Uno.

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Arribar a Japón fue más difícil de lo que creyó en un inicio. Su vida debía cambiar radicalmente; tenía que dominar por completo un idioma que solo estudio por menos de un año; vivir en un entorno completamente diferente al que frecuentaba, y sobre todo, debía dejar de pensar que su madre iría a buscarle. Simplemente, tenía que adaptarse a la idea de que ahora sus tíos eran su única familia. Era aún un niño, pero todo ese caos le causaba estrés de solo pensarlo.

Su tío ya lo había dicho, el tiempo como la distancia siempre eran buenos sanadores de heridas profundas, y Poe necesitaba alejarse de todo aquello que dañaba su corta vida. Aún sabiendo eso, le costó un par de meses adaptarse, meses en los que se negaba a salir de casa solo. Zelda tuvo que convencerle con cientos de palabras (y sobornos) de asistir a su último año de preescolar ahí, asegurándole que de esa forma sería más sencillo el adaptarse y mantendría a su madre feliz.

Allan finalmente termino aceptando.

Sus tíos no tardaron en inscribirle en la mejor escuela del lugar, su tía se encargándose de comprar cuanto material pidieron en la escuela en un tiempo récord, realmente, lucía feliz de ver que su sobrino finalmente comenzaba a adaptarse al cambio.

Poe casi se desmaya descubrir los extensos horarios de las escuelas japonesas y las enormes diferencias entre las escuelas de su país con esas, pero aún así, estuvo listo a la hora acordada para ir a su primer día de clases.

En su inocencia, había creído que todo el mundo querría ser su amigo, sin embargo, para su pesar, descubrió la terrible ansiedad que le producía el tratar de entablar cualquier tipo de comunicación con alguien más.

O así había sido hasta que clavo su vista en un par de orbes esmeralda el primer día de clases.

Artes había sido su primera clase en el día, y todos habían alabado el excelente dibujo de Poe que resultó ser un pequeño cuervo. El chico de ojos verdes entonces se había aclarado la garganta para llamar la atención de todos y mostró en su caballete el dibujo de un... ¿conejo? ¿un pato? Ni siquiera en el futuro, Poe entendería que era aquello que había dibujado, pero al parecer, el resto de niños sí.

Recibió el triple de felicitaciones que él.

Y ese chico únicamente le había dedico una sonrisa de autosuficiencia antes de hablar con el niño rubio a su costado y volverlo su amigo, haciéndolo lucir tan fácil.

Poe frunció el ceño.

Pretendiendo imitarle, y, de ser posible, mostrar ser mejor en ello; el pequeño castaño intento entablar conversación con una chica pelirroja sentada en el taburete a lado suyo... Aunque a escasos segundos después de pronunciar un simple "hola", su mente había quedado en blanco. Ganó alguien más en su lista de personas que le llamaban "raro" en lugar de una amistad como era el objetivo.

Aún molesto, se dispuso a colorear el cuervo con tonos oscuros, ignorando las múltiples miradas curiosas que el ojiverde de antes le dirigía.





Ese mismo día durante el primer receso, el azabache le había ofrecido unos caramelos seguido de una pequeña sonrisa y un: "Te gane" que había hecho rabiar al pequeño Edgar. Incluso ofreció su mano sin notar la molestia del contrario.

— Soy Ranpo Edogawa, ¡futuro detective! ¿Y tú?

— Edgar... Edgar Allan Poe.

Había susurrado sin abandonar aquel gesto de enfado en su rostro. Si Ranpo lo notaba, simplemente lo ignoraba. De pie, aun con esa sonrisa en su rostro y la palma extendida en su dirección, se atrevió a hacer una pregunta.

— ¿Quieres ser mi amigo?

— No.

Había respondido de manera automática. Allan no quería ser amigo de un prepotente y presumido como ese chico, pero hubo algo más que le hizo planteárselo.

— Seamos enemigos.

Y la cara de confusión total de Edogawa lo explico todo.

— Que rara manera de llamar a los amigos... ¡Pero esta bien!

Y sin borrar su sonrisa dio media vuelta dispuesto a irse, seguramente, a presumir su nuevo logro... El primer día y no había hecho amigos, pero había hecho un enemigo que valía más que mil de esos.

— ¡H-hagamos una promesa!

A pesar de su introvertida personalidad, la voz de Poe logro sonar lo suficientemente alta para atraer la atención de Ranpo de nueva cuenta, logrando que detuviese su andar.

— ¿Qué promesa? — Pregunto está vez sentándose frente a él. — Si es darte un dulce al día, desde ahora la rechazo.

— ¿Qué? ¡no ese tipo de promesas!

— Oh bueno, entonces​ acepto.

Musitó con una sonrisa sin dejar de verlo. Poe le devolvió la mirada confundido.

— Ni siquiera sabes que te pediré aún.

—  Confío en ti. Vamos, vamos, ya acepte.

— Eso no tiene sentido, ni siquiera me conoces.

— Pero ya somos enemigos, ¿no? Los enemigos se conocen más que los amigos. — Ranpo llevó una mano a su barbilla de forma pensativa, ignorando la mirada del mayor.— Una vez vi un cómic que trajo un chico de tercero... Superman. Ahí también hay enemigos, ¿sabías? Lex Luthor y Clark Kent son enemigos. Lex sabe más de Clark que Louisa. ¡Hasta sabe que él es Superman y Louisa sigue sin siquiera imaginarlo! ¿¡Entiendes!? — Ranpo preguntó mostrando repentino ánimo por el tema. Poe le miraba sin comprender. El azabache suspiró con fastidio al notar su expresión de incomprensión.— Bueno, si no funciona con DC... — Entrecerró los ojos un par de segundos antes de chasquear los dedos recordando algo.— ¡Entonces Marvel! Es como Thor y Loki. — Comenzó de nueva cuenta. — Loki es un villano y natural enemigo de Thor, pero se conocen mejor que nadie más y tratan de ser mejor por el otro... O bueno, a veces, antes que Loki se vuelva loco... El punto es que a veces se ayudan aunque no deban y casi siempre quieren ser mejores para superar al otro, aunque cuando pueden matarse jamás lo hacen, supongo que a su manera se aprecian... Ya sabes, no habría un Lex Luthor sin un Superman ni un Thor sin un Loki... Tú serás Lex y yo Clark, y para que no te quejes que yo soy el héroe, entonces también seré Loki y tú serás Thor, ¿de acuerdo? Así no habrá un Ranpo sin un... ¿Poe, cierto? — Poe asintió sin haber entendido una palabra, pero Ranpo pareció satisfecho con su resultado. - Entonces yo prometeré lo que quieras si tú prometes eso.

Poe acepto con una sonrisa.

— Creo que.... Los dos queremos lo mismo. — Extendió su mano esperando que Ranpo la tomase.— No llamaras rival a nadie más que a mi.

Ranpo sonrió con diversión.

— Es una promesa.

Y estrechando la mano adversa, cerraron su pacto.

Nadie más sería digno de usurpar el lugar del otro, ni podría calar en su corazón tan profundo como ellos lo hacían.

Rivals. 『RanPoe, Fanfic』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora