Capítulo 22.

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Los ojos de Louis estaban abiertos con impacto al escuchar aquella historia ya que estaba seguro de que Nick le había robado la inocencia a Harry de la manera más cruel.

Por su parte, el rizado mantenía los ojos cerrados con demasiada fuerza logrando que Louis recordara la promesa de no soltarlo y es que en ese punto, para el de ojos azules era simplemente imposible romper ese pacto.

– No me iré – susurró, para llamar su atención.

Harry abrió los ojos lentamente para después apretar un poco más el agarre de su mano como si estuviera comprobando que aquello, que su presencia era real. Sonrió débilmente en su dirección a lo que correspondió rápidamente.

Muchas personas podían sentir lástima e incluso pena al escuchar esas historias en las que los demás sufrían por falta de dinero, pero lo único que Louis sentía era admiración hacia aquel chico que tenía frente a él. No podía creer que la persona que hacía latir su corazón con fuerza y rapidez hubiera pasado por tanto a tan corta edad.

Quería abrazarlo y que sus brazos borraran sus feos recuerdos, pero sabía que eso no pasaba ni en las mejores películas, así que simplemente decidió que debía de generar nuevas memorias en la mente de Harry para que tuvieran más peso y presencia que aquellas malas que lo habían vuelto tan desconfiado con todas las personas que lo rodeaban.

Harry soltó aire en forma de suspiro y Louis lo supo... realmente lo supo en ese momento, no necesitaba darle vueltas en la cabeza, no necesitaba alejarse de él para averiguarlo. Todo era demasiado claro para él... aquello que había faltado en su vida estaba frente a él con ojos verdes y hermoso cabello rizado.

– Hazz...  –  lo llamó.

Sus hermosos ojos verdes se clavaron en los suyos y él no pudo descubrir lo que éstos le decían.

– ¿Sí, Lou?...

Se acercó lentamente a él y después de depositar un dulce beso en su mejilla sonrió.

– Eres más valiente que cualquier maldito héroe – miró sus ojos cargados de sorpresa – todo lo que has vivido es digno de admirar y no tienes nada de qué avergonzarte – sonrió, para darle confianza – Eres increíble.
– Yo...

Harry se quedó en silencio y después de unos segundos sonrió enormemente mostrándole los hoyuelos adornando sus mejillas. Verlo era el mejor espectáculo que podía apreciar y Dios... ¿Qué era esa sensación en su estómago?

– ¿Tú...? – lo animó a seguir.
– Eres demasiado diferente, Lou – susurró, mirando sus manos en el acto – eres como el agua fresca cuando la sed es insoportable, como encontrar una moneda entre la pobreza...

El rizado calló cuando los brazos de Louis lo rodearon fuertemente.

Las personas jamás habían utilizado palabras como aquellas para referirse a él, normalmente utilizaban palabras como: engreído, presumido, mujeriego, alcohólico o drogadicto. Pero lo que Harry decía era demasiado dulce... mierda, quería matar a Nick.

– Tú eres más que eso – susurró en su oído, logrando que el rizado se estremeciera entre sus brazos.

Sintió los labios de Harry haciendo presión en su cuello y... ese era su hogar. No se refería específicamente a las escaleras del exterior de la casa del rizado... sino ese momento, esa acción.
Por un impulso se separó de Harry poniéndose de pie sin soltar su mano, empezando a tirar de él en dirección a su auto.

– Louis, ¿Qué haces? – preguntó, poniendo un poco de resistencia.
– Te subirás al auto – señaló la puerta después de detenerse para mirarlo – y me dirás dónde mierda vive Nick. Lo moleré a palos.

El rostro del rizado era un poema, vio sus labios tensarse formando una fina línea que le hizo sentir miedo ya que creyó que sus acciones habían logrado enfadarlo y Harry enfadado no era algo bonito, lo sabía por la experiencia propia.

Cuando iba a disculparse escuchó la escandalosa risa de Harry inundando la solitaria y oscura calle logrando que la confusión creciera en su interior.

– ¿Qué mierda...? – preguntó, sin entender.

Harry soltó su mano para abrazar su estómago, inclinándose un poco hacia adelante por la risa que lo estaba invadiendo.

– ¿Qué es tan divertido? – empezaba a sentir un poco de molestia.

Tuvo que esperar unos segundos y cuando vio a Harry enderezarse con la sonrisa enorme en su rostro, supo que se reía de él.

Se sintió indignado ya que nadie en su vida había hecho algo así, al menos no en su presencia. Frunció el entrecejo y se dio la vuelta empezando a caminar a su auto dispuesto a dejar a Harry pasar la noche en casa con su hermana ya que no tenía los ánimos suficientes para soportarlo.

– Louis...  –  escuchó que lo llamaba y después sintió como tiraba de su brazo para mirarlo de frente – lo siento – se disculpó.
– ¿Qué rayos te pareció tan divertido? – seguía sin comprender.

Harry sonrió de nuevo y quiso golpearlo a pesar del amor que sentía por él.

– Es solo que... Lou... yo te tuve que defender de él en un principio – comentó, divertido – te iba a asaltar y tú estabas tan asustado – sin querer, Louis se encontraba sonriendo ante la explicación – y ahora quieres ir a romperle la cara. Suena realmente increíble.

El rizado volvió a reír con fuerza y él tomó su mano mientras él intentaba calmarse.

– Todo se volverá demasiado complicado para ti cuando Nick saque una navaja – susurró, Harry – es mejor que vayamos a tu habitación y nos abracemos para olvidarnos de ese idiota – comentó – quiero tenerte a mi lado, sano y salvo, sin un peligro a tu alrededor. Lo que he sufrido vale la pena porque ahora puedo protegerte y no debes de molestarte por eso. Ya no le tengo miedo a Nick.

Sonrió ante sus palabras y dio un paso hacia adelante.

– Entonces, ¿Qué puedo hacer por ti? – susurró.
– Quedarte.
– Suena fácil – lo apretó contra su cuerpo.
– Más fácil de lo que es, riquillo.
– Podré lidiar con ello.

Ambos sonrieron y se besaron para después entrar a la casa para despedirse de sus amigos que se veían más alegres que antes y Gemma que se encontraba sentada en el sofá con una enorme sonrisa atravesando su rostro.

En el camino, ellos simplemente podían sentir la desesperación por llegar a la habitación del chico de ojos azules para dejarse ir en los brazos del otro.

~*~

Gemma sentía la tranquilidad apoderándose de su ser al ver a su hermano sonreír como no lo había hecho en mucho tiempo.

Era increíble el simple hecho de verlo doblarse de la risa estando con un chico de alto nivel económico después de todos los perjuicios que él se había generado al pasar de los años y no podía sentirse más orgullosa de él.

Unos minutos después de que su hermano se fuera con Louis, Liam y Zayn decidieron que sería lo mejor marcharse de igual manera, dejándola sola en la pequeña casa para que pudiese descansar de ese día lleno de confusiones.

Se levantó del sofá y preparó una taza de té sin poder creer que poco a poco su vida estaba cambiando. Había más comida y estaba segura de que al día siguiente después del trabajo iría a comprar un nuevo colchón para la cama de Harry pues ese estaba en un pésimo estado.

El sonido de su nuevo móvil hizo que saliera de sus pensamientos y vio en la pantalla el nombre de su nuevo jefe  –  el Doctor Tomlinson  –  en ella, mientras parpadeaba con insistencia.

Sin pensarlo dos veces, tomó el aparato y contestó.

– ¿Sí? – preguntó preocupada, pues no era normal que la llamaran a esas horas de la noche, más porque sabía que en ese momento ambos se encontraban de guardia en el hospital.
– Qué bueno que te encuentro despierta – dijo, sonando alegre y amable como siempre – tengo grandes noticias.

Gemma frunció el entrecejo sin entender.

– ¿Sobre qué? – la curiosidad la invadía.
– Hoy he recibido una llamada del abogado, Gemma – su corazón latió demasiado fuerte – hay una gran posibilidad de que a pesar de los años, tu hermano y tú puedan recuperar la herencia que sus padres dejaron para ustedes. Él dijo que...

No pudo escuchar más, estaba completamente perdida y agradecida por la enorme ayuda que la familia Tomlinson le estaba brindando. Estaba cerca de poder darle una vida mejor a su hermano gracias a ellos y las lágrimas corrían por sus mejillas mostrando su enorme alegría.

– ¿Me escuchas? – escuchó la voz insegura del doctor.
– Sí... sí – aseguró.
– Entonces mañana irá a casa cuando vayas a cumplir tu horario de trabajo para hablar personalmente contigo.
– De acuerdo – aceptó.
– Todo mejorará, Gemma.
– Gracias, lo sé.

Después de intercambiar unas palabras más con su jefe, quedó mirando un punto de la pared. Tenía unos jefes demasiado buenos, dispuestos a ayudarla en lo que necesitaba y no podía estar más agradecida por eso.

Habían pasado demasiados años desde la muerte de sus padres y ella estaba tan asustada en ese entonces, incluso más asustada que su pequeño hermano porque ante sus ojos estaba cayendo la realidad y no sabía qué hacer.

Recordaba ese día a la perfección. Había escuchado a la familia de sus padres discutir entre todos, se dio cuenta de que nadie quería quedarse a cargo de ellos y la trabajadora social había mirado a cada uno de ellos diciendo con decisión "entonces la casa hogar es la mejor opción".

A pesar de su corta edad había escuchado acerca de esos lugares y sabía que era demasiado probable que la separaran de su hermano, cosa que no permitiría por ningún motivo, así que esa noche había empacado y había salido de la casa topándose con las oscuras y peligrosas calles mientras el pequeño Harry temblaba y sostenía su mano con fuerza, aferrándose a ella como su última esperanza.

R O Y A L S [Larry Stylinson] Wattys 2020 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora