Ocho.

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La botella se rompió con brusquedad en el suelo, comenzando a manchar con refresco la acera.

— ¿Qué?

Allan le miro. De alguna forma, ya sabía que aquello pasaría.

— Me aceptaron en la universidad de Cambridge, Ranpo. Me iré después de la graduación.

El azabache mantenía sus labios fuertemente apretados. Casi 12 años de conocerlo y jamás lo había visto tan furioso por algo que él hiciera como ahora.

— No me habías dicho nada... ¡Dijiste que no querías volver a Reino unido!

— No somos amigos. No había necesidad de decírtelo... Lo hago por... respeto supongo.

Un puño impacto de lleno en su rostro. Escupió la sangre de su boca, sin embargo, no se movió de su lugar ni parecía lucir molesto... Ciertamente, no mantenía ninguna expresión en su rostro y aquello era sin duda lo que más estaba frustrando a Ranpo.

— ¡Somos más que amigos!

Sus gritos atrajeron la atención de algunos curiosos. Una mueca apareció en el rostro del mayor.

— No lo digas de esa forma, suena... Suena extraño.

El ojiverde tuvo que retener el impulso de terminar de romper sus dientes. Poe le miraba únicamente, como si esperase algo más, pero Ranpo simplemente dio media vuelta y se alejó dejándole solo. Suspiro.

17 años y Ranpo aún usaba la ley del hielo cuando se enfadaba con él.

Le siguió con la mirada y agradeció haberlo hecho, pues no había dado ni diez pasos cuando sus piernas temblaron y su peso le hizo caer al suelo antes de comenzar a vomitar.

— ¡RANPO!

Corrió hacía él pero al tratar de levantarle, el ojiverde le separó de un manotazo.

— Vete.

— Pero-

— ¡Que te vayas!

Ranpo limpio su boca con enojo, Poe apretó los labios, ¿cómo podía pedirle que le dejara en semejante estado? Sin embargo, conocía a Ranpo mejor que nadie, si no se iba, era capaz de hacer algo peor, así que mostrándose resignado, se levantó comenzando a caminar en dirección contraria.

Saco su teléfono y marco un número que se había obligado a aprender de memoria luego del primer desmayo de Ranpo en la escuela gracias a la anemia. ¹

Al segundo timbre, su llamada fue atendida.

— Fukuzawa-san, estamos en Chukagai, Ranpo se ha puesto mal... No, no lo he golpeado, está vomitando y no me quiere ahí... Sí... Sí, yo le explicaré después. — Detuvo sus pasos al llegar a la esquina de la calle, posicionándose en un lugar estratégico para poder observar a Ranpo sin que esté notase que aún continuaba ahí. Por fortuna, un par de chicos extraños pararon a ayudar a Edogawa y ahora al menos, se encontraba sentado.— De acuerdo... Si, está sentado frente a la fuente, un chico pelirrojo le está ayudando... No, no sufrió un desmayo... Si, esperaré aquí.

Suspiro colgando la llamada. A Ranpo no le gustaría saber qué había llamado a Fukuzawa... mucho menos le gustaría saber que venía con Yosano, dispuestos a llevarlo al hospital.

Presto atención de nueva cuenta a la escena delante suyo.

El chico pelirrojo que ayudo a Ranpo parecía saber lo que ocurría con él, y, a juzgar por lo que veía, había enviado al chico castaño que le acompañaba por algo mientras esté aún estaba a su lado, aparentemente, tratando de tranquilizarle. Poe chasqueo la lengua, a esa distancia poco era lo que oía, encima, Ranpo lucía muy a gusto con el pelirrojo.

Rivals. 『RanPoe, Fanfic』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora