Veintiséis.

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« Quise que estuvieras siempre conmigo y que no te fueras nunca de aquí, hago lo que puedo para ñ alcanzarte otra vez y... ¿Dime por qué es que sigo llorando? ¿Qué fue lo que hiciste dentro de mi? Pronto la distancia entre nosotros ya no existe. »

- Akatsuki Arrival.

El cielo comenzó a llorar cuando la tumba blanca llego para una última despedida

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El cielo comenzó a llorar cuando la tumba blanca llego para una última despedida. Fukuzawa fue el primero en dar un paso adelante, y con lágrimas en los ojos, depósito una rosa roja. Yosano le siguió, y pronto el resto de sus amigos hacían lo propio, llenando la impoluta tumba con un rojo vivo por aquellas flores.

Poe seguía paralizado en una esquina, observando todo como si de una cinemática se tratase. Sus ojos picaban con lágrimas, pero ninguna era capaz de salir, ni siquiera cuando la tumba fue llevada lejos y una pantalla que mostraba la incineración se quedó en su lugar.

Dió media vuelta, saliendo sin más del lugar. Caminó por el verde jardín donde distintas lápidas descansaban, en dirección a la única que le importaba en aquel momento. Dejó que la lluvia le mojase sin protesta, y cuando todos llegaron para enterrar en aquel lugar algo conmemorativo, él siguió con su mente lejos hasta terminar. Solo entonces, dejo el ramo que había traído consigo.

Los lirios blancos que ahora adornaban la lápida de mármol se veían teñidos por lágrimas ajenas y gotas de lluvias. Acarició suavemente el texto inscrito en el mármol, repasando los kanjis que formaban el nombre de Edogawa con devoción.

Sus amigos estaban cerca, mirando desde dentro del lugar, pero dándole su espacio y lo agradeció inmensamente cuando de su bolsillo, sacó un papel ya arrugado por el tiempo. La noche de Navidad, cuando finalmente había confesado su amor, había recibido aquello, jurando abrirlo cuando fuese el momento... Asumía que ese era.

Su sonrisa se quebró y un sollozo escapó de sus labios. Una única frase estaba escrita en el frente de aquel viejo papel ya arrugado por el tiempo.

" No mires hacía atrás nunca más... vas recién a la mitad de tu camino."

Abrió por completo la carta, y lo primero que captó fue un título, y pronto, un poema que terminó por quebrar su corazón.


«No me aflige que mi cuota de mundo
Tenga poco de terrenal en ella;
Ni que años de amor, en un minuto
De rencor, se esfumen sin dejar huella.

No lamento que los desvalidos
Sean, querido, más dichosos que yo,
Pero sí que sufras por mi destino,
Siendo un pasajero como soy.

No es que mis fuentes de dicha
Sean extrañas, llorosas-
O que la emoción de un simple beso
Haya paralizado tantos años.

Rivals. 『RanPoe, Fanfic』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora