus labios estaban sobre los míos. Fue rápido, pero intenso. Justo lo que necesitaba antes de ir a hablar con Brad.
No.
-Tengo que irme- le susurré, con la respiración agitada.
-Adiós.
Me alejé deprisa, temerosa de que algún vecino pudiese pillarnos, y subí corriendo por las escaleras hasta el ático. Necesitaba descargar adrenalina.
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Art for three (h.s, b.s)
Jugendliteratur"Ella era la más bella obra de arte que había visto en mi vida, y como toda obra de arte, debía ser admirada, no solo por mi, sino por el mundo entero."