Capítulo 5.

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Zayn había llegado a tempranas horas a su casa para desayunar con él y su hermana, era una costumbre que había adoptado desde el momento en el que se había dado cuenta de que al desayunar en su casa terminaba con hambre ya que siempre le tocaban raciones pequeñas por su cantidad de familia.

Gemma había hecho el desayuno después de uniformarse para irse al trabajo (que en lo personal, el rizado odiaba) y en ese momento Zayn simplemente admiraba el hecho de que a ella y a su amigo les faltaba poco para terminar lo que estaba en sus platos.

Miró el reloj y se dio cuenta de que era un poco tarde así que sin más se puso de pie con su comida a medio terminar y tomó sus cosas que había puesto en el sofá de la pequeña sala antes de sentarse a desayunar, para después indicarle a Zayn que era hora de retirarse con un simple movimiento de cabeza.

No era que disfrutara de los silencios, pero él no era una persona que hablara mucho por las mañanas, incluso llegaba a decir que ni siquiera se podía considerar una “persona” a tempranas horas y es que casi nadie lo era, más bien parecían zombis en busca de carne fresca.

Zayn lo siguió después de tomar una manzana del frutero que su hermana se encargaba de mantener lleno y cuando se encontró fuera de la casa se estiró con pereza.

– Te iré a dejar a la escuela – anunció Harry.

El de cabello oscuro lo miró con el ceño fruncido sin entender a qué venía aquello.

– ¿Te acabaste el dinero que apenas ayer conseguiste? – preguntó extrañado.
– No…
– ¿Por qué no asistirás a clases?
– Tengo asuntos que atender.
– Harry, no me digas que…
– No, Zayn, no me estoy metiendo en ninguna clase de problema – lo miró y le sonrió ligeramente para que borrara de su rostro esa mueca de preocupación – mis problemas se acabaron cuando terminé mi relación con Nick, ¿recuerdas?

Zayn se limitó a asentir y durante el resto del camino se mantuvo en silencio. Harry podía apostar a que por la mente de su amigo no dejaban de pasar los recuerdos de ese año tormentoso en el que Harry había jurado estar enamorado de aquel sujeto peligroso, pero decidió dejarlo pasar, ni siquiera él quería recordar todas esas estupideces que había cometido en nombre de ese amor que solamente había existido en su mente y corazón pues jamás había sido correspondido de la manera correcta.

Cuando llegaron a la puerta, Zayn sacudió la cabeza para después mirarlo con preocupación.

– Sé que no vas con Nick – dijo aún con la preocupación plasmada en su rostro – pero él sigue interesado en ti, lo ha dejado claro en más de una ocasión,  así que ten cuidado.

Harry asintió levemente y empezó a alejarse por las calles de los barrios bajos de Londres en dirección al centro, pero su cabeza no paraba de dar vueltas, no dejaba de pensar en que Zayn tenía razón, Nick aún estaba interesado en él y aquello era todo, menos un indicio de algo bueno. Debía tener cuidado porque lo conocía y sabía que siempre se aferraba a tener lo que quería.

~*~

Llevaba los lentes oscuros que anunciaban que la noche anterior había tenido una de aquellas fiestas. Los libros iban bajo su brazo y caminaba desinteresado por los elegantes pasillos de aquella escuela tan cara que sus padres se permitían pagar para él.

Llegó a su casillero y luchó con su mente para recordar la clave sin que un fuerte dolor lo atacara y cuando lo logró sonrió como si hubiera ganado el premio más grande de la tierra.

A pesar de que hacía algo común y corriente, todas las miradas de las chicas que se encontraban cerca estaban enfocadas en él deseando que aunque fuera por error las mirara, pero esa mañana no se encontraba en condiciones ni siquiera para acercarse a alguna de ellas y hacerle una insinuación sexual discreta la cual pudieran confundir con amor.

– Estás llamando la atención, como siempre.

Soltó un suspiro lento y cerró la puerta de su casillero con fuerza sabiendo exactamente a lo que se enfrentaría.

Liam se encontraba recargado en el casillero de a un lado con los brazos cruzados sobre su pecho, mirando en su dirección acusadoramente.

– No estoy de ánimos para esto – murmuró molesto – Odio cuando actúas como mi madre. Ni siquiera ella hace esto, no tiene tiempo.
– ¿Qué rayos pasa por tu cabeza? ¿Cómo te atreves a venir en ese estado?
– El viernes no conseguí diversión en tu fiesta de rufianes – se encogió de hombros – Además perdí mi reloj.
– ¿Y por eso decidiste que sábado y domingo deberías de estar divirtiéndote en Dios sabe qué lugar?

Miró a un lado y comenzó a reír intentando contener la ira pues no quería discutir con su amigo.

– Así es como funciono – dijo mirándolo nuevamente.

No esperó a que Liam le dijera algo más y empezó a caminar hacia la salida de aquel lugar sin dejar de escuchar los llamados de su amigo quien preguntaba a dónde se dirigía con la preocupación pintada en la voz. Pero no quería estar más ahí, dudaba que su cabeza pudiera soportar el sonido de la campana al soñar o el tono de voz de sus maestros al hablar, o incluso, otro regaño innecesario por parte de su mejor amigo, para eso tenía a sus padres que siempre estaban sobre de él cuando se encontraban en casa, siendo una molestia.

Necesitaba un café realmente cargado o agua en exceso fría para que el alma le regresara al cuerpo, así que sin más se dirigió al estacionamiento donde buscó con la mirada su enorme auto el cual encontró con facilidad. Caminó hacia él tranquilamente sabiendo que nadie detendría su camino fuera de la escuela y se sintió aún más seguro cuando se encontró en el interior y encendió el motor.

Las calles a esas horas estaban llenas de trabajadores y estudiantes de distintas escuelas que por una u otra razón iban retrasados pero decidió que todos ellos no eran su objetivo. Condujo hasta el Starbucks más cercano y después de pedir un café muy cargado y una botella de agua fue de regreso a su auto intentando idear algo para distraerse aquella mañana.

No podía volver a casa, sus padres se encontraban ahí dando consultas o algo parecido y había sido demasiado difícil evitarlos antes de salir como para volver y tener que contestar todas sus preguntas regresando a casa antes de tiempo.

Tomó el primer sorbo de su vaso térmico y sintió como regresaba a su cuerpo un poco de sí. Miró a ambos lados rápidamente pero entre los peatones pudo visualizar a alguien completamente familiar. Harry se encontraba caminando con una bolsa que no parecía liviana en su mano mientras hacía un esfuerzo sobrehumano por mantenerse correctamente abrigado.

Por instinto, se pegó a la acera por la que Harry caminaba y bajó los vidrios para que el rizado pudiera verlo y escucharlo.

– ¡Hey! – gritó para llamar su atención, cosa que funcionó  –  ¿No quieres que te lleve?

Los ojos de Harry se plantaron fijamente en él y su cuerpo se tensó al pensar que tal vez lo había olvidado, pero cuando el rizado puso los ojos en blanco supo que se había equivocado y empezó a relajarse.

– Tu papá paga una escuela muy costosa – aseguró señalando su uniforme con un movimiento de cabeza – no deberías de desperdiciar ese dinero saltándote las clases, riquillo.

Harry volvió a avanzar pero Louis era lo suficientemente terco como para dejarlo ir. El rizado tenía todo su interés, era completamente atractivo y eso era algo que seguramente nadie pasaba por alto y era por eso y por la manera en que les había defendido esa noche en que habían decidido mal al irse a meter a ese lugar que había decidido que quería acercarse a él, saber más sobre su vida que claramente era muy distinta a la que Louis solía llevar.

– ¿A dónde te diriges? – insistió avanzando en el auto al ritmo de Harry.
– ¿En serio? – preguntó el rizado con fastidio  –  ¿No tienes alguna novia o algo parecido que sirva para distraerte? Tengo cosas que hacer y realmente no te pienso incluir en mis planes.

Harry tomó un desvío por una calle la cual él no podía transitar, pero el rendirse no era una de las características del de ojos azules, así que aceleró con la fe de volver a encontrarlo y seguirlo hasta donde se dirigiera.

~*~

Dio gracias internamente a que ese desvío que había tomado no podía ser transitado por aquel niño rico que recordaba por haberle causado tantos problemas aquel fin de semana. Por su culpa había tenido que pelear con Nick y le sorprendía que éste aún no hubiera hecho algo al respecto ya que no era una persona que se quedara cruzada brazos cuando alguien lo enfrentaba.

La bolsa que llevaba en la mano pesaba un poco y dio gracias al cielo cuando vio que ya se encontraba en el lugar correcto. Aceleró el paso y entró a aquella casa que ya había visitado en más de una ocasión.

Cuando se encontró frente a la puerta no fue necesario llamar ya que él contaba con una llave propia, así que sin más se adentró con toda la familiaridad del mundo, sintiéndose tranquilo y libre de cualquier molestia.

~*~

Estaba seguro de que aquella enorme e imponente casa que se veía altamente descuidada era el lugar en el que Harry había entrado sin llamar, así que estacionó el auto y se dirigió a la puerta vacilante ignorando el hecho de que el rizado ni siquiera se había dado cuenta de que lo había seguido pues había logrado alcanzarlo una cuadra después de que tomara aquel desvío a pesar de que realmente casi lo había perdido y también saltándose por completo las palabras del de ojos verdes al dejarle claro que no estaba en sus planes pasar tiempo con él.

Buscó cerca de la entrada algún letrero que le indicara qué era aquel lugar que hasta cierto punto llegaba a parecer tétrico por la pintura que se estaba cayendo de las paredes, pero no encontró nada, así que llamó un par de veces para después de tomar una gran bocanada de aire que contuvo hasta que escuchó como unos pasos apresurados se dirigían a la puerta.

No se había puesto a pensar en qué haría si Harry era quien abra la puerta pues simplemente había seguido sus instintos, pero si de algo estaba seguro era de que no iba a estar contento con su presencia, en su lugar él tampoco estaría contento si alguien intentara invadir su vida a la fuerza, pero esa extraña necesidad de conocerlo no se iba y no podía dejar que oportunidades como aquella se le escaparan de las manos. No era como si todos los días se lo topara por las calles después de saltarse clases.

La puerta se abrió mostrando a una chica rubia con sonrisa vacilante que, al igual que él, tenía los ojos azules, su cabello llegaba un poco más por debajo de los hombros y estaba bien formado pero por su altura exagerada perdía toda la gracia y parte de la belleza.

– Hola – dijo soltando un suspiro como si hubiera corrido por horas cuando estaba seguro de que la única carrera que había emprendido era hacía unos segundos atrás para abrirle la puerta  –  ¿Estás interesado en alguno?

Louis la vio sin entender a qué rayos se refería y le asustó la idea de que Harry pudiera estar vendiendo su cuerpo por dinero y fue peor cuando conectó todo en su mente y empezó a creer que aquella chica era una especie de madrota, la cual estaba a cargo del negocio a pesar de su inocencia.

Con rapidez negó con la cabeza.

– Oh…  –  pensó un momento  –  ¿Eres voluntario? Dios, dime por favor que viste el anuncio.

Quiso darse la media vuelta y correr puesto que no podía creer que ella hubiera pegado un anuncio para un trabajo tan sucio como aquel, pero su curiosidad de saber lo llevó a asentir torpemente y, si estaba en lo cierto con que aquello tal vez era una casa de citas clandestinas, rescataría a Harry y haría lo posible por convencerlo de que existía una vida mejor estando fuera de ese negocio.

– ¡Qué bien! – dijo ella, con emoción iluminando sus ojos – mi nombre es Samantha, pero puedes decirme Sam.
– Soy Louis – dijo más rápido de lo que esperaba causando que la chica soltara una pequeña risa
.
Ella se hizo a un lado para permitirle el acceso a la descuidada casa y después de vacilar un poco entró con el único objetivo de sacar a Harry de ahí.

Los muebles que decoraban la sala de estar se veían realmente viejos y desgastados, estaban forrados de un verde horrendo que hizo que Louis pensara en demasiadas cosas poco agradables.

– Como sabrás – ella llamó su atención – esto es voluntario, nadie recibe ganancias.

Si creía que no podía asustarse más, se dio cuenta de lo equivocado que estaba cuando escuchó a aquella chica pronunciando aquellas palabras.

– ¿Dices que están aquí por simple gusto? – preguntó casi con horror.
– Eh… sí – sonrió débilmente – amamos esto.

¡Mierda!

– De hecho estaba escrito en el anuncio – prosiguió – “sin paga, sólo por amor” – citó  –  ¿estás seguro de que lo leíste bien?
– Sí… sí, lo hice – mintió – sólo me sigue sorprendiendo.
– Bien, sígueme.

Ella empezó a caminar y no tuvo más remedio que ir detrás de ella ya que aún no había señales de Harry.

– Esta es la cocina – señaló una puerta y en seguida entró.

Aquel lugar que ella había llamado cocina contaba con una mesa de madera con cuatro sillas demasiado viejas, había un enorme refrigerador que tenía una tabla de madera de un lado para estabilizarlo y había una gran cantidad de gabinetes.

– En los estantes de la derecha – empezó la tal Samantha – podrás encontrar la comida de perros y en los de la izquierda está el alimento para gatos.

En ese momento Louis sintió que estaba completamente perdido. ¿Por qué mierda había alimento de animales en una casa de citas?

– Aquí – señaló un cajón – puedes encontrar el medidor. Ya sabes, nosotros nos encargamos de comprar el alimento y como no contamos con mucho presupuesto, hay veces en que tenemos que limitar a las mascotas, pero es muy rara vez puesto que Harry intenta traer alimento constantemente. Ya lo conocerás, es un gran chico y trabaja aquí con real amor a los animales y ellos lo aman a él.

Cayó en cuenta de que aquel era un refugio para animales independiente y no supo qué sentir. Quiso pedirle disculpas a la chica por haber pensado de una manera incorrecta, pero al mismo tiempo le daba cierta vergüenza externar lo que había pasado por su mente.

– Los collares con placas para las mascotas nuevas, platos para los alimentos y productos para su limpieza están en aquella bodega – señaló una puerta contigua a la cocina  –  ¿de acuerdo?
– Sí – se encogió de hombros.
– Espera un segundo.

Ella salió de la cocina rápidamente y escuchó sus pasos alejándose. Aquel era el momento correcto para salir corriendo de ese lugar y no regresar ya que había averiguando qué era lo que hacía el rizado ahí. Simplemente era un voluntario más que ponía todo de sí para el cuidado de los animales que seguramente, aquella chica encontraba en la calle.

Por una razón que no logró entender, su cuerpo se quedó estático en ese lugar. Quería quedarse para tener algo en común con Harry pero antes de que por su mente pasara la clara molestia del rizado al saber que en verdad lo había seguido sin importarle nada, la chica llegó de nuevo y detrás de ella entró el chico de ojos verdes que al principio lo miró con sorpresa, pero después cambió a desconfianza.

– Harry, él es Louis – empezó a explicarle – vio el anuncio y vino como voluntario.
– ¿De verdad? – preguntó con un tono de burla e incredulidad.
– Sí – aseguró sin darse cuenta de lo que pasaba – Louis, él es Harry – le explicó – el chico del que te hablé.
– No sabía que te gustaran los animales – soltó el de ojos verdes cruzándose de brazos sobre el pecho, con mirada desafiante.
– ¿Se conocen? – preguntó Samantha desconcertada.
– SÍ, un poco – contestó Louis pues no quería escuchar lo que seguramente Harry diría – y sí, me gustan los animales, Harry.

Vio al rizado sonreír con incredulidad para después negar con la cabeza.

– ¡Qué bien que se conocen! – celebró, Sam – así será más fácil que trabajen juntos.

Ambos se miraban directamente a los ojos y Louis estaba completamente seguro de que nada sería fácil desde ese día y que las cosas con aquel rizado con tendencia a discriminar a las personas de clase alta no serían sencillas y mucho menos rápidas.

Harry no confiaba en él y sabía que no se habían conocido de la mejor forma, al menos su primera “noche de diversión” no había sido memorable, pero lograría que el rizado apartara todas esas primeras impresiones, de eso estaba completamente seguro.

R O Y A L S [Larry Stylinson] Wattys 2020 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora