Capítulo 19.

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Sus manos paseaban por su cuerpo y lo dejaban ardiendo como si se encontrara envuelto en llamas mientras el aire empezaba a ser escaso en sus pulmones. Con cada caricia lo estaba dejando sin aliento y él simplemente quería gritar por la anticipación de lo que iba a suceder... todo era tan obvio y palpable que sentía los nervios apoderándose de su ser como nunca antes, desapareciendo por completo a ese ser seguro que antes de encontrarse de esa manera suponía que era.

Desde que sus padres habían abandonado la casa diciéndoles que se cuidaran y que cenaran antes de ir a dormir, ellos habían hecho lo posible para desviar sus atenciones en otras cosas como videojuegos, pizza, películas y hasta juegos de mesa, pero al final cuando se encontraron en el sofá no pudieron más que atacar los labios del otro con esa urgencia que se podía palpar desde el momento en el que le había propuesto a Harry quedarse a pasar la noche en su casa.

Los besos habían sido demasiado intensos mientras subían las escaleras hasta su habitación, pero al llegar y cerrar la puerta tras ellos, sus lenguas se empezaron a abrir paso en una pelea apasionada que logró descolocar cada uno de sus sentidos.

En ese preciso instante Louis se encontraba debajo del cuerpo del rizado mientras su cuello empezaba a ser atacado con urgencia. Podía sentir la humedad en el área gracias a la saliva del rizado que había quedado en el camino que había recorrido y sabía que lo estaba marcando como si fuese completamente suyo y en realidad, él ya se sentía suyo en cada sentido.

Las ansias empezaban a embargarlo así que metió las manos debajo de la camisa de Harry para sentir su suave piel e hizo un intento desesperado para girar sus cuerpos y quedar arriba del rizado, pero éste se lo impidió con todas sus fuerzas presionando más su cuerpo contra la cama.

– Ni lo sueñes, riquillo – susurró sobre sus labios con la voz más ronca de lo normal – hoy no.

Soltó un gemido involuntario al notar ese lado dominante del chico que se encontraba sobre su cuerpo y todo empeoró en el momento en que vio a Harry deshaciéndose de su camisa dejando al descubierto su torso tatuado, pero eso no era suficiente, él quería ver más de ese chico así que acercó las manos al botón del pantalón del rizado causando que este riera.

– Tranquilo – dijo, apartando sus manos para después dedicarse a quitarle la camisa al de ojos azules quedando en igualdad de condiciones. – Así está mejor.

No pudo evitar reír levemente y sentir un poco de vergüenza ante sus desesperadas acciones.

Harry volvió a tomar sus manos para posicionarlas donde se habían encontrado antes para que continuara con su labor de desabrochar sus pantalones.

Sus dedos fueron completamente torpes al momento de desabrochar el botón y bajar la cremallera, pero cuando por fin lo logró tuvo que contener un suspiro al ver el miembro de Harry erecto a través de ese bóxer negro ajustado a su cuerpo como si fueran una segunda piel.

– Dios...  –  dejó escapar por primera vez desde que habían iniciado con el juego de besos y caricias.

Tocó a Harry por encima de la tela logrando que el rizado soltara un gemido que a sus oídos sonó como una suave melodía que simplemente lograba que quisiera escuchar aquello todos los días de su vida o el mayor tiempo posible.

El rizado se deshizo de sus pantalones rápidamente y en seguida se dio a la tarea de quitarle sus pantalones con seguridad, sin titubear como lo había hecho él anteriormente.

Los besos de Harry descendiendo por su cuerpo lograron erizar su piel y no pudo contener las ganas de enredar sus dedos en los suaves rizos del chico que lo estaba haciendo sentir como nunca antes, que estaba logrando que viera las estrellas solo por sentir sus manos en su cuerpo... lo estaba volviendo completamente loco sin remedio.

Sintió como su bóxer empezaba a ser retirado y el aliento cálido del chico en su entrepierna lo hizo temblar. Los labios de Harry dejaron besos esparcidos por sus muslos logrando esa combinación de cariño y deseo que Louis no había sentido en su vida.

Sin aviso, el rizado empezó a meter su miembro erecto en su boca y Louis al sentir esa humedad envolverlo tuvo que poner las manos sobre su boca para no gritar.

Veía la cabeza de Harry bajar y subir metiéndose todo lo posible de su extensión en la boca, cubriendo lo que no alcanzaba con sus labios con la mano haciendo todo mucho más placentero.

– Hazz... yo...  –  soltó con dificultad – si no paras yo...

Guardó silencio en el momento en el que el rizado se alejó de su miembro con los labios hinchados y brillantes debido a su acción pasada. Le sonrió y subió nuevamente hasta que sus rostros quedaron frente a frente.

–  Haré esto realmente bueno para ti, Lou… – susurró, el rizado, antes de meter tres de sus dedos dentro de su boca mostrándole a Louis una de las escenas más eróticas del mundo. Harry era pecado.

De repente sintió uno de esos dedos que habían sido chupados por su novio con fervor, abriéndose paso en su interior haciendo que varias descargas eléctricas recorrieran su espalda de principio a fin como oleadas de dulce placer que sólo se podía llegar a tener estando con la persona indicada por la que todo el cuerpo reaccionaba.

Harry jugó en su interior por un momento para después introducir un segundo dedo el cual fue recibido con un fuerte gemido que hizo al rizado sonreír con presunción para seguir con su juego hasta el momento en que sintió que se encontraba lo suficientemente dilatado para él.

– ¿Estás listo? – preguntó, el rizado. Por su voz podía notar que estaba haciendo un enorme esfuerzo para no penetrarlo de una vez.
– Sí... Harry, hazlo – casi suplicó.
– Un preservativo – pidió, mientras miraba a todas las direcciones.

No era que no contara con uno, simplemente no quería que Harry lo usara. Quería sentirlo con plenitud en su interior así que negó con la cabeza levemente antes de estirarse y tomar del cajón de la mesa de noche un lubricante.

– Confío en ti – susurró, entregándole el bote que había sacado.

Los ojos verdes de Harry se clavaron en él y no sabía qué era lo que el rizado pensaba en ese momento, pero olvidó ese momento cuando los labios del rizado atraparon los suyos en un beso suave.

– De acuerdo – murmuró, sobre sus labios.

Lo miró destapar el pequeño bote y después de aplicar el contenido en él, empezó a ponerlo en su miembro de una manera abundante haciendo que se mordiera el labio por anticipación.

Sintió la punta del pene de Harry rozando su entrada y después presionando ligeramente antes de empezar a introducirse en él lentamente causándole un poco de dolor por el tiempo que llevaba sin ser poseído de esa manera.

Cuando el rizado lo llenó por completo esperó unos momentos antes de empezar a moverse con un ritmo lento dentro de él.

Miraba a sus ojos directamente mientras lo hacía suyo de esa manera tan íntima y quiso llorar por la gran cantidad de emociones que lo albergaban en ese momento. Le pertenecía a Harry y definitivamente el rizado era de él en cuerpo y alma, lo podía notar en esos ojos verdes tan profundos que lo miraban como si nadie más existiese en el mundo, tan especial y diferente, tan Harry…

Cuando el rizado se inclinó hacia abajo para poder besarlo, lo sintió más dentro de su cuerpo y en definitiva se sentía pleno, embriagado por el sabor del beso descuidado y el placer que sólo él le hacía experimentar.

Cada vez que Harry empujaba dentro de su cuerpo, sentía como una electricidad envolviéndolo por completo y mientras su ritmo iba aumentando simplemente el cielo se veía más cerca de lo normal así que no le tomó demasiado tiempo correrse pues el placer era infinito. Su cuerpo se contrajo al llegar al orgasmo y arrastró al rizado junto con él.

Respirando con dificultad, el rizado salió de su cuerpo y se dejó caer a un lado de él en la cama para después envolverlo en sus largos brazos, besando su frente antes de que la recostara sobre su pecho.

Podía escuchar el palpitar acelerado del corazón de Harry y sonrió débilmente depositando un beso en su pecho.

– ¿Habías hecho esto antes? – la voz de Harry lo sacó de sus pensamientos.

Frunció el entrecejo levemente recordando y después levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.

– Sí – dijo con sinceridad – las dos primeras veces estuve muy ebrio – rio un poco y Harry pareció no sorprenderse – pero la tercera vez fue con un chico con el que intenté algo, antes de Eleanor.
– Vida de ricos...  –  comentó con humor.
– Puede ser – rio  –  ¿Y tú?

Lo vio hacer una leve mueca y dudar por un momento.

– La primera vez ni siquiera la recuerdo, me drogaron y violaron – soltó. – La segunda fue cuando Gemma había perdido el empleo y empezamos a quedarnos sin nada que comer; creí que sería una manera de ganar dinero fácil, pero terminé en el hospital por una hemorragia ya que el infeliz metió algo más dentro de mí que destrozó mis paredes internas, lo positivo fue que me dejó dinero que nos sirvió para alimentarnos dos días más – miraba a todos lados, menos a sus ojos – las siguientes fueron con Nick, quien se iba después de terminar.

Louis se sorprendió, a pesar de que él había estado ebrio las dos primeras veces que había tenido relaciones con chicos, recordaba fragmentos de éstas y sabía que habían sido divertidas y placenteras con hombres realmente atractivos con los que deseó estar desde el momento en que los vio.

Miró atentamente el rostro de Harry sin poder creer que ese chico era menor que él y que había vivido tanto, pero después detuvo sus pensamientos al darse cuenta de que ni siquiera tenía idea de la edad del rizado. Se sintió un poco tonto al respecto ya que en ese punto estaban en una relación.

– ¿Qué edad tienes? – preguntó, curioso.
– ¿Crees que soy menor que tú? – respondió, con una sonrisa divertida a lo que él simplemente asintió. – Tengo 21, Louis.

Un año más que él... no podía creer que ni siquiera lo aparentara.

La sorpresa invadió su ser y estaba seguro de que su rostro lo reflejaba también porque él con sus 20 años ya estudiaba una carrera universitaria en administración y Harry ni siquiera había ingresado aún.

– ¿Entonces... por qué no estás en la universidad?
– Perdí tiempo por Nick. – confesó.
– ¿Cómo conseguiste estos tatuajes? – preguntó, deslizando sus dedos con delicadeza sobre ellos intentando no sonar ofensivo con esa pregunta.
– Nick tenía un amigo que se dedicaba a eso y a mí me los regalaba puesto que tenía ciertos negocios con él un poco extraños – comentó – Realmente no me involucraba, sólo gozaba de los privilegios que tenía por él.

Estaba claro que ese tal Nick estaba involucrado en más de un aspecto de la vida de Harry y eso le causaba cierto enojo, principalmente porque después de platicar con el rizado ese tiempo se había dado cuenta de que en realidad no sabía absolutamente nada de él; no tenía idea de cuál era su color favorito, la comida que más le gustaba o qué estación del año prefería.

– ¿Quién es Nick en tu vida? – se aventuró a preguntar, al final de cuentas ya lo conocía por el día en que se había aventurado a entrar a los barrios bajos por primera vez en compañía de sus dos mejores amigos y por pequeños fragmentos que Harry había dejado escapar en conversaciones ocasionales o cuando tenía los sentimientos a flor de piel.

Harry por fin posó sus ojos verdes nuevamente en él, esos ojos que lo hubieran hecho sentir especial en otra ocasión, pero esa noche lo único que deseaba con todas sus fuerzas era aprender a ver detrás de ellos para descifrar todos los sentimientos y pensamientos de aquel chico que le robaba cada latido de su corazón.

– El chico que los quiso asaltar – aquello tomó por sorpresa al de ojos azules, porque esa conversación ya la habían tenido antes en el sofá de la casa del rizado cuando había curado sus heridas y descubierto lo que hacía para ganar dinero fácil. – Él... bueno, nos conocimos un día en el que yo salí de casa sin rumbo alguno ya que...

Ambos se sobresaltaron al escuchar un móvil sonar y Harry lo apartó con delicadeza de su pecho para correr hasta sus pantalones que se encontraban tirados en el suelo rebuscando en los bolsillos de estos para sacar el aparato que su jefe le había obsequiado. Lo miró fruncir el ceño antes de contestar.

– ¿Qué sucede? – preguntó, molesto, pero sea lo que sea que le dijeran al otro lado de la línea logró que su rostro cambiara completamente – Dios... ¿Él está seguro de eso? – la preocupación se hizo presente y Louis sólo atinó a sentarse en la cama – Le diré a Louis e iremos en un instante – dijo, para después cortar la llamada.
– ¿Quién era? – preguntó.
– Gemma – pasó una mano por sus alborotados rizos – Zayn llegó a casa a buscarme, dijo algo acerca de Liam denunciándolo con la policía por robo.

Louis se confundió demasiado ante aquella declaración, pero sólo atinó a seguir los pasos del rizado y empezar a vestirse para poder llevarlo al lugar donde Zayn se encontraba, dejando olvidado el tema de Nick por un rato.

R O Y A L S [Larry Stylinson] Wattys 2020 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora