Epílogo.

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Miraba por la ventana sin poder evitar morderse las uñas. Era precisamente medio año desde el día en que Nick se había llevado a Harry consigo a la fuerza y el recuerdo seguía sintiéndose en cada momento.

A él le hubiera gustado actuar más rápido, pero el miedo y su torpeza no le habían ayudado mucho ese día. Estaba seguro de que en caso de que él hubiera sido el secuestrado, el rizado lo hubiera rescatado en un parpadeo... pero en su caso, hasta el sol había empezado a ponerse en el horizonte en el momento en que los policías rodearon la pequeña casa en malas condiciones donde Nick había encerrado al rizado.

Recordaba cómo había insistido con exageración a los policías para ir con ellos a rescatar a Harry mientras Gemma gimoteaba en el sofá, bañada en llanto, siendo consoladas por las palabras de apoyo que sus padres le daban.

Él no había podido llorar...

Él se había contenido...

Los oficiales finalmente habían cedido a sus suplicas y lo habían llevado con la simple condición de que se quedase dentro de una de las patrullas, a lo que él aceptó de inmediato.

Al rodear el lugar, muchos de los chicos que trabajaban con Nick salieron sin siquiera dar lucha, entregándose a los policías como si con eso fuesen a borrar todo lo que habían hecho. Nick, a diferencia de ellos, había intentado escapar de una manera veloz, pero uno de los policías actuó más rápido que él y lo detuvo al instante mientras él gritaba miles de maldiciones a los cuatro vientos.

Vio a todos, incluso a aquellos con los que había estado el maldito aquel día en que lo había visto por primera vez, pero Harry simplemente no aparecía. Su cuerpo había empezado a desesperarse dentro de aquella patrulla, así que salió de ésta en el momento en que escuchó "en el armario" siendo gritado por uno de los policías que estaban inspeccionando el lugar.

La ambulancia llegó, eso era algo que recordaba, la camilla con Harry en ella, el rizado en el hospital... todo aquello eran como fotografías en su mente, no corría como una película al igual que los recuerdos comunes, eran como lagunas oscuras en las cuales no quería meterse a averiguar porque sabía que si el recordar esas imágenes le dolía, recordar lo demás sería peor.

Pánico, eso era lo que había sufrido el rizado, por lo que había quedado inconsciente...

Admiraba a Harry, porque a pesar de todo su pasado, había superado una prueba más y había salido ileso de todo ese conflicto gracias a su inteligencia y el hecho de hacerle creer a Nick que realmente seguía enamorado de él. Era como uno de esos héroes, pero que no sale en los libros y de los que no se escribían historias ni se dibujaban historietas. Él era otro tipo, uno más sencillo, pues era un héroe que había luchado contra la vida injusta y que había salido victorioso hasta de los más difíciles momentos a los que se había enfrentado.

Después de que Harry había salido del hospital, simplemente había evitado hablar del tema y en realidad, todos actuaban como si nada hubiera pasado. Pero su novio se había quedado con algo y él lo podía notar al mirar esos ojos verdes llenos de miedo cuando entraban a algún lugar reducido, por lo que tuvo que empezar una serie de terapias.

El sonido de la puerta al abrirse lo sacó de sus pensamientos y él volteó al instante encontrándose con aquel chico que le seguía robando el aliento con sólo una simple mirada.

Una sonrisa se dibujó en su rostro y se acercó a él.

– Lamento haber llegado tarde – soltó, el rizado – aún no conozco bien las calles de esa nueva casa y – se rascó la cabeza, avergonzado – digamos que me perdí un poco.

Apretó los labios para reprimir la risa mientras analizaba el cambio en la forma de vestir del de ojos verdes. Con un simple vistazo se podía notar que su vida había cambiado, gracias a que el abogado había logrado quitarle a su egoísta familia todo lo que a él y Gemma les correspondía.

– ¿La trajiste? – desvió la conversación, para evitar soltar una broma a Harry por el hecho de haberse extraviado.

El rizado entrecerró sus ojos con sospecha, puesto que realmente sabía que Louis tenía una burla atorada en los labios, pero aun así asintió.

La carta donde le dirían si había sido aceptado en la Universidad de Londres había llegado esa mañana y el primero que se había enterado era Louis, siendo esa la razón por la que se encontraba en ese lugar. Harry no se sentía con el valor de abrir el sobre estando solo.

Rebuscó en el bolsillo trasero de esos ajustados pantalones que había empezado a usar, y sacó de él el sobre doblado a la mitad. Louis quiso llamarle la atención por el estado del documento pero pensó que lo mejor sería dejarlo para después.

– Aquí está – soltó su novio.

El de ojos azules sonrió porque sabía, estaba completamente seguro de que el rizado había sido aceptado en esa escuela porque él mismo había sido testigo de todo el esfuerzo que su novio había puesto en ello, de hecho, jamás se imaginó el llegar a verlo de esa manera, pero Harry realmente estaba decidido a estudiar leyes y poder defender a las personas que más lo necesitaban contra las injusticias del mundo.

Había sido una hora de risas cuando le informó a él y a sus amigos lo que quería estudiar, pues todos sabían del pasado del rizado, huyendo de las leyes y reglas, y el imaginarlo imponiéndolas y haciéndolas valer era en cierta forma un tanto bizarro.

Louis había tenido que pedirle disculpas una y otra vez por decir aquellas bromas, ya que Harry se había sentido mal por sus comentarios. Había dejado de contestar las llamadas de él, tanto como de los demás, incluso a Zayn le había apagado el teléfono... pero después de mucha insistencia por parte de todos, había cedido.

Miró las grandes manos de su novio abriendo el sobre para después extraer un papel que leyó detenidamente después de desdoblarlo. Él realmente quería descifrar su expresión, pero ésta no le decía nada acerca de lo que el chico frente a él estaba viendo.

– ¿Y bien? – preguntó, ya impaciente.

Cuando Harry negó con la cabeza con la tristeza dibujada en su rostro, Louis sintió como si un balde de agua helada hubiera caído sobre su cuerpo.

– Tiene que ser un error – replicó – es decir, tú te esforzaste mucho para presentar ese examen y pasarlo. No pueden decirte simplemente que no has quedado... podemos, no sé, enviar una carta para revisión o, Harry – no podía parar lo que decía mientras caminaba por la habitación  –  ¿no te gustaría estudiar economía? Es una gran carrera y la imparten en mi escuela, sólo es cuestión de...

La risa del rizado se escuchó por toda la habitación haciendo que Louis se detuviera de golpe. Lo miró abrazando su estómago por la risa mientras apretaba la hoja en una de sus manos.

El de ojos azules frunció el entrecejo y se acercó de él para arrebatarle la hoja. Leyó atentamente y abrió los ojos de la sorpresa... el maldito le había jugado una broma.

Sin poderse contener, golpeó el brazo de Harry mientras éste seguía riendo, completamente alegre.

– ¿Haz considerado estudiar actuación? – soltó la pregunta, molesto – te iría mejor en eso que siendo abogado.

Se cruzó de brazos y miró a Harry hasta que éste logró calmar su risa, para empezar a mirarlo completamente divertido. Notó que el más alto daba unos pasos hacia él, los mismos que él retrocedió al instante.

– Oh, vamos, riquillo – replicó, Harry, al notar su acción –. Eso realmente fue divertido, acéptalo.
– No lo fue – se quejó –. Me preocupé por ti.

Cuando empezó a contestar el rizado se acercó a él y lo abrazó por la cintura para después besar su mejilla con delicadeza sin dejar de sonreír.

– Lou, no volveré a hacer algo así.

Aquellos hermosos ojos verdes lo miraban directamente como si no existiera nada más en el mundo y sus piernas temblaron al sentir que también estaba observando su alma que se encontraba completamente perdida simplemente por tenerlo así, tan cerca de su cuerpo.

Poco a poco sus rostros se fueron acercando hasta que por fin se unieron en un dulce beso que les robó un par de suspiros durante el proceso. Sonrieron al separarse mientras esperaban que sus respiraciones se regularizaran.

– Te amo – susurró Harry, sin dejar de sonreír.

Acarició su nariz con la de su novio y no pudo evitar olvidar el enojo que había sentido hacía unos momentos, es que en realidad todo se le olvidaba cuando estaba frente a él sintiendo su calor y su dulce aroma.
– Yo te amo a ti.

El segundo beso no se hizo esperar para después terminar tumbados sobre la cama, Harry sobre el cuerpo de Louis mientras las caricias se hacían presentes sobre las prendas de ropa que aún se encontraban sobre sus cuerpos.

En el momento en que Louis menos se lo esperó, el rizado cambió de posición dejándolo a él arriba.

– Creo que ya te he hecho esperar demasiado – susurró, Harry, sonrojado.
– Yo... Hazz – acarició su mejilla con delicadeza – no quiero que te sientas presionado a hacerlo. Te dije que esperaría hasta que estuvieras completamente listo y seguro de hace...
– Quiero hacerlo – aseguró – confío completamente en ti.

Podía escuchar su propio corazón latir con rapidez y fuerza dentro de su pecho mientras los besos se empezaban a hacer constantes. Al preparar al rizado lo sintió temblar puesto que sabía que tenía miedo debido a las malas experiencias que había tenido que atravesar con Nick, pero cuando el primer gemido de placer escapó de los hinchados labios de su novio, todo el ambiente empezó a cambiar.

Estar dentro de Harry podría describirse como una de las mejores cosas que le habían pasado en la vida, no simplemente por el placer, sino porque también le hacía tener una sensación maravillosa de pertenencia y amor. A pesar de que había tardado un poco en cesar el dolor que el rizado había sentido, al final ambos habían alcanzado el orgasmo juntos, soltando palabras que solamente ellos entendían.

Louis se dejó caer sobre el cuerpo de su novio y después de regular su respiración, salió de su interior para acostarse a su lado, mirando el techo antes de voltear a verlo; Harry tenía los ojos cerrados y una pequeña sonrisa en los labios, el cabello se pegaba a su frente húmeda por el sudor y él no se resistió a la tentación de apartar esos rizos rebeldes.

– Mejor de lo que recordaba – murmuró el rizado, adormilado.

El de ojos azules no pudo contener una pequeña carcajada que hizo que el rizado ampliara su sonrisa mostrando esos adorables hoyuelos, que según Louis, eran la marca de su felicidad.

– No duermas, Hazz – pidió.

Con pesadez, el chico abrió los ojos y giró la cabeza para mirarlo mientras él alargó el brazo para abrir el cajón que se encontraba en uno de los muebles que se encontraba a un lado de la cama. Después de muchas quejas, por fin encontró lo que buscaba y sonrió ampliamente hacia su novio.

Louis se sentó en la cama y le mostró a Harry una pequeña caja, una de esas que el rizado había visto en los escaparates de las joyerías costosas del centro de Londres y estaba seguro de que su mente no le fallaba al recordar que dentro de ellas siempre mostraban esos costosos anillos "de compromiso".

Miró como el de ojos azules abrió la caja y para su sorpresa, dentro de ella se encontraba una simple llave.

– ¿Una llave? – preguntó, confundido.
– Hace un tiempo empecé a ver algunos apartamentos y... pensé que sería una gran idea si tú y yo... ya sabes... viviéramos juntos... ¿Quieres?

Harry sonrió ampliamente y asintió, tomando la llave de la caja como muestra de su completa aceptación.

– Pensé que me pedirías matrimonio – soltó, divertido.
– Oh, Dios... ¡No! – soltó una risa el de ojos azules, contagiando al rizado – aún somos demasiado jóvenes.
– Las películas de las televisiones de los estantes de las tiendas siempre terminaban en bodas completamente románticas y eso era lo que consideraban como su final feliz – dijo, con una sonrisa.
– Pero a nosotros nos falta aún mucho por recorrer juntos – tomó su mano – y te apuesto a que cuando menos lo esperemos, tendremos esa boda romántica.
– Nuestro final feliz.
– No, simplemente la continuación de nuestra felicidad.

Ambos se sonrieron enamorados, seguros de que ni siquiera todo el dinero del mundo podría comprar un momento tan hermoso como aquel.

R O Y A L S [Larry Stylinson] Wattys 2020 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora