El mejor regalo

Capitulo 6: Con las manos en la masa.

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Aviso a lectoreeeeees! Si no habeís leido el capitulo cinco, no leis este!! Por que os perdeís algo esencial.. :D

Os dejo con el cap... =( no me mateis porfa plis.. todo tiene un poooooooorque de verdad !!!!!

Espero que os guste, espero ansiosa vuestros comentssssss!!

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P.O.V Lara

La cuesta de Enero se me estaba haciendo más larga que nunca; No por que tuviera problemas económicos, porque no los tenía, si no porque había mucho trabajo que hacer en la empresa y Raúl seguía llegando tarde, no tanto, pero si algunos días.

La relación se había enfriado un poco y yo me sentía culpable de ello. Por más que quisiera creer las palabras de Raúl, la manca de carmín en su camisa retumbaba en mi cabeza y en mi corazón día tras día.

El se esforzaba en demostrarme que no mentía, que decía la verdad. El trato con su secretaría se limitaba a que le diera los papeles que otros empleados la daban para que el firmara y poco más. Aun así... no estaba tranquila. Y además, Raúl mantenía las puertas de su despacho abiertas de par en par, para que yo pudiera verle, ya que yo también las dejaba abiertas; Si su secretaría las cerraba, al segundo las abría el y me sonreía para quitarme la tensión que me producía ver esas puertas cerradas.

Estaba concentrada en mi trabajo, final de mes, miles de facturas se agolpaban en mi escritorio. Eran las siete de la tarde y ambos, como la mayoría de los empleados buenos de la empresa, permanecíamos sentados en nuestras sillas, haciendo nuestro trabajo. Decidí no trabajar más por hoy, cogí mi abrigo y fui hacía el despacho de Raúl.

-Raúl, me voy a casa. ¿Vienes?.- Dije cruzando mis dedos por que dijera que sí.

-Princesa, me temo que no. Al director general se le ha roto el ordenador y estoy aquí en remoto intentando solucionar el problema.

Resignada me fui yo sola a recoger a las niñas, que felices jugaban con sus abuelos en casa de mi madre.

Cuando llegue a casa duche a las niñas y justo después vino Raúl, me beso y me ayudo a dar de cenar a las niñas, entre risas, oyendo lo que habían aprendido hoy.

Después y como cada día cenamos nosotros, y nos fuimos a dormir, para estar con fuerzas para uno día de trabajo.

Al día siguiente ya tenía todo encauzado, y mientras revisaba que todo estuviera bien y en orden, recibí unos whassaps de Raúl con trozos de la letra de una canción de Cali & Dandee, te doy mi corazon.

"Miro tus ojos y nunca paran de brillar 
y aunque lo busque 
no hay nada que pueda faltar "

.....Raúl está Escribiendo...

Quiero decirte que no hay 
nadie mas que no puedo dejar de pensar 
y en ti es todo lo que pienso 

.....Raúl está Escribiendo...

Vi que la luna esa noche 
se vistió de sol 
y tus ojos de niña volverse canción 
te doy mi corazón. 

.....Raúl está Escribiendo...

Siento por ti 
lo que nunca por nadie sentí 
no me cabe en el cuerpo y lo voy a decir 
te doy mi corazón. 

.....Raúl está Escribiendo...

Puedes hacer que lo negro 
se vuelva color 
cuando estas cerca me vuelves 
un hombre mejor

.....Raúl está Escribiendo...

Puedo volar con tus besos 
y quiero con esto entregarte mi amor 
y lo que siento por dentro "

 

No pude evitar sonreír y mirarle, que desde su despacho, apoyado en la parte delantera de su escritorio,  me miraba esperando alguna reacción por mi parte; Salí corriendo de mi despacho y entre al suyo pese al intento de Silvia de que no entrara. Me eche a los brazos de Raúl, que ya se había acercado más a la puerta de su despacho.

Ante la atenta mirada de su secretaría, de la mía, de más empleados que pasaban por allí, me colgué de Raúl cruzando mis piernas detrás de su espalda y le bese con toda la pasión reprimida en días anteriores. Importándome una mierda lo que pensaran los allí presentes.

Cien por cien segura de que lo que había dicho Raúl sobre la dichosa camiseta era todo verdad, simplemente esa mujerzuela se había aprovechado del momento para estar más cerca de mi bebe.

-Te amo bebe... Solo mío.- Dije sonriendo.

-Solo mía. Princesa, te amo.- Me contestó Raúl entre besos.

De camino a casa sola, pues Raúl debía quedarse en la oficina terminando unas cosas, se me ocurrió algo, una idea que esperaba sirviera para poner fin a la distancia que entre los dos había desde aquel dichoso día.

Llegue a mi casa, me desvestí sin prisa, me duche, y me puse mi mejor conjunto de ropa interior, medías hasta un poco más arriba de la rodilla, sujetadas por el tanga. Unos zapatos de tacón de vértigo negros, y encima de eso, única y exclusivamente un abrigo largo y un fular para no pasar tanto frio.

Me subí en un taxi nerviosa porque me diera tiempo a llegar y algo incomoda por si se notaba que no llevaba nada debajo del abrigo. Llegue a la oficina y tras identificarme al guardia de seguridad subí hacía el despacho de Raúl

Al llegar me encontré con las puertas despacho entornadas, cosa que me extraño, pero no le di, excesiva importancia. Cogí aire, desabroche los botones de mi abrigo y camine con paso firme y decidido hacía las puertas del despacho de Raúl.

Al abrir la puerta, me encontré con la peor escena que podía ver. Mi corazón se rompió en mil trocitos a la vez que caía de rodillas al suelo, mientras veía casi a cámara lenta como Raúl corría hacía mí con la cara totalmente descompuesta.

-Princesa no es lo que parece de verdad...- Dijo haciéndome bufar.

-¿A no? y que se supone que era, ¿un masaje en la tetas?.- Dije dándole una sonora bofetada.- No vuelvas a tocarme, no vuelvas a hablarme, se acabo, lo nuestro se acabo.- Dije mirándole a los ojos rota de dolor.

-Princesa déjame explicarte por favor.- Me dijo con sus ojos llenos de lágrimas.

-Te lo advertí...- Dije levantándome como pude.- Sabías que si esto pasaba...tu..yo.. dejaríamos de estar juntos, ¡ME HAS ENGAÑADO!.-Dije saliendo de allí entre lágrimas.

Hacía tan solo unas horas, estaba en sus brazos declarándole amor, pensando que estaba equivocada y ahora en mi cabeza se repetía una y otra vez la imagen de Raúl con las manos en los pechos de Silvia, únicamente tapados por la ropa interior. Silvia sonreía con maldad, tras haberlos descubierto con las manos en la masa.

Me había ganado la batalla...