Capítulo 29.

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Todo había transcurrido tranquilo durante la semana y a pesar de que Harry siempre se encontraba alerta por si notaba algún signo que le indicara que Nick se encontraba cerca, no había logrado nada ya que el chico ni siquiera se había aparecido por las afueras de la escuela donde siempre solía estar para acosar a estudiantes indefensos o vender sus sucias drogas.

El estar dentro de esa enorme casa donde habían pasado unos momentos demasiado felices, en ese momento era difícil debido al suceso que les había desgarrado el corazón a todos, incluso a los padres de Louis y Gemma cuando se habían enterado por boca de los chicos.

Samantha les había enviado un mensaje demasiado temprano anunciándoles que quería verlos ahí y ellos se encontraban sentados en el pequeño comedor de la cocina esperándola mientras miraban las bolsas de alimento caro que habían comprado, las cuales seguían intactas en la alacena.

– Leí sobre un té que ayudaba a calmar los nervios, lo anuncian constantemente en la televisión y aseguran que el nivel de vida es bajo cuando se vive de esa manera – dijo Louis, girando la taza que tenía con sus dedos sobre la mesa como si eso fuera lo más divertido del planeta – creo que sería bueno consumirlo.

– Tú no padeces de los nervios, Louis – la voz de Harry salió cargada de burla.
– Oh, claro que lo hago, lo sé por los síntomas – se defendió, frunciendo el ceño mientras Harry reía abiertamente – Además, no estás dentro de mi cuerpo y no sabes si tengo nervios o no.

La carcajada del rizado llenó la vacía casa y todo de repente fue perfecto, al menos ante los ojos de Louis.

– He estado dentro de tu cuerpo y puedo asegurarte que no hay nervios ahí.

El rubor cubrió las mejillas del de ojos azules y quiso esconder la cara en algún lugar por la simple vergüenza.

– No me refiero a esa manera de estar dentro de mi cuerpo – explicó.

Harry se puso de pie y caminó hasta donde él se encontraba sentado para después acercarse peligrosamente a su rostro.

– Estoy seguro de que si padeces de nervios, podemos encontrar otras maneras de calmarlos – aseguró sobre sus labios.

¿Cómo resistirse a Harry?

Besó sus dulces labios con dedicación antes de abrir la boca para cederle el paso a la dulce lengua del rizado que lo hacía sentir como si estuviera volando. Se tuvo que sostener de sus rizos para no caer de la silla por la intensidad del beso que se estaban dando y todo empezó a empeorar cuando su miembro empezó a despertar dentro de sus pantalones.

Cuando se separaron con necesidad de que el aire entrara a sus pulmones, ambos respiraban agitadamente mientras no despegaban la mirada el uno del otro. Louis dejó que sus manos viajaran por la espalda del más alto hasta llegar a su trasero haciendo presión en este.

– Quisiera comprobar si tú padeces de nervios – susurró mientras sus narices se rozaban – quiero estar dentro de ti, Hazz – pidió lo que llevaba deseando desde algún tiempo atrás.

Volvió a apretar el trasero de su novio logrando que este soltara un gemido que le sacó una sonrisa antes de volver a juntar sus bocas con desesperación.

Levantó un poco la camisa de Harry para poder colar sus manos debajo de esta y tener contacto directo con su piel. Sintió las dulces mordidas en su labio inferior y quiso morir de felicidad.

– Creo que un hotel sería lo más apropiado para este tipo de situaciones indecorosas – la voz de Samantha inundó la habitación logrando que ambos se separaran de golpe.

Ambos se encontraban con las mejillas sonrojadas y los labios hinchados por los besos, pero aun así no pudieron evitar notar que ella llevaba en su mano una jaula para perros.

– ¿Una nueva jaula? – preguntó el de ojos verdes, intentando desviar la atención de la chica a otra cosa que no fueran sus notorias erecciones.
– Oh – reaccionó, saliendo de su trance – no.
Puso la jaula sobre el suelo para después abrir la pequeña reja dejando salir tres pequeños cachorros de pastor alemán realmente hermosos.
– Empezamos de nuevo – ella anunció, orgullosa.

Ambos sonrieron alegres, olvidándose de lo que instantes atrás había sucedido. Empezaron a atender a sus nuevos inquilinos dándoles las mejores atenciones y los instalaron en las jaulas ahora limpias donde antes se habían encontrado los perros que no habían tenido un buen final gracias a ese maldito psicópata.

Al pasar un par de horas, el móvil de Samantha comenzó a sonar y se alejó para contestar su llamada, volviendo unos instantes después con una sonrisa pintada en el rostro.

– Chicos, me tengo que ir – anunció, empezando a tomar sus cosas – cierren todo antes de irse para evitar cualquier otro incidente y por favor, les aconsejo que consigan de verdad un hotel por el bien de las mascotas.

Asintieron mientras la observaban salir del lugar, anunciándoles con un portazo que ya se había marchado dejándolos completamente solos de nuevo.

Harry miró a su novio con una sonrisa, levantando las cejas, divertido.

– ¿En qué nos quedamos?

Louis rio animado ante la pregunta de su novio y empezó a correr por la casa sabiendo que Harry lo seguiría. Llegaron hasta la sala de estar, donde el rizado lo alcanzó rodeando su cintura con sus brazos levantándolo ligeramente antes de volverlo a poner con los pies en el suelo.

Se miraron unos segundos antes de atacar sus labios nuevamente como si no lo hubieran hecho en años y eso fuera lo único que estuvieran esperando.

El de ojos azules sintió como las grandes y cálidas manos del rizado empezaban a deslizar su camisa fuera de su cuerpo, por lo que se separó y lo detuvo antes de que pudiera cumplir su objetivo.

– Aquí no, Hazz – susurró, sobre sus labios.
El rizado unió sus frentes soltando un suspiro y asintió lentamente antes de poder separarse un poco de su novio.
– De acuerdo – aceptó.

Acarició la mejilla del más alto agradecido y después de apagar todas las luces en el lugar y asegurarse de que todo estaba debidamente cerrado, se encaminaron a la puerta. Cuando Harry salió detrás del de ojos azules, volteó a la cerradura para asegurarse de que estaba debidamente cerrada.

– Interesante encuentro.

Su piel se erizó al reconocer la maldita voz a sus espaldas.

~*~

Ese día se había mantenido limpio de todo tipo de droga o sustancia que pudiera interferir en sus planes y había montado una guardia fuera de la casa en la que había entrado la semana anterior para deshacerse de todos esos sucios perros que ahí albergaban y dejarle un hermoso mensaje esperanzador a Harry.

Como era de esperar, él había querido presenciar la cara devastada del rizado al darse cuenta que su pequeño mundo lleno de dulces animalitos tiernos y personas felices se había acabado, pero todo había resultado contraproducente para él, aun con todo su esfuerzo, había visto al rizado sonreír y besar a aquel riquillo que para Nick sólo era un estorbo en el camino.

Ahora se encontraba nuevamente ahí, esperando como la vez anterior, pero ese día no iba a dejar un simple mensaje, iba a llevar a cabo todo su plan.

Los había visto entrar a la casa pues él había dejado a tres perros cachorros en la carretera para después darle aviso a la cuidadora de manera anónima sobre su ubicación, y ella obviamente, como toda mujer, se había emocionado y había citado a ambos chicos en la casa, tan predecible como él había pensado que sería.

Todo estaba absolutamente planeado desde su punto de vista. Ya que tres semanas antes, desde el momento en que se había enterado de todo lo que Harry solía hacer cuando estaba con el chico, mandó a uno de sus más fieles amigos a conquistar a aquella chica de nombre Samantha para que no fuera un estorbo.

Esa tarde, su amigo había llamado a Samantha para invitarla a salir y ella había aceptado rápidamente –  según su amigo – y no tardó mucho en abandonar la casa, dejando a los dos chicos completamente solos, tal y como él quería que sucediera.

Cuando vio al rizado salir de la casa junto con su novio, vio la oportunidad y salió de su escondite, no sin antes sacar su arma para apuntarlos en todo momento. Los ojos azules del riquillo se abrieron por la sorpresa o tal vez el miedo mientras Harry estaba distraído y él no pudo evitar pensar que eso era de lo más divertido.

– Interesante encuentro – pronunció, con la intención de llamar la atención del chico de rizos.

Notó como el cuerpo de Harry se tensaba antes de reaccionar y dar un paso enfrente para poner al chico adinerado detrás de él como si estuviera dispuesto a recibir una bala y morir para protegerlo, causando que el coraje que Nick llevaba consigo, creciera sin remedio.

– Nick – soltó el rizado, más tranquilo de lo que él había esperado que estaría.

En realidad aquello era lo único que se encontraba fuera de su plan, esperaba que el rizado temblara y llorara suplicando que baje el arma, más lo que tenía enfrente era completamente distinto.

– No protejas al riquillo – exigió, molesto – vuelve a ponerlo frente a ti antes de que te mate.

Su pistola apuntaba a Harry amenazadoramente y sabía que si halaba el gatillo, mataría al de ojos verdes sin ninguna posibilidad de error y eso no era lo que quería, simplemente se quería deshacer del otro chico para poder obligar a Harry a amarlo.

– Necesito hacerlo – contestó el rizado – él no nos sirve muerto, Nick. Lo necesitamos vivo para que pueda ir con sus padres para conseguirnos dinero.

Parpadeó varias veces desconcertado porque, mierda, eso verdaderamente no se lo esperaba.

– ¿Qué? – preguntó, confundido.
– ¿No es obvio? Nick, empecé a estar con él sólo para poder obtener su dinero y después poder ser feliz contigo.
– ¿Conmigo? – quería creer todos eso, pero en realidad estaba pasando demasiado rápido para su mente.
– Sí, sabes que aún te amo. Sólo contestaba a tus insultos para captar tu atención.

Sintió como sus manos temblaban en el acto y mierda, quiso abrazar a Harry, pero sabía que si lo hacía, el riquillo escaparía.

– ¿Qué tienes en mente? – le preguntó al de ojos verdes, porque eso era demasiado bueno para ser real.
– Bueno, tal vez dejar que el chico se vaya para que nos consiga una gran suma de dinero con sus adinerados padres, tu sabes, si no cumple bien podemos mandarlo a matar.

Sabía que había entrenado completamente bien a Harry, pero jamás pensó que llegara hasta aquel nivel.

– Ya lo escuchaste, niño – amenazó – dirás que hemos secuestrado a Harry y que necesitamos quinientos mil euros para dejarlo ir – dijo furioso, mientras el rizado se acercaba a él – llorarás y suplicaras por ese dinero a tus padres y si para mañana no lo has conseguido, terminaremos con toda tu maldita familia.

Miró al chico de ojos azules asentir nervioso mientras él se encargaba de agarrar a Harry del brazo bruscamente para halarlo con él hasta el auto que uno de sus amigos le había prestado.

~*~

Mientras se encontraba en el asiento del copiloto del auto en el que Nick lo había metido, rezaba internamente para que Louis se diera cuenta de que todo lo que él había dicho lo había inventado para mantenerlo a salvo de Nick y así pudiera ir corriendo por ayuda porque si de algo era consciente era de que no podría mantener esa farsa por mucho tiempo antes de vomitarle a su ex novio en la cara.

R O Y A L S [Larry Stylinson] Wattys 2020 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora