Capítulo 27.

2.8K 259 13
                                    

Miraba desde lejos a la pareja de chicos abrazados en el pequeño parque a pesar de que era muy temprano en la mañana y de que era consciente de que ambos en ese momento deberían de estar en clases en sus respectivas escuelas.

Al principio él se negaba a sí mismo el hecho de ver a Harry en los brazos de alguien más, pero el tenerlos de frente así, abrazados como si nada más existiera a su alrededor, en verdad lo estaba enojando más de la cuenta y se empezaba a arrepentir de haber decidido seguirlos él mismo ese día.

Había mentido en muchas cosas a lo largo de su vida, pero Harry era lo único sincero que había tenido, porque sabía que el amor que el rizado en cierto momento le había brindado era realmente puro, pero sus errores lo habían orillado a perderlo y, en su afán de llamar su atención, simplemente había decidido molestarlo, ganándose más odio de parte del chico que rondaba por sus sueños todas las noches.

Sacudió la cabeza intentando alejar todos sus pensamientos y miró nuevamente hacia sus objetivos. Harry paseaba las manos por las mejillas del chico adinerado y le decía cosas mientras lo miraba con absoluto amor.

Él quería eso de vuelta. Quería las caricias y las palabras se Harry sólo para él, y aprovecharía eso para conseguir dinero, ya que al parecer ese chiquillo daría todo por el rizado. Así gozaría del cuerpo del chico de ojos verdes mientras gastaba el dinero del castaño… sus planes no podían fallar.

El beso lento que se dieron le dejó completamente claro que debía de actuar lo más pronto posible.

~*~

Tenía esa sensación en los labios que siempre se quedaba después de una larga sesión de besos mientras recordaba la manera en que los dedos del chico que amaba se sentían al acariciar su cabello, pero aun así no se sentía del todo tranquilo.

Haber visto llorar a Louis de esa manera le había dolido como jamás se imaginó que algo llegaría a dolerle. Quería tomar todo lo malo que Louis estaba pasando y alejarlo de él y si la única manera de hacerlo era tomando pertenencia de ese sentimiento, con gusto sentiría lo aceptaría con tal de no ver más lágrimas nublando esos hermosos ojos azules.

Le había costado mucho trabajo dejarlo ir en esas condiciones, pero al final Louis había ganado al argumentarle que lo que menos quería era que perdiera clases por estar con él aunque fueran momentos completamente difíciles.

Le hubiera gustado acompañarlo hasta su escuela para asegurarse de que todo estaba bien pero conocía tanto al chico que sabía que se negaría al instante en el que él se ofreciera a hacer tal cosa, pero es que ambos eran completamente tercos y tal vez eso era por lo que se habían enamorado desde un principio.

Sonrió a la nada pues eso era lo que hacía últimamente sin poderlo evitar y es que el recuerdo de Louis le llenaba el alma de una manera completamente extraña, pero que lo hacía sentir pleno, como si no necesitara más en el mundo que eso para ser absolutamente feliz.

Un pequeño empujón lo sacó de sus pensamientos logrando que casi cayera de la gastada banca de su escuela donde se encontraba sentado.

La risa de Zayn llegó a sus oídos y quiso golpearlo por eso, pero se contuvo.

– Debiste de ver tu cara – dijo el moreno, para después soltar otra risa realmente fuerte.

Unos chicos que iban pasando se les quedaron viendo completamente desorientados por su comportamiento ya que ellos casi nunca reían en ese lugar. Harry les clavó su mirada verde cargada de un enojo fingido logrando que ellos prácticamente salieran corriendo de ahí.

– No es divertido – soltó, sabiendo que su amigo ni siquiera había notado lo que había pasado anteriormente.
– Claro que lo es – se defendió.

Bufó y rodó los ojos con fastidio, sabía que no podía competir cuando su amigo se ponía en ese estado; se levantó para volver a sentarse en su banca esperando conseguir un poco de tranquilidad si se mantenía en silencio.

– ¿En qué pensabas?

Lo miró con atención y sabía que él era la persona adecuada para hablar sobre lo que rondaba por su cabeza.

– Los padres de Louis saben de lo nuestro – tomó aire ya que a él mismo le costaba admitir que se sentía un poco decepcionado – no están de acuerdo.

La cara de Zayn cambió en un instante y Harry supo que su amigo se encontraba por completo molesto.

– No puedo creerlo – soltó  –  ¿Por qué no lo aceptaron?
– Es obvio, Zayn – rodó los ojos – no soy del mismo nivel social. Ni siquiera les enojó el hecho de que su hijo fuera gay; eso lo tomaron con el mejor humor del mundo, según Louis.
– Los padres de Liam no hicieron algo así – miró alrededor como si estuviera buscando una respuesta – pero, ¿sabes algo?
– ¿Qué cosa?
– Si lo hubieran hecho, yo hubiera ido hasta donde ellos se encontraban para dejarles en claro que dijeran lo que dijeran no iba a dejar a su hijo, porque es y será el amor de mi vida.

Durante los años a él le había tocado aconsejar a Zayn para que no cometiera errores ni creyera en cualquier cosa que escuchaba o veía, y realmente le estaba sorprendiendo el hecho de que los papeles se hayan invertido, pero al final de cuentas, era su amigo el que sabía mucho más del amor.

– ¿Crees que eso sea lo correcto? – preguntó, inseguro.
– Más que seguro – asintió – tienes que enfrentarlos, sino los separarán y eso ni siquiera debería de ser una opción para ti.
– No lo es – aseguró.
– A eso me refiero.

Se puso de pie y empezó a caminar, sentía que en ese preciso momento tenía que llegar hasta donde se encontraban los padres del chico de ojos azules para tener una seria conversación con ellos.

– ¡Harry! – lo llamó, Zayn  –  ¿A dónde carajo vas?
– ¡Tengo que hacerlo ahora antes de que me dé un ataque de cobardía! – gritó, sin voltear a ver.

Cuando se dio cuenta ya se encontraba corriendo por las calles sintiéndose más decidido que nunca de lo que debía de hacer.

~*~

Todo se encontraba en un incómodo silencio y a pesar de que él intentaba matar esa incomodidad, nada lo ayudaba; el consultorio completamente pintado de blanco le hizo sentir por primera vez como si se encontrara perdido y a pesar de que levantaba la mirada una y otra vez para encontrar el momento oportuno para hablar, su esposa seguía escribiendo sobre una hoja con unos lentes puestos.

Mark sabía que Jay no necesitaba ni siquiera utilizar la mano para escribir ya que había una máquina y una computadora para hacerlo, así que en ese punto había empezado a pensar que eso lo estaba haciendo simplemente para ignorar la discusión que ambos sabían que debían de tener, principalmente por el bien de su hijo que en ese momento los necesitaba más que nunca.

Rodó los ojos cansado, para después soltar un suspiro, decidiendo que ya estaba harto de la situación, principalmente del hecho de tener a su esposa sentada enfrente mientras fingía que escribía algo sumamente importante, pero estaba seguro de que si en verdad ella estuviera escribiendo, mínimo ya habría cambiado de hoja o armado una novela, pero seguía en la misma.

– Creí que tendríamos más consultas hoy – empezó, intentando primero entablar una conversación completamente casual.
– Hum…
– Ya sabes, la gente suele venir cuando estamos en casa y no en el hospital.

Aquella había sido su única respuesta, y sabía que no recibiría nada más si no la presionaba con ello siendo completamente directo.

– ¿Por qué le negaste a Louis estar con la persona que quiere? – recargó sus codos en la mesa mirándola fijamente mientras esperaba una respuesta coherente.

Ella suspiró y dejó caer el bolígrafo descuidadamente sobre su propia mesa. Pasó sus manos por el cabello largo y miró a su esposo por primera vez desde que habían llegado a su lugar de trabajo.

– No es para él, Mark – soltó – no tiene las condiciones económicas correctas como para siquiera plantearse un futuro a su lado. No tendrá nada que ofrecerle.
– Así como tú no tenías nada que ofrecerme a mí cuando nos conocimos – le recordó.
– Es por eso, lo sé y no quiero que sufra del rechazo por el que nosotros tuvimos que pasar.
– ¿Eres feliz?
– Por supuesto – dijo, segura.
– Entonces para mí, todo eso valió la pena.

Lo miró atentamente y él supo que había conseguido mover algo en el interior de su esposa.

– Soy la peor madre del mundo – murmuró, pasando sus manos por su rostro con frustración.
– Sólo es cuestión de que te disculpes y lo dejes tomar el camino hacia su felicidad.
– ¿Crees que me disculpe? Tal vez debería de hacerle un pastel a Harry.

Mark comenzó a reír animadamente ante la desesperación de Jay por enmendar las cosas y eso le recordó, como todos los días, las mil razones por las que se había enamorado perdidamente de ella.

~*~

Entrar a la casa de los Tomlinson no fue del todo difícil ya que todos los del servicio de la casa lo conocían y simplemente se limitaban a saludarlo animadamente mientras él iba avanzando hasta donde sabía que los padres de Louis se encontraban.

Llegó a la sala de espera del consultorio que tenían en casa y vio a su hermana sentada en su lugar leyendo una revista mientras todo se encontraba completamente desierto como si la gente nunca se enfermara ni necesitaran de atención médica.

Su hermana bajó la revista rápidamente por el sonido de sus pasos golpeando en el suelo de madera y le sonrió alegremente pero él simplemente la ignoró, caminando hasta la puerta del consultorio de los doctores Tomlinson golpeándola tres veces al estar frente a ella.

– ¡Harry! – le gritó Gemma, completamente asustada por su manera de actuar  –  ¿Qué se supone que estás haciendo? – preguntó, tirando de él para que la mirara.
– Tengo que hablar con los doctores Tom…
– ¡Hola! – la voz de Mark los interrumpió y ambos voltearon a mirarlo rápidamente.
– Yo… lo siento doctor, es sólo que mi hermano enloqueció y yo realmente intenté detenerlo pero él es muy ter…
– Está bien, Gemma – le restó importancia – aun así, nosotros teníamos que hablar con Harry.

Los hermanos se sorprendieron ante las palabras del doctor, pero no dijeron nada ante ello.

– ¿Nos acompañas a la sala de estar? – preguntó, directamente al rizado.
– Cl-claro.

El doctor Mark llamó a su esposa y cuando ella se acercó, ellos empezaron a caminar frente a Harry como clara señal de que debía de seguirlos y él lo hizo rápidamente después de salir de su sorpresa puesto que en realidad esperaba que el señor lo esperara con su escopeta de casería para poder matarlo como una presa indefensa por el simple hecho de estar saliendo con su único hijo.

Cuando llegaron a la sala de estar, ambos se dejaron caer uno al lado del otro en uno de los sofás para después indicarle a Harry que imitara su acción y tomara asiento en alguno de los sofás que quedaban libres.

– Yo…  –  empezó – señores Tomlinson, yo… yo quiero a Louis más de lo que pueden imaginar y realmente quiero estar a su lado, pero no nos podemos sentir completamente tranquilos sabiendo que ustedes no están de acuerdo con que nosotros estemos juntos. Les prometo hacer todo lo que ustedes quieran con tal de que nos dejen estar juntos, puedo cambiar todo lo que ustedes quieran y podría ir a unas clases de etiqueta si mi falta de modales es lo que les molesta, pero no aparten a Louis de mi lado porque él es mi motivación para todo lo que hago día a día, sin él no sé ni siquiera cómo funcionaría, todo sería completamente inútil y aburrido sin él – hasta ese punto se encontraba tan nervioso que ni siquiera sabía qué rayos estaba diciendo – e-estoy simplemente yendo a la escuela para poder crear un futuro para ambos y…
– Harry – lo llamó, Jay, con una sonrisa pintada en el rostro, logrando que el chico por fin parara de hablar – es mi culpa, yo reaccioné realmente mal ante la noticia por cuestiones de nuestro pasado, pero ahora está bien, no estamos en contra de eso.
– ¿No lo están? – la voz aguda de Louis se escuchó a sus espaldas y todos voltearon a mirarlo.

El de ojos azules se encontraba de pie en la entrada de la casa con el uniforme de su costosa universidad puesta, con la cara llena de sorpresa y un toque de felicidad.

– No, Louis – confirmó, su padre.
– Aparte de todo, este chico tiene mucho valor – halagó, Jay – vino a enfrentarnos por ti.
Ambos chicos rieron avergonzados y después de hablar un poco más con los padres del de ojos azules, ambos se dieron una mirada cómplice sabiendo que lo suyo realmente iba a funcionar y tenían un futuro prometedor, juntos.

R O Y A L S [Larry Stylinson] Wattys 2020 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora